LA TRINIDAD: ¿VERDAD BÍBLICA
O INVENCIÓN
HUMANA?
Instituto Teológico
“Baxter” Honduras
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Introducción:
Una de las doctrinas fundamentales de la
llamada “Cristiandad” es La Santísima Trinidad, que es definida
como tres personas divinas en una sola esencia. Es decir, se define como que El
Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son tres personas divinas que comparten una
sola esencia. Luego nos dicen que estas tres personas son distintas pero a la
vez son un solo Dios Verdadero.
La Trinidad es considerada como un MISTERIO,
pues no se la puede concebir totalmente con nuestra mente finita. En realidad
resulta muy difícil comprender cómo tres personas divinas y distintas puedan
constituir un solo Dios verdadero. Escapa a toda la lógica y razonamiento
humanos. En realidad millones de trinitarios han aceptado ese dogma por la “fe”
más que por la fuerza de la razón misma. No obstante, la fe y la razón deben ir
de la mano. La fe debe estar sustentada en la razón, pues sino sería una fe
ciega. Por ejemplo, tenemos fe que existe Dios porque alguien tuvo que haber
creado este enorme reloj que es el universo regido por leyes. Las leyes
implican un Legislador, y Ése, por la razón misma, es Dios.
Lo cierto de todo es que ni Cristo ni sus
discípulos, hasta el siglo IV, creyeron en la Trinidad. Para ellos “Dios no era un Dios de confusión
sino de paz” (1 Corintios 14:33). El Dios Trino es un Dios confuso que trae
discordias y disputas. En la Biblia no existe la palabra Trinidad, y tampoco se
encuentra ningún texto canónico
que diga que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son un solo Dios. El único
texto que podría probar esa creencia Trinitaria es 1 Juan 5:7, texto que fue
interpolado siglos después, y en consecuencia se le reconoce como espúreo por
los eruditos bíblicos.
Origen de la Trinidad:
Sí, la Trinidad fue desconocida por un
espacio de casi 400 años (Siglo IV) partiendo del nacimiento de
Cristo, y sólo fue formulada de a pocos en los Concilios de Nicea (325 d.C), y de Constantinopla (381 d.C). En el Concilio de Nicea se
formuló lo que se llama la “semi-Trinidad”, es decir, se llegó a
la conclusión que el Hijo era igualmente “Dios” con el Padre, de su misma
substancia y esencia. Por tanto el Hijo es verdadero Dios del Verdadero Dios.
Del Espíritu Santo nada se discutió ni se concluyó.
Fue en el Concilio de Constantinopla (381 d.C) donde se incluyeron
frases en el credo por las cuales se afirmaba que el Espíritu Santo había de
ser adorado y glorificado con el Padre, que él procedía del Padre, y que era él
quien hacía la revelación. Y en el Concilio
de Calcedonia (451 d.C) se hizo más explícita la declaración
hecha en el Concilio de Constantinopla. Por esto la Nueva Enciclopedia Católica, 1967, dice de la
“Trinidad”: ...la fórmula dogmática “Un Dios en tres
Personas”... fue el producto de tres siglos de desarrollo doctrinal”. Y
en su libro La Iglesia de
los Primeros Tres
Siglos, Alvan Lamson dice: “...La moderna doctrina de la Trinidad no se haya en ningún
documento o reliquia perteneciente a la Iglesia de los primeros tres siglos...”
Eduardo Gibbon dice, en su prefacio de su libro Historia del Cristianismo: “Sí el paganismo fue conquistado por el
cristianismo, es igualmente cierto que el cristianismo fue corrompido por el
paganismo. El Deísmo puro de los primeros cristianos...fue cambiado, por la
iglesia de Roma, por el incomprensible dogma de la Trinidad. Muchos de los dogmas
paganos, inventados por los egipcios e idealizados por Platón, fueron retenidos
como merecedores de ser creídos.”
Además, H.G. Wells en su Perfil de
la Historia, pág.421 dice: “Veremos
cómo, después, toda la cristiandad se volvió a las disputas sobre la Trinidad.
No hay una clara evidencia de que los apóstoles de Jesús aceptaran esa doctrina.”
Pero la idea de la Trinidad es reconocida
en las religiones antiguas de las naciones paganas.
En las mitologías de los Griegos, Persas, Egipcios, Indios, Babilonios, Chinos,
Islándicos, Fenicios, y Japoneses hallamos triadas de dioses, o dioses trinos.
La Trinidad Hindú estaba conformada
por los dioses Brahma, Vishnú y Shiva.
La Trinidad Griega estaba conformada
por los dioses Zeus, Athena, y Apolo.
Decían sus creyentes que los tres “concordaban
en uno”. La Trinidad romana eran
sus dioses Júpiter, Mercurio, y Venus.
Estos dioses trinos se fueron asimilando dentro de las naciones
conquistadas.
Cómo Entró la Trinidad en la Iglesia:
Existen evidencias de conceptos Trinitarios
siendo introducidos por cristianos convertidos del paganismo posiblemente tan
temprano como la última parte del siglo I. La incorporación gradual de
ideologías paganas en la doctrina y práctica cristiana se produjo por la interacción
de 4 componentes históricos:
1.- Los apóstoles, quienes fueron sólidos
en su conocimiento y aplicación de la Palabra de Dios, habían muerto. Su apego
a las doctrinas originales de Dios ya no era de ejemplo viviente a los
seguidores.
2.- La anticipación del “rápido” regreso de
Cristo en las mentes de muchos cristianos decayó con el correr del tiempo.
3.- Muchos paganos que se convirtieron al
cristianismo siguieron manteniendo algunas de sus creencias y prácticas
anteriores. Así, la doctrina cristiana pura original se corrompió rápidamente.
4.- Debido a estos tres elementos
anteriores, mucha gente empezó a anticipar un nuevo revivamiento o una nueva
administración en reemplazo del viejo.
Incluso Pablo, mientras estaba vivo
predicando el evangelio, tuvo que hacer frente a creyentes que querían
modificar la Palabra de Dios a su satisfacción o capricho. Tomemos nota que la
apostasía de la iglesia comenzó al poco tiempo, después de la mitad del siglo
I, hacia el final del ministerio de Pablo. En esta época, dos sectas mayores,
los Ebionitas y los Gnósticos hicieron su aparición.
Los Ebionitas
eran los cristianos judaizantes quienes plagaron a Pablo con sus ideas
de seguir guardando la ley y Obedeciendo el Antiguo Testamento. Mientras que
algunos creían que Cristo nació sobrenaturalmente como hombre, otros creyeron
que Cristo fue el hijo concebido entre José y María.
Los Gnósticos
como secta tuvo sus raíces en la filosofía Griega y en las ideas religiosas.
Ellos creían que Cristo era una Deidad, y su cuerpo físico era una apariencia o
algo que él había tomado prestado temporalmente. (Ver Una Historia de la Iglesia Cristiana, pp. 53-7, por Hase).
El Docetismo
apareció en la última mitad del siglo II. Era, de hecho, sólo otra forma de
gnosticismo. Con la idea de remover al autor de todo bien del contacto con la
materia, la cual los docetistas la consideraban maligna, ellos buscaron la
ayuda de la filosofía oriental con la idea de poblar el espacio entre Dios y la
materia con una vasta sucesión de seres super humanos como mediadores entre
Dios y el mundo. Éstos, emanando de la Deidad, fueron llamados AEONES; entre éstos el de mayor
rango era Cristo. Muchos de ellos imaginaron que Jesús fue un mero hombre, y
mantuvieron que el AEON Cristo descendió sobre el hombre Jesús en su bautismo,
y que después lo dejó inmediatamente antes de su crucifixión, de modo que
Cristo no fue, sujeto a dolor y muerte; en tanto que otros sostuvieron que el
cuerpo, con el cual Cristo pareció estar investido, no era realmente humano y transmisible,
sino insubstancial o etéreo, o, al menos inmaterial: Estos últimos fueron
llamados docetistas. Aquí vemos a un Cristo preexistente fuera del mundo que
baja a la tierra para obrar en Jesús. Imaginémonos que clase de Jesús
tendríamos con la mezcla del gnosticismo y el docetismo. ¡Obviamente un “Jesúcristo-Dios”
preexistente antes de su nacimiento
humano!
De acuerdo a fuentes seculares, el Apóstol
Juan fue el único apóstol que vivió a finales del siglo I, y durante el cual él
escribió sus epístolas del Nuevo Testamento y su Evangelio. El Evangelio de
Juan sirvió para esclarecer que Cristo es el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre.
Por tanto este Evangelio de San Juan establece la verdad de la Palabra de Dios
de que Cristo es el Hijo de Dios no
“Dios el Hijo” o “Dios Mismo”. Se puede afirmar que los escritos
juaninos combaten el concepto gnóstico de un Jesús Dios, no humano. En su
Primera Epístola, Juan contraataca ese pensamiento gnóstico en el capítulo 4 y
verso 3.
También Pablo afirmó que en sus días ya
estaba en acción “El misterio de
iniquidad” (2 Tesalonisenses 2:7). Y también Pablo aconseja a Timteo: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha
encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos
de la falsamente llamada ciencia (Gr. GNOSIS)” (1 Timoteo 6:20). Aquí
Pablo hace una clara alusión al gnosticismo de su época.
Con el surgimiento de varias sectas, la
verdad de la Palabra de Dios vino a estar infiltrada por la adoración
idolátrica y las teorías. Los cristianos gradualmente aceptaron los elementos
foráneos introducidos en sus enseñanzas.
La Trinidad se originó inicialmente en la
filosofía de Platón, el filósofo Griego que vivió unos 400 años antes de
Cristo. Un erudito Inglés ha observado que “el germen de todas las ideas, incluso de muchas del cristianismo, se
puden encontrar en Platón.” (Gerardo S. Sloyan, Las Tres Personas en un Dios, p.31). Por cierto que antes de Platón
hubo triadas en los pueblos antiguos de Egipto, Babilonia, China, India, etc.
Eso ya lo explicamos antes.
Hans Kung, el reconocido teólogo católico de origen
alemán, dice: “Si tomamos el Nuevo Testamento como un criterio, no podemos negar
que el Concilio de Nicea ciertamente mantuvo el mensaje del Nuevo Testamento y
no lo helenizó totalmente. Pero es igualmente fuera de toda disputa que el
concilio permaneció enteramente aprisionado en conceptos, nociones, y modelos
Helenísticos los cuales hubieran sido totalmente desconocidos para el Judío
Jesús de Nazaret y la comunidad más antigua (de creyentes)...” (Cristianismo: Esencia, Historia y Futuro,
p. 182).
También Hans Kung culpa al dogma de la Trinidad por el poco avance del
cristianismo en el mundo musulmán. Para los islámicos, la creencia en un solo
Dios “Alá” es fundamental.
Alá no es un Dios trino como lo es el Dios de muchos cristianos Trinitarios.
Por eso los musulmanes ven con horror cómo la cristiandad ha aceptado un Dios
Trino, lo cual no va en armonía con su creencia monoteísta. Mientras se
mantenga el dogma de la Trinidad, no se podrán convertir a más musulmanes para
Cristo.
Los cristianos contamos con la Biblia a fin
de documentarnos de sobre la persona del Hijo de Dios. Es lógico concluir que
si Cristo era Dios verdadero, él mismo debió enseñarlo a sus apóstoles, y éstos
a sus discípulos. Pero: ¿Dijo Jesús que él era Dios como Su Padre es Dios?
¿Dijo él que el Espíritu Santo era también Dios? A continuación vamos a reseñar
los pasajes más importantes del Nuevo Testamento en donde se presenta a Jesús
como el Hijo de Dios, y no, como muchos creen, como Dios el Hijo.
Testimonio de Jesucristo:
Creo que por encima de los concilios y las opiniones de los hombres, está el claro y legítimo testimonio de Jesucristo. Él es el más indicado o autorizado para decirnos si él es el Dios Único y Verdadero. Para ello es importante leer la Biblia, y en particular, los Evangelios, en donde están registradas sus palabras.
Jesús Reconoció que sólo Su Padre es el
Dios Verdadero:
Aunque parezca increíble, Jesús mismo contradice
a los Trinitarios enseñando el monoteísmo puro. Por ejemplo, en Juan 17:3 él dice de Su Padre y Dios: “Y esta es la vida eterna: que te
conozcan a ti (Padre), el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has
enviado”. Este pasaje debe ser leído con cuidado, y es más, debe ser
escudriñado profundamente por el investigador sincero e inteligente. Notemos
que Jesús dice que la vida eterna consiste en conocer a dos personas: 1). Al
Dios Padre, quien es el único Dios verdadero, y 2). A Jesucristo, como el
enviado de Dios. Jesús NO dice que el Padre y él son El Dios verdadero, sino
sólo Su Padre. No obstante, los Trinitarios tuercen esta doctrina de Jesucristo
diciendo que el Hijo es también el Dios verdadero. ¡Pero Jesús nunca dijo ser
el Dios verdadero¡ Este texto es contundente, y no obstante, pasado por alto
por los Trinitarios. En realidad, no saben qué decir de él.
En otra ocasión Jesús les dice a sus
discípulos que su Padre es MAYOR
que él (Juan 14:28). Esta declaración de Jesús lo coloca a él como menor al
Padre definitivamente. Como réplica, los trinitarios dicen que Jesús estaba
hablando como hombre, y en esa condición era menor que Dios Padre. Pero, ¿no
deberíamos esperar que todo hombre sea menor que Dios el Padre? ¿Qué de nuevo
estaría diciendo Cristo con eso? ¿No sería algo evidente que cualquier hombre
sea menor que Dios? No amigos, yo creo que Cristo estaba hablando de algo más
transcendental, y esto es que Cristo, el Hijo de Dios, es menor o “inferior” al
Padre ayer, hoy, y siempre.
Jamás encontraremos en la Biblia la frase
“Dios el Hijo”. Al contrario, Jesús enseña que él mismo tiene Su Dios. En Juan
20:17 Jesús les dice a sus discípulos: “...subo
a mi Padre y a vuestro Padre, A MI DIOS, y a vuestro Dios.” En la
crucifixión Jesús exclamó a Dios: “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46).
Pero el texto más importante y dramático es
el de Apocalipsis 3:12. En este pasaje, el Cristo glorificado y entronizado en
el cielo dice: “Al que venciere, yo
lo haré columna en el templo de MI DIOS, y nunca más saldrá de
allí; y escribiré sobre él el nombre de MI DIOS, y el nombre de
la ciudad de MI DIOS, la nueva Jerusalén, la cual desciende del
cielo de MI DIOS, y mi nombre nuevo.” La pregunta lógica es: ¿Por qué Jesús sigue
llamando al Padre como “MI DIOS”
4 veces, si ya dejó de ser hombre en el cielo? Pero lo cierto es que en el
cielo Jesús sigue teniendo su Dios. Y si en el cielo Jesús sigue teniendo su
Dios, entonces él no ha dejado de ser un hombre, aunque ciertamente ya en la condición
de glorificado.
Si Cristo es Dios como el Padre, entonces
¿por qué Jesús desconoce el día y la hora de su propia venida y del “fin del
mundo?” Él dijo claramente a sus discípulos: “Pero de aquel día y de la hora nadie lo sabe, ni aún los ángeles que
están en el cielo, NI EL HIJO, sino el Padre.” (Marcos 13:32; Hechos
1:6,7). Sí, Jesús no sabe cuándo en la fecha de su retorno. Pero nos dirán
nuevamente que Cristo hablaba como hombre. Pero, ¿no es de esperar que todo
hombre ignore la fecha del fin del mundo? ¿Qué de nuevo estaría diciéndonos
Jesús? Nuevamente insisto en el hecho que Jesús hablaba como Hijo de Dios y
como hombre. ¡El Hijo de Dios no lo sabe todo! Y si no sabe todo es porque no
es el Dios Omnisapiente y Todopoderoso.
En una ocasión un hombre le dijo a Jesús: “...Maestro bueno, ¿qué haré para
heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es
bueno, sino sólo Dios.” (Lucas 18:18.19). Aquí se suscita otra
pregunta: Si Cristo es Dios, y Dios es el único bueno, ¿por qué rechazó Jesús
la confesión de que era bueno? En Mateo 5:8 Jesús mismo dice: “Bienaventurados los de limpio corazón
porque ellos verán a Dios.” Aquí surge otra pregunta, si Cristo era
Dios, ¿por qué dice que sólo los de limpio corazón verán en a Dios? Si Cristo
era Dios, entonces no sólo los de limpio corazón estaban viendo a Dios, sino
también los pecadores impenitentes. Recordemos que a Jesús muchos le vieron y
no se arrepintieron de su sucio corazón. Por tanto, Cristo no podía ser Dios.
En Juan 10:29 Jesús dice: “Mi Padre que me las dio, es MAYOR QUE TODOS...” Este texto,
junto con el de Juan 14:28, confirma el hecho de que Cristo no es igual que
Dios el Padre. Y en Juan 5:19 Jesús dice:
“De cierto, de cierto os digo:
No puede el Hijo hacer NADA POR SI MISMO, sino lo que ve hacer al Padre; porque
todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.” Esta es una extraña declaración de Cristo si
creemos que él es Dios como Su Padre. Notemos que Cristo imita a su Padre y no
a la inversa. Jesús no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que hace su Padre
eso hace él. Obviamente Cristo está sujeto a Su Padre, y hace lo que él le
enseña.
En Marcos 10:40 Jesús dice: “Pero el sentaros a mi derecha y a mi
izquierda, NO ES MIO DARLO, sino para aquellos a quienes está preparado.”
En el reino de Cristo habrá puestos de autoridad que sólo Dios ha destinado
para sus hijos. Jesús afirma que a él no corresponde señalar los lugares o
posiciones de autoridad.
El Testimonio de los Apóstoles:
A continuación veremos que los apóstoles,
como judíos que eran, mantenían su creencia en un solo Dios. Ellos sabían, en
función a Deuteronomio 6:4, que Jehová es UNO y solo él el Altísimo sobre toda
la tierra (Salmos 83:18). Ellos jamás pensaron que Dios estaba compuesto por
una triada, o bien, por Tres Personas distintas en un solo Dios verdadero. A
continuación veremos las declaraciones apostólicas en cuanto a su creencia
sobre Dios, Cristo, y el Espíritu Santo.
1.- San
Pablo: fue el apóstol que predicó primero a los gentiles con mayor
insistencia fuera de Israel. Su misión era dar a conocer el evangelio de
Cristo, y a la Persona de Dios (Hechos 17:23).
Cuando Pablo había visitado Corinto en su
segundo viaje misionero, esta ciudad era un importante centro cosmopolita de
comercio del mundo antiguo, como también era reconocido como un centro del
libertinaje y el desenfreno. El propósito de Pablo era corregirlos de su
desviación moral y doctrinal, y que amenazaban la vida de la comunidad cristiana.
Se habían formado divisiones que se transformaron en facciones hostiles. Además
había inmoralidad sexual en ella. En 1 Corintios 8:4-6 Pablo admite que hay
dioses en el cielo, seguramente refiriéndose a Dios Padre y a sus ángeles
(Elohim). Claro que el único Dios verdadero es el Creador Padre Dios quien
sostiene todo por su Espíritu. Ahora bien, Pablo luego pasa a decir: “Para nosotros, sin embargo, SÓLO HAY UN
DIOS, EL PADRE, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y
un Señor Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por
medio de él.”
Al analizar sus palabras lo que Pablo está
revelando es que sólo el Padre de Jesús es el Único Dios Verdadero. Aquí Pablo
no está incluyendo al Hijo, y menos, al Espíritu de Dios. De Jesús Pablo dice
claramente que es nuestro Señor. ¿Quién puede deducir el dogma de la Trinidad
en estas declaraciones de Pablo? ¡Nadie! Y de paso, Pablo estaba oponiéndose al
gnosticismo de la época.
Y También a los corintios Pablo les seguirá
diciendo sobre Dios y su Hijo, lo siguiente: “...y Dios la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11:3), y además:
“...y vosotros de Cristo, y Cristo de
Dios.” (1 Corintios 3:23). Y
además les dice: “Pero luego que
todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo SE SUJETARÁ al
que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios (Padre) sea todo en todos.”
(1 Corintios 15:28). Es claro que para Pablo Jesús no es igual a Dios, pues
afirma que la cabeza de Cristo es Dios... y él es de Dios. Pablo afirma,
además, que en la eternidad el mismo Hijo estará sujeto al Padre, el cual será
Dios sobre todos. ¿Puede alguien creer que Pablo era Trinitario?
Cuando Pablo les escribe a los hermanos en
Efeso, les dice lo siguiente: “Para
que EL DIOS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, EL PADRE DE GLORIA, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él." (Efesios 1:17)(2 Corintios 1:3). Aquí
Pablo está diciendo que el Padre es el Dios de Jesucristo. Sí, Pablo creía
que Jesucristo tenía Su Dios, lo cual destruye el dogma de la Trinidad.
Para los Trinitarios, Cristo es Dios como lo es el Padre, y el Espíritu Santo.
Pero: ¿Puede Dios tener Su Dios? Además, jamás leeremos en la Biblia que el
Padre tenga Su Dios, lo cual si ocurre con el Hijo. Ah, y de igual opinión es
Pedro cuando escribe su primera epístola: “Bendito
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo...” (1 Pedro 1:3).
Y para finalizar con Pablo, él escribió a
Timoteo lo siguiente: “Porque hay UN
solo Dios, y UN solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo HOMBRE.”
( 1 Timoteo 2:5). Aquí Pablo claramente sostiene que sólo hay UN DIOS, y
también hay UN SOLO MEDIADOR, entre ese único Dios y los hombres: Jesucristo
HOMBRE. Jesús, por tanto, no es DIOS sino el MEDIADOR entre Dios Padre y los
Hombres. Pablo finalmente sostiene que ese Cristo Mediador es HOMBRE... ¡no
Dios!
Ahora bien, sería bueno que el lector
revise los siguientes textos, en dónde Pablo hace una distinción entre Dios y
Jesucristo:
1.- Romanos 16:27
2.- 1 Corintios 1:3
3.- 2 Corintios 13:14
4.- Gálatas 1:1,3
5.- Efesios 1:2: Efesios 6:23
6.- Filipenses 1:2,11
7.- Colosenses 2:2; 3
8.- 2 Tesalonisenses 3:5
9.- 1 Timoteo 1:2; 5:21; 6:13
10.- 2 Timoteo 4:1
11.- Tito 1:4
2.- San
Juan: Fue el apóstol que más amó Jesús, y quien estuvo muy unido a él. Juan
jamás creyó que Jesús fuera Dios como el Padre. Los siguientes textos son muy
claros:
En su Primera epístola, Juan dice
que Cristo es el Hijo de Dios, no Dios el Hijo. Sus palabras son como siguen: “...para esto apareció el Hijo de Dios, para
deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8).
En su Segunda Epístola Juan hace una
diferenciación entre Dios Padre y Cristo. Usted verá que Juan no dice “Dios
Hijo”, como lo hace con el padre al decir “Dios Padre”. Juan dice: “... misericordia y paz, de Dios Padre y
del Señor Jesucristo.” (2 Juan 3). Notará que Juan no dice que
el Hijo sea Dios, sino “Señor” (compárese con 1 Corintios 8:6).
Y lo más interesante es que en Juan 1:18 el
apóstol dice: “A Dios nadie le vio
jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer.” Esta revelación de Juan nos hace ver que Cristo no es Dios. Y es que Cristo (El Hijo)
fue visto por Juan, los demás apóstoles, y el pueblo israelita, por una espacio
de 3 y medio años. No obstante Juan dice que nadie ha visto a Dios. ¿Cómo
podría ser verdad lo que dice Juan, si presuponemos que Jesús era el Dios
verdadero? Es claro que Juan no sabía nada de una Deidad del Hijo, y menos, de
una Trinidad.
Además, Juan como el escritor de Apocalipsis,
empieza diciendo: “La revelación de
Jesucristo que Dios le dio...” (Apocalipsis 1:1). Observemos que Juan
dice que Dios le dio a Jesucristo Su revelación. Esto es muy interesante, pues
Cristo ya estaba en el cielo cuando le revela a Juan el Apocalipsis, y sin
embargo, este Cristo entronizado sigue recibiendo de su Dios nuevas verdades
que desconocía. Y en el capítulo 3 y verso 12, el Hijo entronizado y
glorificado en el cielo habla del Padre como: “Mi Dios”, ¡4 veces!. Claramente
Juan sabía que el Jesús glorificado seguía teniendo su Dios en el cielo. Y
Pablo concuerda con Juan cuando dice que Cristo “está sentado ahora a la diestra de Dios”(Colosenses 3:1).
Notemos que Pablo NO dice que
Dios Hijo está sentado a la diestra
de Dios Padre. Lo que verdaderamente
dice es que Cristo (el Hijo), sin ningún título de “Dios”, está sentado a la
diestra DE DIOS---¡El único
Dios verdadero! (Juan 17:3).
3.- San
Pedro: Este apóstol fue el evangelizador de los judíos. En sus epístolas no
se encuentra ni rastros de una Divinidad Trinitaria compuesta por el Padre, el
Hijo, y el Espíritu Santo. Al contrario, Pedro creía que Cristo era sólo el
Hijo de Dios, y el Mesías. Además creyó que el Hijo de Dios tenía Su Dios. Él
escribió en su primera Epístola así: “Bendito
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (1 Pedro 1:3). Y en su
Segunda Epístola Pedro distingue a Dios Padre de Su Hijo Jesucristo. Él
escribió así: “...en el conocimiento
de Dios y de nuestro Señor Jesucristo.” (2 Pedro 1:2). Notemos
que él No dice: “...en el
conocimiento de Dios Padre y de nuestro Dios Hijo.” Lo que él dice es que
sólo el Padre es Dios.
4.- San
Judas: Según la tradición, era el hermano de Jesús. Él escribió: “...santificaos en Dios Padre, y guardaos en
Jesucristo.” (Judas 1). Luego dirá: “conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro
Señor Jesucristo.” (Judas 21). En estos dos pasajes se pueden deducir
la creencia de Judas sobre Dios y su Hijo. En primer término, jamás Judas llama
a Cristo como “Dios Hijo”. Para él sólo el Padre es Dios, y Jesucristo es el
Señor.
5.-
San Santiago: Se acepta que
el escritor del libro bíblico de Santiago es hijo de José y María, y hermano
del Señor. En uno de sus versículos él escribe: “...porque Dios no puede ser tentado por el mal” (Santiago
1:13). Estas palabras de Santiago parecerían extrañas si creyéramos que Cristo
es Dios. ¡Y es que el Señor Jesucristo fue tentado como cualquier otro de
nosotros! (Hebreos 4:15). Por tanto, si fue tentado, ¡él no podía ser Dios!.
También en la apertura de su carta, Santiago comienza diciendo: “Santiago, siervo de Dios y del Señor
Jesucristo.” (Santiago 1:1). Es obvio que Santiago, quien conocía bien
a su hermano, supo que Jesús no era Dios. Él NO escribió diciendo algo así como: “Santiago, siervo del Padre,
y del Señor Jesucristo, Dios verdadero.”
o “Santiago, siervo de Dios
Padre y del Señor Dios Jesucristo.” Jamás Santiago le concedió a Cristo el
título de “Dios” como lo hizo con el Padre.
En cuanto al Espíritu Santo, es oportuno
señalar que jamás encontraremos en la Biblia que se le llame “Dios Espíritu
Santo” sino más bien: “El Espíritu Santo DE Dios”. En Efesios 4:30 leemos: “Y no contristéis al Espíritu Santo DE DIOS...” Y Pablo habla
del Espíritu Santo como perteneciendo al Padre: “...sino a Dios, quien también nos dio SU ESPUIRITU SANTO.” (
1 Tesalonisenses 4:8).
Por otro lado, es curioso que el Espíritu
Santo no aparezca con el Padre y el Hijo en los siguientes textos: Romanos
16:27; 1 Corintios 1:3,9; 8:6, 2 Corintios 1:2, Gálatas 1:3; 3:26, Efesios 1:2;
3:19; 5:5,20; 6:23, Filipenses 1:2, Colosenses 1:2; 2:2, 1 Tesalonisenses 1:1,
2 Tesalonisenses 1:1,2, 1 Timoteo 1:2, 2 Timoteo 1:2, Tito 1:4, Filemón 3, 1
Juan 1:3, 1 Juan 2:22, 2 Juan 3, Judas 1:1.
También es curioso que al Espíritu Santo
jamás se le ve entronizado junto con el Padre y el Hijo. Ver Apocalipsis
7:10, 22:3. Tampoco ninguna oración es dirigida al Espíritu Santo. El
Espíritu Santo se le describe como el PODER de Dios en los siguientes
versículos: Hechos 1:8, 10:38, Lucas 1:35, 4:14, 5:17, Romanos 8:11, 15:13,19,
Miqueas 3:8, 1 Corintios 2:4, 6:14, 1 Tesalonisenses 1:5.
El Testimonio de los Padres de la Iglesia:
Clemente de Roma:
De acuerdo a muchos escritores cristianos antinicenos, él es el Clemente
de Filipenses 4:3. Él fue un Anciano de la Iglesia de Roma entre los años
92-101 d.C. Su Epístola a los Corintios, escrita alrededor del año 96 d.C, fue
tenida en gran estima, y fue considerada igual a los escritos de los Apóstoles
y era frecuentemente usada en sus reuniones dominicales. Él nació alrededor del
año 30 d.C y murió en el año 100 d.C. Él escribió: “Conocemos que Tú solo era Altísimo entre los Altísimos... Tú has
escogido a aquellos que te aman a través de Jesucristo, Tú amado Hijo, a través
de quien Tú nos has instruido, santificado, y honrado...Que todas las naciones
sepan que Tú eres el único Dios, que Jesucristo es Tú Hijo y que nosotros somos
Tu pueblo.” (A los Corintios,
Cap. 59, vs. 3,4).
Ignacio de Antioquía: Su seudónimo era “Teóforo”, debido a su
naturaleza gentil y amable. Él fue un Obispo en la congregación de Asiria y
Antioquía, y fue un discípulo del Apóstol Juan. Sus escritos auténticos, fueron
escritos alrededor del año 110 d.C. Nació alrededor del 50 d.C y fue martirizado
en el 116 d.C. Él escribió: “Hay un
Dios, quien se manifestó a sí mismo por medio de Jesucristo, Su Hijo, quien
siendo Su Palabra, salió del silencio al mundo a ganó plena aprobación de Él,
de quien era Su embajador.” (A
los Magnesianos, cap.8, v.2). “...quien
también resucitó de entre los muertos, debido a que Su padre lo resucitó,- su
Padre quien igualmente nos resucitará, quienes creemos en él a través de
Jesucristo, fuera de quien no tenemos verdadera vida (A
los Trallanos, Cap. 9, vs.2).
“Ustedes
están bien fundamentados en amor a través de la Sangre de Cristo y firmemente
creen en nuestro Señor. Él es realmente de la línea de David de acuerdo a la
carne y el Hijo de Dios por la voluntad y el poder de Dios.” (A los Esmirnianos, Cap. 1 v.1).
Policarpo: Nació alrededor del año 69 d.C, y fue un
discípulo del Apóstol Juan, e igualmente un amigo íntimo de Ignacio de
Antioquía. Él fue un obispo de la iglesia de Esmirna, Asia Menor, y escribió su
Epístola a los Filipenses antes del 140 d.C. Él fue quemado en una estaca el 23
de Febrero, del año 155 d.C. Él escribió lo siguiente: “Ahora, que el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, y él mismo
el Sacerdote Eterno, Jesucristo, el Hijo de Dios, los edifique en la fe y en la
verdad.” (A los Filipenses Cap.12, v.2). “...a Él quien es capaz de traernos a todos en Su gracia y generosidad,
a su Reino Celestial, por su Unico Hijo engendrado, Jesucristo, sea la gloria,
honor, poder, y majestad para siempre.” (Martirio, Cap. 20, v. 2).
Justino: Llamado “Mártir” debido a su martirio en
el 166 d.C. Él nació en Roma en el año 107 d.C. Él fue un filósofo pagano
convertido al cristianismo alrededor del año 130 d.C. Su primer obra Diálogo con Trypo fue escrito en el año
135 d.C. Trypo era un Judío que escapó de Jerusalén después de la revuelta de
Bar Kochba. Él escribió entre el 135 d.C hasta justo antes de su decapitación.
Él escribió: “Dios engendró antes que
todas las criaturas un Principio que era un cierto poder racional procedente de
Él, quien es llamado por el Espíritu Santo ahora ‘La Gloria Del Señor’, ahora
‘El Hijo’, nuevamente ‘Sabiduría’, nuevamente ‘un Ángel’, luego ‘Dios’, luego
‘Señor’ y ‘Logos’, y en otra ocasión él se llama a sí mismo ‘Capitán’.”
(Diálogo con Trypo, Cap. 61).
También dijo: “Nosotros seguimos al único
Dios no engendrado a través de Su Hijo.” (Primera Apología, Cap. 14).
Tatiano: Nació en Asiria cerca del 110 d.C, fue un
estudiante de Justino Mártir. Él escribió el comentario a los cuatro evangelios
más antiguo que existe. Antes había pertenecido a una secta Encratita gnóstica
como líder. A pesar de esto, sus escritos dan una regular visión de las
doctrinas cristianas. Él escribió entre el 161-170 d.C, y murió alrededor del
172 d.C. Dijo: “El Señor del
Universo, Quien Él Mismo es el fundamento necesario de todo ser, puesto que
como sea que no había aún ninguna criatura en existencia, estaba Solo...Y por
Su sencilla voluntad el Logos brincó fuera; y el Logos, no habiendo salido
fuera en vano se convierte en la primera obra engendrada del Padre y fue el
comienzo del mundo.” (A
Los Griegos, Cap. 5).
Melitón: Nacido cerca del año 110 d.C, fue el
obispo en Sardis, Asia menor, alrededor del 160-170 d.C y un amigo de Ignacio
de Antioquía cuando era un muchacho joven. Él escribió entre los años 165-170
d.C y fue martirizado en el 177 d.C. Sólo existen pequeños fragmentos de sus
escritos. Él escribió: “Existe Aquel
que realmente existe y es llamado Dios... Este Ser no es hecho en ningún
sentido, ni tampoco vino a la existencia, sino que ha existido por la eternidad.”
(Apología 1: A Antonio César). “Jesucristo...es la Razón perfecta. La
Palabra de Dios, él que fue engendrado antes que la luz, él quien es Creador
junto con el Padre.” Apología 4: Sobre la Fe.
Teófilo de Antioquía: Nació alrededor del año 130 d.C. Fue un
obispo en Antioquía, Siria, entre los años 170-180 d.C. Él escribió antes del
año 175 d.C y murió en el 181 d.C. Escribió: “Dios, entonces, teniendo su propia Palabra interna dentro de Su
propio vientre la engendró, emitiéndola junto con Su propia Sabiduría antes que
todas las cosas. Él tuvo a esta Palabra como su ayudante en las cosas que
fueron creadas por Él, y por ella Él creó todas las cosas.” (A Autólico, Cap. 10).
Ireneo:
Fue uno de los más reconocidos de los cristianos primitivos. Nació en el
140 d.C y fue un discípulo de Policarpo. Él fue un Anciano de la iglesia en
Lyons, Francia, desde el 178 d.C. Él era muy bien conocido en todo el mundo
occidental de la época. Él murió en Francia en el 202 d.C. Sus escritos pueden
ser fechados alrededor del 180 d.C. Él escribió: “Si alguno, por tanto, nos dice, ‘cómo entonces, fue el Hijo
producido por el padre?’ nosotros les respondemos, que ninguno entiende esa
producción, o generación... no hay poderes que posean este conocimiento sino
sólo el Padre quien engendró y el Hijo quien fue engendrado.” (Contra las Herejías, Libro 2, Cap. 28,
v.6).
Clemente de Alejandría: Nacido como Tito Flavio Clemens, en el
150 d.C. Vino a ser un obispo en Alejandría, Egipto. Él escribió entre los años
190-195 d.C. y murió alrededor del 220 d.C. Sus escritos son valiosos porque
una vez que se convirtió, viajó por todo el Imperio Romano para aprender el
cristianismo puro de los más antiguos y respetados cristianos vivientes. Él
escribió: “La mejor cosa en la tierra
es lo más pío: el hombre perfecto; y la mejor cosa en el cielo, el siguiente y
más puro en el lugar, es un ángel, el portador de la vida eterna bendita. Pero
la naturaleza del Hijo, quien es próximo a Él quien es el solo Altísimo, es el
más perfecto.” (Miscelanias,
Libro 7, Cap.2).
Queda demostrado que los Padres Anti-Nicenos jamás creyeron que
Cristo era el Eterno Dios Todopoderoso. Sus escritos claramente señalan al
Padre como superior al Hijo, y como Su engendrador. Y los más interesante, nada
dicen que el espíritu santo sea Dios. La doctrina de la Trinidad les era
totalmente desconocida.
Textos Mal Interpretados:
Los Trinitarios usan una serie de pasajes
que supuestamente prueban su creencia en un Dios Trino. Vamos a examinar
algunos de ellos:
Mateo 1:21,23:
Los trinitarios dicen, basándose en estos dos versículos, que el
Salvador sería llamado “Emmanuel”
que quiere decir: “Dios con nosotros”. Pero: ¿Es Jesús Dios
porque se le llama “Emmanuel” (Dios con nosotros)? Pues no necesariamente. En
la Biblia tenemos a la persona de Josué,
quien introdujo a los israelitas a la tierra prometida. Pero el nombre Josué
también significa (“Dios nuestro
Salvador”). ¿Acaso Josué era Dios por el hecho que su nombre significa:
“Dios nuestro salvador?” O veamos el personaje de Elihú del libro de Job. Este nombre significa “Dios es él”. Nuevamente: ¿Vamos
a creer que este personaje Elihú, que trató con Job, era Dios mismo?
Colosenses 2:9: Los trinitarios usan este pasaje para
demostrar que Cristo es Dios. Dice el texto: “Porque en él (Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad.” Aquí Dios estaba en Cristo. Colosenses 1:27 dice que “Cristo
está en nosotros”. Esto no nos hace a nosotros Cristo o Dios.
Tito 2:13: Este texto usado por los trinitarios,
dice: “Aguardando la esperanza
bienaventurada, y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo.” Obviamente
Jesucristo es parte de la gloria de su Padre. En todos los textos Críticos
Griegos y manuscritos existentes este versículo se lee literalmente:
“Aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación de la gloria del gran Dios y de nuestro
Salvador Jesucristo”.
1 Timoteo 3:16: “E
indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios se ha manifestado en la carne”.
Con este texto los trinitarios enseñan que Dios Hijo se hizo carne. Sin
embargo, estas palabras (“Dios se ha manifestado en la carne”) son ampliamente
rechazadas por los eruditos como la lectura correcta. Por eso la versión Biblia de las Américas lo vierte diferente: “...Aquel que fue manifestado en la carne”. En el texto original
griego no aparece la palabra “Theos” (Dios) en este versículo. Es una añadidura
de los trinitarios.
Juan 10:30: Jesús dice: “Yo el y Padre uno Somos”. Según los trinitarios, Jesús y
Dios son uno y lo mismo. Pero antes de explicar este texto notemos que no se
menciona para nada al Espíritu Santo. Pero, ¿quiso decir Jesús que él era igual
a su Padre? o ¿Qué él era el Padre? Pues ¡no!. En primer término, si Jesús era
el Padre, entonces, ¿a quién oró en Getsemaní? Pero lo cierto es que Jesús NO
quiso enseñar lo que los trinitarios dicen sobre él y Su Padre. Veamos ahora lo
que Jesús mismo dice en Juan 17:11: “...a los que me has dado, guárdalos en tu
nombre, para que sean UNO, así como nosotros.” Se hace evidente que
Jesús concibió la unidad de los cristianos, como la MISMA unidad que existe
entre él y Su Padre. Este detalle es importante. Los cristianos son UNO como
Cristo y Su Padre son UNO. No parecido, sino IGUAL UNIDAD. ¿Cómo se explica esa
unidad? ¿Acaso que son iguales o los mismos? La expresión parece implicar,
según comenta el erudito Tyndale,
que el Padre y el Hijo están unidos en VOLUNTAD
Y PROPÓSITO. De igual modo,
Cristo anhelaba esa misma Unidad de voluntad y propósito de su iglesia. Que no
estuviera dividida en sectas y facciones. Ahora bien, dentro de esa unidad
había una JERARQUÍA. El
obispo era la Cabeza de la Iglesia, junto con sus demás colegas.
También existe otra UNIDAD en la familia. La Biblia enseña que el esposo y su
esposa ya no son dos sino UNO. “Ya no
serán dos sino una sola carne”. Son
uno en voluntad y propósitos, y no sólo en el sentido estrictamente
físico. No obstante, y pese a esa UNIDAD, el hombre es cabeza de la mujer, y
Cristo cabeza del hombre (Efesios 5:23; 1 Corintios 11:3).
De igual modo, Cristo y Su Padre son UNO,
pero siempre se mantiene la JERARQUÍA.
¡El Padre es la cabeza de Cristo! (Ver 1 Corintios 11:3). Diríamos que es
entonces una UNIDAD JERÁRQUICA
o una JERARQUÍA UNIDA.
Juan 14:9: “...el
que me ha visto a mí (Jesús), ha visto al Padre.” ¿Acaso Jesús enseñó que él era el mismo
Padre en Persona? Si la respuesta es afirmativa, entonces pregunto nuevamente,
¿a quién oró Jesús en el jardín de Getsemaní?
La verdad es otra. Jesús quiso enseñar algo más que lo que muchos creen.
En el verso 10 Jesús afirma que las palabras que él habla no son suyas, sino de
Su Padre que mora en él. Es decir, Dios el Padre hacía sus obras a través de
Cristo. En el verso 24 Jesús dice que sus palabras no son suyas sino del Padre.
En el verso 31 Jesús dice que él obra conforme a la voluntad de Dios. En este
sentido la voluntad, las obras, y el pensamiento de Cristo eran totalmente los
de Su Padre. Jesús estaba lleno de amor y compasión para con los pecadores, y
así es exactamente el Padre, quien es la fuente del Amor puro (1 Juan 4:8). El
carácter de Cristo era el mismo carácter del Padre. Cristo era (y es) Su
mismísima imagen en ese sentido. Por eso Juan dijo con verdad: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito
Hijo que está en el seno del Padre, él LE HA DADO A CONOCER.” (Juan
1:18).
Mateo 28:19: “Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Los trinitarios dicen que esta es la prueba de un Dios Trino.
¿Será cierto eso? La Enciclopedia de
McClintock & Strong comenta Mateo 28:19 de la forma que sigue: “Este texto, no obstante tomado por si
mismo, no probaría decididamente o definitivamente tampoco la personalidad de
los ‘tres sujetos’ mencionados o su igualdad o divinidad. El objeto dentro del
cual uno es bautizado no es necesariamente una persona, sino puede ser una
doctrina o religión...la conexión de estos tres “sujetos” no prueba su
personalidad o igualdad.”
En 1 Juan 5:7-8 se menciona el espíritu, la
sangre, y el agua juntos. Pero eso no indica que los tres son iguales. Aquellas
cosas impersonales son mencionadas como “testigos” o “ portadores del
testimonio”.
En Mateo 28:19 la palabra “nombre”
es singular. Esta palabra NO se
refiere a un nombre personal; más bien designa autoridad. Según Robertson Word Pictures in the New
Testament: “El uso de nombre aquí (Mateo 28:19) es uno común en la
septuaginta y papyri para poder y autoridad; ver Mateo 10:41. En Realidad
el texto enseña que una persona debe reconocer la autoridad del Padre, Hijo y
Espíritu Santo antes del bautismo.
Miqueas 5:2:
Refiriéndose al nacimiento de Jesús, el profeta dice: “...y sus salidas son desde el principio, desde
los días de la eternidad.” Los trinitarios sostienen que Cristo es
eterno, pues dice el profeta que sus días son desde la eternidad. Algunas
versiones de la Biblia vierten la palabra Hebrea ‘olam’ como “eterno”. No obstante, la palabra hebrea ‘olam’
no significa siempre eternidad y es usada también para describir cosas que
tienen una edad indefinida pero no eterna. Así, la discontinuada Versión Moderna de la Biblia vierte
este verso así: “cuya procedencia es
de tiempo antiguo”. Incluso la versión
católica de Jerusalén vierte este pasaje así: “y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño.”
Los cristianos Trinitarios quieren
presentarnos a un Hijo Eterno a toda costa, pero como veremos más adelante,
Cristo fue llamado Hijo de Dios cuando se hizo hombre, y se le confirmó cuando
él resucitó de entre los muertos victorioso.
Definitivamente Jesús tuvo un comienzo
cuando Dios lo engendró. La palabra eterno como hemos visto, no siempre se
entiende como algo o alguien sin comienzo ni fin de días, sino que puede
significar un periodo limitado de tiempo. Así por ejemplo, El “reino(de
Cristo) no tendrá fin.” Pero sólo durará mil años. También Job dijo que
estaría “para siempre” en el vientre del gran pez, pero todos
sabemos que sólo estuvo 3 días y 3 noches. De modo que tenemos que tener mucho
cuidado cuando se lee ‘eterno’, ‘eternidad’, ‘para siempre’, etc., en los
diferentes textos de la Biblia.
En el Nuevo Testamento, el equivalente
Griego de ‘olam’ no siempre significa eterno. En 2 Pedro 1:11 se habla del “reino eterno” de Cristo, el
cual, en realidad sólo durará mil años (Apocalipsis 20:4,5).
Isaías 9:6: Refiriéndose al Mesías Jesús dice el
profeta: “...y se llamará su nombre
Admirable, Consejero, DIOS FUERTE, PADRE ETERNO, Príncipe de paz.” ¿Es
Jesús el Dios Padre según Isaías? ¡Imposible! En múltiples pasajes del Nuevo
Testamento hemos visto que Dios el Padre se diferencia del Hijo (Ver 1 Pedro
1:3, Efesios 1:17).
En la Versión
Moderna de la Biblia dice: “Poderoso
Dios” y “Dios Poderoso”
en la Versión Biblia de las Américas.
El Padre es llamado así en Isaías 10:21. Sin duda hay expresiones comunes a los
dos, tales como Rey, Señor, Salvador, Dios. Pero estos títulos como se sabe son
usados también para hombres. No obstante, el título “Dios Todopoderoso” siempre se refiere al Padre y nunca al
Hijo. Los judíos no entendieron los pasajes tales como Isaías 9:6; 7:14;
Jeremías 23:6, como si el Mesías fuera el único Dios verdadero.
El Comentario
Siglo Nuevo de la Biblia, sobre
Ezequiel 32:21 “Los héroes poderosos” es el plural del título mesianico:
“Dios poderoso” dado al niño de Isaías 9:6, y puede ser traducido ‘dioses poderosos’ igualmente en
forma correcta.
Génesis 1:1: “En el principio Dios (Hebreo: ‘elohim’ =
dioses) creó los cielos y la tierra”. Los Trinitarios sostienen que el Hebreo
para ‘Dios’ es ‘Elohim’ que literalmente significa ‘dioses’. Por tanto,
concluyen, los cielos y la tierra fueron creados por los dioses: Padre, Hijo, y
Espíritu Santo. Pero muchos trinitarios también admiten que ‘Elohim’ no puede
ser usado como prueba de la Trinidad, y toman la forma plural como “plural de
Majestad”. Elohim (dioses) sería politeísmo. Además, la palabra ‘elohim’ es
ampliamente usada para designar a los ángeles
de Dios en el salmo 8:5, y a Samuel
en 1 Samuel 28:13. Esta palabra aparece unas 2,470 veces en el Antiguo
Testamento, y en ninguna de estas instancias es usado para un nombre
personal.
Muchos llamados cristianos mal utilizan
este pasaje para darle un significado fuera de su contexto. Y como dice el
dicho: “Un texto fuera del contexto, es un pretexto.”
Romanos 1:1/15:19: Los Trinitarios suelen combinar estos dos
textos. En Romanos 1:1 Pablo dice que fue “apartado para el evangelio de DIOS”, y en Romanos 15:19
él dice: “Todo lo he llenado del
evangelio de CRISTO.” Pablo,
señalan ellos, escribe que el evangelio es de Dios, y en unos capítulos más
adelante escribe que el evangelio es de Cristo. Por tanto, concluyen que Dios y
Cristo sin sinónimos, o que Cristo es Dios.
Si esta lógica es correcta, es decir, que
el evangelio es del “Dios-Hijo”, entonces Pablo es también Dios, pues él mismo
dice en Romanos 2:16: “En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los
secretos de los hombres, CONFORME
A MI EVANGELIO” (¡el Evangelio de Pablo!). Si el evangelio es de
Dios en Romanos 1:1, y de Pablo, en Romanos 2:16: ¡Entonces Pablo es Dios! Pero
esta lógica inferencia ¡es FALSA!.
En 1 de Tesalonisenses 1:1,5 Pablo habla en
esta oportunidad: “Pues NUESTRO
EVANGELIO (De Pablo, Silvano y Timoteo)”. ¿Eran Pablo, Silvano, y
Timoteo: “Dios?”. Pero lo cierto es que el evangelio es de Dios Padre. Él,
desde el cielo, envió Su MENSAJE
por medio de Jesucristo. Dice Hechos 10:36 leemos con claridad: “Dios envió MENSAJE a los hijos de
Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo.”
Romanos 16:16/ 1
Corintios 1:2:
Los Trinitarios combinan estos dos pasajes para “demostrar” que Cristo es Dios.
En Romanos 16:16 Pablo escribe que
la iglesia es de Cristo, pero en 1 Corintios 1:2 dice que la iglesia es de Dios.
Por tanto infieren que Cristo es Dios.
Ahora bien, si esta lógica fuera correcta,
entonces “los primogénitos”
de Dios (sus salvos conversos) son también parte de la Deidad. En
Hebreos 12:23 el apóstol Pablo dice: “a la asamblea general e IGLESIA DE LOS PRIMOGÉNITOS que están
escritos en los cielos...” Pero este razonamiento tampoco es correcto.
En Juan 17:10 Jesús dice algo
interesantísimo: “Y todo lo mío es
Tuyo, y lo Tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.” Éstas, sus
palabras, aclaran el asunto. La Iglesia es de Cristo, la cual compró con su
sangre. Pero como todo lo de Cristo es del Padre Dios, entonces la iglesia es
de Dios también.
Juan 1:1: “En
el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
Este texto es el más usado por los Trinitarios para probar que Cristo es Dios
Hijo preexistente. Pues bien, si este texto prueba que el Hijo preexistió en la
eternidad con Dios, tendríamos un problema Trinitario. De pronto Dios son dos
personas. Un hecho muy poco conocido es que el “Verbo” (Palabra) no fue asumido
como si fuera una segunda persona en las traducciones bíblicas anteriores a la
Versión del Rey Jaime. La Bishops’ Bible de 1568, que fue reemplazada por la
Versión del Rey Jaime en 1611, entiende que el “Verbo” (Palabra) es IMPERSONAL,
y usa el pronombre inglés “it” (“eso” o “ello”), como lo hace igualmente la
Biblia de Ginebra de 1560.
Es una suposición que con
el vocablo “Verbo” (Palabra) Juan quisiera significar al segundo ser
personal no creado a lado del solo Dios. En otra parte Juan reconoce que el Padre
es “el único Dios verdadero” (Juan 17:3) y “el que solo es Dios”
(Juan 5:44). Muchos han reconocido la conexión obvia entre “El Verbo” (La
Palabra) y lo que se dice de la
Sabiduría en la Biblia Hebrea. En Proverbios la “Sabiduría”
es personificada y se dice que está con Dios (Proverbios 8:30). Juan dice
que el “Verbo” estaba “con (pros) Dios.” En el Antiguo
Testamento, una visión o una palabra se dice que está “con” la
persona que lo recibe. La palabra tiene una quasi-existencia
propia: “La palabra del Señor está con él”, “El profeta que tiene
un sueño con él” (2 Reyes 3:12, Jeremías 23:28).
En el Nuevo Testamento algo impersonal
puede “estar” con una persona,
como por ejemplo, donde Pablo confía que “la
verdad del evangelio permaneciese con (pros) vosotros.” (Gálatas 2:5).
En el inicio de la Primera Epístola
de Juan, puede proveernos exactamente el comentario que necesitamos de Juan
1:1, él escribe que “la vida eterna
estaba con (pros) Dios.” En base de estos paralelos es imposible decir
con certeza que el “Verbo” en Juan 1:1-2 deba significar el segundo miembro de
la Trinidad. Es decir, el preexistente Hijo de Dios.
Juan continua diciendo que “La Palabra (Verbo) era Dios”.
Intensa discusión del exacto significado de “Dios” ( el cual no tiene artículo
definido) se ha producido que ha hecho aparecer el texto complejo. De acuerdo a
algunas reglas establecidas por Colwell exige que la ausencia del artículo no
debilita la intención de Juan de decir que el Verbo era pleno Dios y
identificado con Él. Otros han insistido que “Dios” sin el artículo es la manera
de Juan de decirnos que el Verbo tuvo el carácter de Dios y era plena
expresión de Su mente.
Después de un análisis detallado Philip Harner sugiere: “Tal vez
la cláusula debe ser traducida, ‘El Verbo tuvo la misma naturaleza como
Dios.’ Él añade que “no hay base para considerar el predicado theos como
determinado. Otro erudito dice que “Juan 1:1 denota, no la identidad, sino más
bien el carácter del Verbo.”
James Denny otro erudito dice que la palabra Griega
“Dios” (theos) sin el artículo realmente significa “teniendo la
cualidad de Dios.”, no siendo uno a uno con Dios.
James Dunn, otro erudito, dice sobre Juan 1:1-14 que
“La conclusión que parece emerger de nuestro análisis es que es sólo
en el verso 14 (“el Verbo se hizo carne”)
podemos hablar de un Verbo personal. El poema usa más bien lenguaje
impersonal (se hizo carne), pero ningún cristiano fallaría en reconocer aquí la
referencia a Jesucristo—el Verbo no se hizo carne en general sino Jesucristo.
Antes del verso 14 estamos en el reino del pensamiento pre-Cristiano de la
Sabiduría y el Verbo... personificaciones en vez de personas. Acciones
personificadas de Dios en vez de seres divinos individuales como tales. El
punto se obscurece por el hecho que tenemos que traducir el “Verbo” masculino
como “él” a través del poema. Pero si traducimos “Verbo” como la “expresión de Dios”, mas bien, será claro
que el poema no intenta necesariamente que el Verbo de los versos 1-13 lo
tomemos como si fuera un ser divino personal. En otras palabras, el significado
revolucionario del verso 14 puede muy bien ser que marca no sólo la transición
en el pensamiento del poema de la preexistencia a la encarnación, sino también
la transición de la personificación impersonal a la personal real.”
(Christology
of the Making,
pág. 243, James Dunn). Para
mayor información sobre la No preexistencia de Cristo, solicite gratis el
artículo: ‘¿Prexistió Cristo en el
Cielo Antes de Nacer en Belén?’
Juan 1:15: Aquí Juan el Bautista dice de Jesús: “...el que viene después de mí, es antes
de mí; porque era primero que yo.” Los Trinitarios sostienen que Juan
el Bautista hablaba de la preexistencia celestial de Jesús, y no de su edad,
pues Juan era mayor que Jesús por seis meses. Se afirma que Jesús tuvo una vida
previa no humana sino divina. Y se dice que Jesús fue el eterno “Dios-Hijo”
junto con el Dios Padre, antes de su encarnación.
Sin embargo, el Comentario Nuevo Internacional del Evangelio de Juan señala que
la frase ambigua “antes de mí” puede referirse a SUPERIORIDAD DE RANGO.
El texto puede traducirse, “Un seguidor mío ha tomado precedencia de
mí, porque él (siempre) era antes de mí, mi superior.” Aunque el
comentario sostiene la idea que Jesús fue antes de Juan en tiempo, también
admite que este texto no
significa ‘primero en tiempo’, ‘antes’, sino ‘primero en
importancia’, que daría el significado de que ‘él era el jefe’”.
Isaías 6:3: “Y
el uno al otro daba voces, diciendo: “Santo, santo, santo, Jehová de los
ejércitos...” Los Trinitarios creen ver en este texto otra prueba de
que Dios es Trino (3 veces Santo). Afirman que los tres santos son las tres
personas de la Deidad. Pero, ¿realmente prueba este texto que Dios es Trino? En
la cruz el hombre Jesús dice: “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Lucas 23:46).
¿Significan sus palabras que Dios está compuesto de DOS Personas, y no TRES?.
En 1 Juan 5:8 se menciona una “trinidad”
que da su testimonio en la tierra: “El
espíritu, el agua, y la sangre, y los tres concuerdan.” ¿Son
personas? ¿Son iguales? ¿Cómo se explica el pasaje?
En 1 Tesalonisenses 5:23 encontramos que el
hombre está compuesto de 3 elementos: “espíritu,
alma, y cuerpo.” No obstante, el cuerpo y el espíritu y el alma no son
iguales por naturaleza.
En Apocalipsis 8:13 leemos de 3 ángeles y 3
“ayes”. En Lucas 22:34 leemos que Pedro niega 3 veces al Señor. En Mateo 12:40
leemos que Jonás estuvo en el vientre del pez 3 días.
En 1 Corintios 13:13 aparecen las 3
“Virtudes Teologales”: “Fe, esperanza
y amor”, pero el mayor es el amor. Cuando Jesús se transfigura,
3 de sus discípulos (Pedro, Santiago
y Juan) tienen la visión gloriosa del Maestro en el monte (Marcos 9:2).
Es claro que el número ‘3’ tiene el
significado de ‘Plenitud’ y
no ‘Deidad’. Los “tríos” en la Biblia
se pueden hallar tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos, sin que
impliquen nada extraordinario. Igual ocurre con la llamada “fórmula bautismal” de Mateo
28:19. Allí leemos del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Pero: ¿Es este
texto una prueba de la existencia de 3 Dioses Iguales y Eternos en Uno? ¡No!
Pues en otra ocasión Jesús dijo que Su Padre era Mayor que él y que todos (Juan
14:28; 10:29).
Hechos 16:31,34: “Y
ellos (Pablo y Silas) dijeron (al carcelero de Filipos): Cree en el Señor
Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa... y (él) se regocijó por haber
creído en Dios con todos los suyos.” Estos versículos son
utilizados por los Trinitarios para “probar” que Jesucristo y Dios significan lo mismo. Notemos que al carcelero
de Filipos se le anima a creer en Jesucristo, y luego el texto nos dice que él
y su familia creyeron en Dios.
La lógica es interesante, pero no para este
caso. En Juan 12:44 Jesús dice algo sumamente importante: “EL QUE CREE EN MÍ, NO CREE EN MÍ, SINO EN EL QUE ME ENVIÓ.”
Siendo Jesús el Representante y Mensajero de Dios, al recibirlo a él, lo
recibimos a Su Padre. Y Si creemos en Jesús, creemos también al Padre, quien le
envió.
En Hechos 9:36-43 Pedro realiza un milagro
al resucitar a la joven llamada Dorcas.
En el verso 42 se informa que por este milagro de Pedro muchos “creyeron en el
Señor”. ¿Diremos que San Pedro era el mismo Señor? Pues no, claro está.
Lucas 8:39: “Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán
grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él (el exorcizado) se fue, publicando
por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.” Aquí
tenemos un caso semejante al anterior. En primer lugar: Es interesante lo que
le dijo Nicodemo a Jesús, después de ver los milagros realizados por el Señor
en las bodas de Caná. En esa ocasión había convertido el agua en vino excelente
(Juan 2:1-11). La confesión de Nicodemo fue: “Rabí, sabemos QUE HAS VENIDO DE DIOS como MAESTRO; porque nadie
puede hacer estas señales que tú haces, SI NO ESTÁ DIOS CON ÉL.” (Juan
3:2). Notemos que Nicodemo NO creyó que Jesús fuera Dios mismo por razón de sus
milagros. Él admitió que Jesús era Maestro, y que Dios estaba con él dándole el poder para hacer
maravillas.
En
segundo lugar: En Juan 5:19 Jesús admitió que NO podía hacer nada por sí mismo, sino lo que veía hacer al Padre.
Veamos Ahora el caso de Lázaro. Después de haberlo resucitado, Jesús ora: “Gracias te doy por haberme oído.”
(Juan 11:41,42). Es claro que Dios obraba a través de Cristo, y así lo
entendieron el exorcizado, y el mismo Evangelista Juan.
Juan 5:23: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra
al hijo, no honra al Padre que le envió.” Pero: ¿Por qué tendríamos que
honrar al Hijo como se honra al Padre? La respuesta está en el mismo verso: “el
que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió.” ¡Aquí está la razón
verdadera! Jesús debe ser honrado como si fuera el mismo Padre Dios, porque es Su
Representante o Mensajero, o también, Su Embajador Real.
Él vino como el Hijo del Rey...¡Un Príncipe, un Noble Real! Él es el
heredero al trono del Reino de Dios. De modo que los honores que se le
rinden a él deben ser los mismos
como se le rendirían a Su Padre, el
Rey.
Además, Jesús NO dice que él debe ser ADORADO
como se le ADORA al Padre, el Único Dios Verdadero (Juan 17:3). Recordemos
cuando él estaba siendo tentado por el Diablo. Jesús le replicó a Satanás que
en la Escritura estaba escrito que sólo al Señor Dios se le debía adorar y
servir, refiriéndose a Jehová(Mateo 4:10). ¡Pero Jesús no es Jehová! El texto
más claro que prueba que Jehová no es Jesucristo está en el Salmo 110:1 que
dice: “El Señor (Adonai: YHWH) dijo a
mi señor (Adoni) siéntate a mi diestra...” Aquí ‘Adonai’ o YHWH o
Yaweh, le dice a Su Mesías elegido y entronizado ‘Adoni’, que se siente a Su diestra. Por supuesto que este
“adoni” es Su Hijo glorificado. Por tanto, ‘Adon’ (Jehová o Yavé) No es el
mismo ‘Adoni’ (Su Hijo entronizado).
En el Antiguo Testamento, el rey humano
David recibió, JUNTO con Jehová, “la adoración postrada”
de la congregación del pueblo (1 Crónicas 29:20). Sin duda, este
reconocimiento del pueblo hacia Dios y Su rey, no lo hacía al rey David igual a
Dios o ‘Dios Eterno’. La honra que recibió Jehová y Su rey por parte de Su
pueblo era un símbolo de sujeción, de subordinación a Dios a través de Su
rey ungido, David. Así, el “David Mayor”, el Señor Jesucristo, debe ser
honrado como se honra a Dios, pues es Su Representante, Su Rey humano
glorificado, del Reino que se restaurará.
Hebreos 1:8: Aquí Pablo cita un pasaje del Salmo 45
para referirse a Jesús y que dice: “Tu
trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu
reino.” ¿No prueba este pasaje que Cristo es Dios? Pero parece que este
texto es una cita del Salmo 45:6, donde la palabra ‘Dios’ se refiere a un
hombre, un hombre en una exaltada posición, particularmente, el Rey.
Los tres primeros capítulos de Hebreos
contienen una discusión de Cristo en una variedad de roles que posee y títulos
que se le han dado; por ejemplo, “el
resplandor de su gloria” (1:3); “hecho
tanto superior a los ángeles” (1:4); “Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión” (3:1). Cada
verso que conduce al verso 8 en Hebreos 1 enfatiza la grandeza de Cristo y lo
que hizo; de esta suerte el título ‘Dios’. Es solamente un título formal,
usado acá para indicar Su poder y gloria.
El llamar a una persona ‘Dios’ en el uso oriental difiere
del occidental. Sabemos que el título ‘Dios’ es usado por Moisés
(Exodo 7:1), por los Jueces de
Israel (Exodo 22:28), los hijos
del Altísimo (Salmo 82:6).
Mateo 28:17: “Y cuando le vieron, le adoraron (Gr. ‘Proskuneo’);
pero algunos dudaban”. Los
Trinitarios sostienen que si Cristo fue adorado, entonces él era Dios. Pero la
palabra Griega ‘Proskuneo’
tiene un significado más amplio, como puede ser visto en Mateo 18:26 y
Apocalipsis 3:9. Ver también cómo muchas Biblias traducen Hebreos 1:6. Pero
lo cierto es que la forma o palabra Griega ‘Proskuneo’ puede ser usada para
hombres con autoridad que ¡NO son divinos! Así ocurre en Mateo 18:26.
Pero existe otra palabra Griega ‘Latreuo’ que es usada
EXCLUSIVAMENTE por el Padre: Mateo 4.10; Hechos 7:7; 24:14; 26:7; 27:23;
Romanos 1:9; Apocalipsis 7:15; 22:3, etc. John
Nelson Darby, en una nota al pie de la página sobre Mateo 4:10 dice: ‘Proskuneo’: “Un acto de reverencia personal y homenaje”. Lo que en el
lenguaje moderno es llamado ‘adoración’ es ‘Latreuo’. Ver también la “New English Bible” (La Nueva Biblia Inglesa), donde traduce ‘Proskuneo’
como ‘homenaje’ y ‘Latreuo’ como adoración en
Mateo 4:10.
Y en muchos pasajes del libro del
Apocalipsis aclaran que sólo el Padre, y nunca el Hijo (el Cordero), es
adorado: comparar 7:10-12; 11:15-17; 14:7; 15:2-4; 19:4,10; 22:9. Ver También
7:15 y 22:3 donde el Griego ‘Latreuo’ es usado.
1 Juan 4:9: “...Dios
envió a Su Hijo Unigénito al mundo, para que vivamos por él.” Los
Trinitarios sostienen que si Cristo fue enviado por Dios, entonces él tuvo que
haber preexistido en el cielo como Dios. Pero lo que los Trinitarios parecen
ignorar es que Juan el Bautista fue también un hombre ENVIADO de Dios. En Juan
1:6 leemos: “Hubo un hombre ENVIADO
DE DIOS el cual se llamaba Juan.”
La Biblia dice que Cristo era “de Dios” (‘ek theou’). Pero los
discípulos también son “de Dios”
(‘ek theou’---Juan 8:47). ¿Prueba ello que nosotros y Jesús vinimos del cielo
literalmente hablando?
Juan 20:28: “Entonces
Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!”. Este es uno de los
textos favoritos de los Trinitarios. Claramente aparece Jesús como “Dios” y
“Señor”. Esto parecería contradecir lo dicho por Pablo en 1 Corintios 8:4-6,
donde sólo el Padre es Dios, y Jesús, el Señor. No obstante, creemos que no hay
ninguna contradicción si es que se toma la palabra y título “Dios” en otro
sentido. Pero como dice el Doctor en Teología Victor Paul Wierville: “Esta
escritura se relaciona con Hebreos 1:8 donde Tomás reconoció a Jesucristo en su
posición exaltada por medio de colocarse él en una posición inferior. ‘Mi Señor
y mi Dios’ paga un gran homenaje al resucitado”.
No obstante, una mayor verdad es mostrada
por el uso de Tomás de la frase “Mi
Señor y mi Dios” para Jesucristo. Trae a la luz la precisión de una
figura de dicción. La figura específica de dicción es llamada Endíadis. Literalmente la figura
de dicción llamada Endíadis significa “Uno por medio de dos”. (Gr. “hen”
= uno, “diá” = Mediante, “dys” = dos). Tiene lugar cuando se emplean dos palabras para expresar una
sola idea. Una expresa la idea; la otra sirve para intensificar el sentido de
la primera. Es una figura típicamente oriental,
aunque se halla también en latín, como también en griego y hebreo. Este método da considerable coherencia al
texto. Cuando Tomás exclamó “Mi Señor y mi Dios,” él estaba observando el
Cristo resucitado como “mi Señor
divino.” La palabra “señor” expresa el hecho y la palabra “divino”
intensifica la de “señor” al grado superlativo. ¡Verdaderamente mi Señor divino
es exactamente lo que Cristo es! Pero también los cristianos serán “señores divinos” en el reino de
Cristo (2 Pedro 1:4—“naturaleza
divina”--- 2 Corintios 1:21: “nos
ungió” o “nos hizo Cristos”). Al llegar a tener los cristianos la
naturaleza divina, ¿se convierten en parte de la Deidad? Además, recordemos que
Juan no escribe su Evangelio para probar la supuesta “Deidad” del Hijo sino la FILIACIÓN de Cristo con Dios el
Padre (Juan 20:31).
Recordemos nuevamente que Moisés, el
libertador, quien prefiguró al “Moisés Mayor”: Jesucristo, fue “Dios” ante el
Faraón de Egipto. En Exodo 7:1 se lee: “Jehová
dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido DIOS ante Faraón, y tu hermano
Aarón será tu profeta.” Ahora bien, la Biblia profetizó que Dios “levantaría un profeta semejante a Moisés”
(Hechos 3:22; 7:37; Deuteronomio 18:15,18).
De igual modo, Jesús, un profeta como Moisés, tenía las funciones de
“Dios” en su ministerio durante el apogeo del Imperio Romano. Así como Moisés
era “Dios” en función, también Jesús lo fue. Pero ni Moisés, ni Jesucristo,
fueron dos “deidades”.
2 Corintios 4:4: “En
los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para
que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual
es la imagen de Dios.”
Este pasaje, usado por los Trinitarios,
prueba que Cristo (el segundo Adán) es “la
imagen de Dios.” Pero, ¿prueba realmente este texto que Cristo es Dios,
por ser él de la misma imagen de Dios? Nótese que Dios también hizo al primer
hombre (Adán), y a Eva, a su MISMA IMAGEN. Leemos en Génesis 1:27 “Y creó Dios al hombre a SU IMAGEN, a IMAGEN
DE DIOS lo creó; varón y hembra los creó.” Por tanto, el primer
Adán, como Eva, eran de la misma
imagen de Dios en su estado perfecto. Cristo, como el “segundo
Adán”; el Hombre Perfecto, era de la misma imagen del Dios Padre.
Los creyentes igualmente son “transformados de gloria en gloria en la
misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18). Esta
verdad no nos hace a nosotros “Dios.” (Y esta explicación va también para
Colosenses 1:15-19).
Hebreos 1:3: “El
cual (Jesús), siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta
todas las cosas con la palabra de su (Padre) poder... se sentó a la diestra de
la Majestad en las alturas.”
Este pasaje hace una clara distinción entre
el Padre Dios y el Hijo. En el mismo verso 3 se dice que Cristo está sentado “a
la diestra de la Majestad”, o como Pedro dice: “A la diestra de
Dios” (1 Pedro 3:22). También Pablo habló en Efesios 1:17 de Dios como
“el Dios de nuestro Señor Jesucristo.” Semejante lenguaje como
éste, el cual abunda en la Escritura, no armoniza para nada con la doctrina de
la Trinidad, o de la Deidad de Cristo.
Con el fin de obtener una visión práctica
del verso en cuestión (v.3), el cual ha sido difícil de comprender, el lector
haría bien en colocar entre paréntesis a la palabra “siendo”.
Luego veremos que Jesús es el representante de Dios reflejando Su gloria, la
imagen de su Persona (no “Personas”) o sustancia.
Según la Biblia, la “autoridad” y el
“poder” manifestado por Cristo le fue delegado a él por el Padre como se pueden
ver en los siguientes textos: Mateo 28:18; Juan 5:19,36; 8:28; 12:49; 14:10;
Hechos 2:22; 2 Corintios 13:4.
Las palabras que él habla, y la vida que
ahora él vive, son por el poder (dinamis) de Dios (2 Corintios 13:4). Cuando
Cristo dijo: “Todo poder me ha sido
dado” (Mateo 28:18), él usó una palabra griega diferente (exousia), que
significa “privilegio” o “autoridad”.
Ahora bien, si aceptamos que la imagen de
Cristo con la de Su Padre es una sola,
o la misma, en el sentido literal de la palabra,
haciéndolo a él igual a Su Padre;
entonces nosotros, quienes “seremos hechos
conforme a la imagen de Su Hijo” (Romanos 8:29), seremos parte de la
Deidad, e iguales a Dios y a Cristo. A Través de la imagen Cristo, nosotros
absorberemos la imagen de Dios Padre.
Juan 21:17: “Señor,
Tú sabes todas las cosas.” Los Trinitarios sostienen que Cristo es Omnisciente, pues sabe todas las
cosas. Luego afirman que la Omnisciencia es sólo un atributo de DIOS. Por tanto
Cristo es Dios.
Pero: ¿Sabía realmente Jesús todas las
cosas? Todo parece que no. En una ocasión alguien le había tocado su manto y
Cristo sólo atinó a preguntar: “¿Quién
es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban:
Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha
tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo sé que ha salido poder
de mí.” (Lucas 8:45,46).
Es obvio que Jesús ignoraba quien le había
tocado su manto. Esto indica que Cristo no lo sabía todo. En otra ocasión, al
hablar de su Segunda Venida, dijo: “Pero
de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo,
ni el Hijo, sino sólo el Padre.” (Marcos 13:32).
En otra oportunidad, cuando Jesús estaba a
punto de partir al cielo, los discípulos le preguntaron cuándo sería restaurado
el reino a Israel. Jesús les contestó con claridad: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el
Padre puso en su sola potestad.” (Hechos 1:7). Es obvio que Jesús
tampoco sabía el tiempo del establecimiento del reino en la tierra.
Finalmente, estando Jesús ya entronizado en
el cielo, y por espacio de unos 73 años, tampoco sabía lo que después vino a
conocerse como el Apocalipsis de Juan. Notemos como comienza el Apocalipsis
(1:1): “La revelación de
Jesucristo que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que
deben suceder pronto.” Aquí notamos que Dios le revela a su Hijo
glorificado y entronizado “las cosas que deben suceder pronto”.
A su vez Jesús se lo revela a Juan por intermedio de un ángel. Por citar un
ejemplo, Jesús no sabía nada del surgimiento de una mujer fornicaria que
está sentada sobre una bestia con siete cabezas y diez cuernos. Es cierto
que en Daniel aparece esa misma bestia, pero no la mujer fornicaria de color
escarlata (Apocalipsis 17). Dios se lo reveló a Jesús sólo cuando estuvo en
el cielo, y ya glorificado. También parece obvio que Jesús, mientras estuvo
en la tierra, nada supo que después del milenio bajaría una ciudad hermosa
llamada la “nueva Jerusalén” (Apocalipsis 21). Tampoco sabía que 144,000
hebreos serían las primicias del Cordero (Apocalipsis l4:3). Todas estas
cosas, y más, ignoraba Jesús durante su ministerio terrestre. ¿Puede alguien,
entonces, decir que Jesús es el Dios Omnisciente? Entre los años 27 d.C (año en
que Jesús regresa al cielo) y 100 d.C. (Fecha en que Juan escribe el
Apocalipsis), Jesús todavía ignoraba muchas cosas y detalles del futuro del
mundo. Aún hoy Jesús parece seguir ignorando dos cosas: El tiempo de su
regreso y del restablecimiento del Reino en la tierra.
Apocalipsis
1:8/Apocalipsis 1:17,18:
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio
y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”
(1:8). “Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre
mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y
estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén...”(1:17,18).
Los Trinitarios sostienen que El Dios
Todopoderoso es el Alfa (primera letra del alfabeto griego) y la
Omega (la última letra del alfabeto griego).
Luego afirman que Cristo, el que estuvo muerto y vive, es “El primero y el último” (Alfa y Omega). Por tanto concluyen
que Cristo es el Dios Todopoderoso.
“Alfa y Omega”, “el principio y el fin”, y
“el primero y el último”, parecen indicar esencialmente la misma cosa. “El Diccionario Teológico del Nuevo
Testamento”, dice que el significado es simplemente que Dios comienza y
finaliza todas las cosas. Todas las 3 frases son usadas en Apocalipsis 22:13.
No obstante, es pura lógica sugerir que
cuando las mismas palabras son dichas en distintos lugares, por dos diferentes
identidades, ¡aquellas dos DEBEN por tanto ser la misma persona! Sin embargo,
eso es lo que algunos teólogos hacen con los versículos bíblicos que son el
objeto de este análisis.
Notaremos al comienzo, que Apocalipsis 1:8
NO es parte de la visión de Juan. Es parte de su introducción a la visión. Dios se llama a Sí Mismo: “el Primero y el último”, en Isaías 41:4,
44:6, 48:12. Necesitamos leer aquellos versos en su contexto en Isaías, para
entender quién está hablando en Apocalipsis 1:8, y por qué Juan lo ha incluido
en su introducción.
En Isaías, las palabras son dichas por el
Señor (Yahweh en el Hebreo) La palabra “Señor” en el Antiguo Testamento, SIEMPRE se refiere al UNICO DIOS, quien es descrito
dentro de lo que Cristo llama el “primer y más grande mandamiento de todos”.
(Deuteronomio 6:4-5, Marcos 12:29).
Este SEÑOR dice de Sí Mismo “No hay otro
Dios fuera de mí” (Deuteronomio 32:39). Jesús le ora a Él como “El Único Dios
Verdadero.” (Juan 17:3). Y Pablo dice de Él (Yahweh) “Hay un solo Dios, el
Padre.” (1 Corintios 8:6). Acabamos de descubrir que en otras partes del
Apocalipsis, Juan ha tomado cuidado en identificar al Señor Dios Todopoderoso y
a Jesús como dos personas distintas. Un estudio adicional cuidadoso de las Escrituras
nos proveerá evidencia abundante, en ambos, Antiguo y Nuevo Testamentos, que
Jesús es otro, totalmente distinto del Unico Dios quien es llamado “El Señor”.
De modo que Apocalipsis 1:8 NO es
pronunciado por Jesús. Más bien ha sido incluido por Juan, para llevarnos atrás
en el tiempo, al Señor “quien llama a las generaciones desde el principio”
(Isaías 41:4). Cuya “palabra permanece para siempre” (Isaías
40:8). Quien habló de la venida de Juan el Bautista para preparar el camino de
Jesús (Isaías 40:3-5); Lucas 3:4-6). Quien declara cosas nuevas antes que
sucedan (Isaías 42:8-9), quien “anunció desde antaño las cosas que están
por venir” (Isaías 44:7), cuyo consejo ha permanecido a la prueba del
tiempo, y quien ha cumplido Su antiguo plan y propósito para Su Hijo (Isaías
46:9-11).
En Isaías, Dios es el autor de las
profecías allí contenidas. Todos ellas comienzan con Dios. Él es “el primero” (el Alfa) “el principio”. Y Dios es quien las cumplirá. Y cuando eso ocurra,
Él es “el último”, “la Omega”, el “fin”.
Por medio de mencionar estas palabras, Juan
nos recuerda que toda la profecía empieza y termina con Dios. Y Él está
afirmando que su Apocalipsis tiene el mismo origen, nivel, y autoridad como las
profecías del Antiguo Testamento. Ellas son del mismo Dios quien habló a través
de Isaías. Después él sostiene que su visión provee la llave para comprender
muchas de las cosas que ellas predijeron.
En Apocalipsis 1:10-11 y 12-13 se lee la
frase “Uno semejante a Hijo de Hombre”. Este personaje nos lleva a Daniel 7:13.
Juan lo cita tal como está registrado en Daniel 7:13 para denotar el
cumplimiento profético de la visión de Daniel. “Uno como Hijo de hombre” se refiere a Jesús quien vino hacia
“el Anciano de Días” (Dios) y
le fue dado dominio, gloria y reino eternos (Juan da más detalles sobre esto en
el capítulo 5:6-14). Claramente en la visión de Daniel, ¡Jesús NO es el
Anciano de Días! En lugar de eso, Juan lo ha identificado como “el Hijo del
Hombre”, el que va a heredar el reino...el Mesías.
“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies.
Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas, yo soy el primero y el
último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de
los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y el Hades.” (Apocalipsis 1:17).
En esta ocasión es Cristo quien
habla. Sólo él pudo decir: “estuve muerto; mas he aquí que vivo por
los siglos de los siglos.” ¡Ni aun el Dios Todopoderoso puede decir de Sí mismo
que murió!
Sin embargo, en Apocalipsis 5:6-7, Juan
distingue entre Dios y Jesús como dos identidades separadas (ver Apocalipsis
5:6-7) y Juan 17:3, (mismo autor!) Jesús declaró específicamente que Su Padre
es el Único Dios Verdadero. Debemos entender, por tanto, que en Apocalipsis
1:17 Jesús NO puede estar haciendo ninguna declaración del todo, que Él
mismo es Dios. ¿Por qué, entonces, él habla en primera persona, al decir: “yo
soy el primero y el último”, usando un título que en el Antiguo Testamento es
aplicado a Su Padre únicamente?
La respuesta sencilla es que esta es una
clara declaración de AUTORIDAD
DELEGADA por Dios, para colocarse en el lugar de Dios, y hablar por
Dios. “Toda autoridad en el cielo y
la tierra me ha sido dada.” (Mateo 28:18; Filipenses 2:9-11). Es la
misma autoridad delegada por el cual el ángel habló en primera persona a Moisés
en la zarza ardiente (Exodo 3:2-6) y por el cual Moisés fue “Dios ante faraón”
(Exodo 7:1), y por el cual los Jueces fueron llamados “dioses” en Exodo 21:6.
Las palabras “ALFA Y OMEGA” son
usadas nuevamente en Apocalipsis 21:6. No hay ni la menor duda sobre quien está
hablando. Es Aquel que “está sentado sobre el trono”, es decir, el Dios
Todopoderoso. Esta identidad es confirmada por la citación de las palabras
dichas por el Señor, en 2 Samuel 7:14. “Yo seré Su Dios, y él será mi hijo.”
Jesús no fue aquel que hizo esa promesa a David. Más bien, Él es el sujeto y el
cumplimiento de la promesa. ¡Estas son buenas noticias para nosotros! Nosotros
también estamos invitados por Jesús para compartir el trono con él (Apocalipsis
3:21).
Las palabras son usadas una vez más, en el
capítulo final del libro. Esta vez es Cristo quien habla, no en persona, sino a
través de un ángel, quien habla en primera persona como agente de Jesús. “Yo
vengo pronto, y mi recompensa conmigo, para pagar a cada uno según sea su obra.
Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.”
(Apocalipsis 22:12-13).
Recordamos que, al hablar así Jesús, no
está afirmando ser Dios. Mas bien, él está diciendo que cuando él regrese a
la tierra, él vendrá para cumplir la tarea que le está asignada por Dios. Él se
colocará en el lugar de Dios, hablará por Dios, y administrará Juicio. Él es el
hombre a través de quien, Pablo dice, Dios va a juzgar al mundo (Hechos
17:31).
Finalmente, cuando el trabajo se complete, Jesús---dice Pablo--- estará
eternamente sujeto a Su Padre, para que Él (el Padre) sea sobre todos y en
todos” (1 Corintios 15:24-28).
Hebreos 1:8,10-12/Salmo
102:25-27: “Mas al Hijo (dice)...Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra; y
los cielos son obras de tus manos: Ellos perecerán, mas tú eres permanente; y
todos ellos se envejecerán como una vestidura; y como un vestido los
envolverás, y serán mudados; empero tú eres el mismo, y tus años no acabarán.”
(Heb. 1:8,10-12). “Tú fundaste la tierra
antiguamente, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, y tú
permanecerás; y todos ellos como un vestido se envejecerán; como una ropa de
vestir los mudarás y serán mudados: Mas tú eres el mismo, y tus años no se
acabarán.” (Sal. 102:25-27). Los Trinitarios comparan estos dos
pasajes, y concluyen que en estos dos textos se está hablando del Dios Hijo,
Eterno, y Creador de todo.
Que estos versículos no se refieren a
Cristo es evidente por el hecho que ellos son citados del Salmo 102:25,26, y
consecuentemente, debe llevar una aplicación a la misma personalidad, quien
incuestionablemente es Dios. Además, la expresión “Tú fundaste la tierra
antiguamente...” es un equivalente “En el principio...” de Génesis 1:1; y el
Griego de Hebreos 1:10 conlleva esta idea, probando así que Dios---no Cristo el
Hijo---es el tema del pasaje, pues fue Dios quien “En el principio creó los
cielos y la tierra.” Ver también el testimonio de Jesús en Marcos 13:19. Que
este pasaje se refiere a Dios es también obvio por el verso 13, porque las
palabras “él dijo” muy ciertamente se refiere a Dios a quien se le alaba.
La palabra “Señor” en el
verso 10 de Hebreos 1 no significa que sea la persona del Hijo
necesariamente, pues bien puede referirse al Padre, quien también es Señor
(Marcos 12:29). Y regresando al verso 8, la frase “Tu trono, oh Dios”,
supuestamente referido al Hijo, encontramos el siguiente comentario, “En los
dos manuscritos Griegos más antiguos se lee “Su.” Así, el versículo 8
puede ser traducido “Tu trono es el trono de Dios, y el cetro de justicia
es el cetro de Su(Dios) Reino.” El Dr. Robert Young, en su Diccionario
Conciso de la Biblia, dice que el pasaje puede ser traducido correctamente,
“Dios es tu trono por los siglos de los siglos.”
Oseas 13:4/Hechos 4:10,12: “Yo soy Jehová tu Dios...no
conocerás pues Dios fuera de Mí, ni otro Salvador sino a Mí.” (Oseas 13:4).
“Jesucristo...en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos
4:10-12). Los Trinitarios sostienen que
estos dos textos prueban que Cristo es Jehová Dios, el único Salvador de los
hombres del ayer, del hoy y del mañana.
En primer término, Jehová no es Jesucristo.
Esta verdad fundamental se prueba con el texto de Salmos 110:1 en donde el
Señor (YHWH=Adonai=Jehová) le dice al Señor (Adoni,
el Mesías), “siéntate a mi diestra hasta que haya puesto a tus enemigos bajo
tus pies.”
Habiendo demostrado que Jehová y Jesucristo
son dos personas diferentes (Padre e Hijo), entonces no habría UN Salvador
¡sino DOS! Esto contradeciría lo dicho en Oseas 13:4, donde
Jehová dice ser El Único Salvador.
Pero lo cierto es que el nombre “JESÚS”
viene del Griego ‘I-esóus’ y del Hebreo ‘Jesúa’ o ‘Jehosúa’
en su forma completa, que significa: “Jehová es Salvador”. De
modo que el nombre de Jesús y su significado son importantes, pues revela que
el verdadero Salvador detrás del nombre de Jesús es Su Padre y Dios, Jehová.
En realidad Jesús es el Portador de la
Salvación. Él trae la salvación de Dios. Esta salvación viene por CREER en
JESUCRISTO, como el Hijo de Dios. También es CREER en el MENSAJE o EVANGELIO de
CRISTO, el cual es de DIOS, SU PADRE (Juan 1:12; 3:16; 5:24; 6:29; 12:44;
17:8,21). Al leer los textos entre paréntesis notaremos que Cristo es el
enviado de Dios para traer la salvación---¡Su Salvación!
Ahora que Jesús está en el cielo, los
cristianos ejercen la función de salvadores a través de la Palabra de Cristo
(la cual es de Su Padre). En Judas 23 leemos: “A otros SALVAD, arrebatándolos
del fuego...” Y Santiago 5:20 dice: “Sepa que el que haga volver
al pecador del error de su camino, SALVARÁ DE MUERTE UN
ALMA....”
El Apóstol Pablo dice en 1 Timoteo 2:3-5,
que el Salvador de los hombres es el Padre, y Quién, a través de Cristo, salva
a todos los hombres que se arrepienten. ¡Esta es la verdad del asunto!
De igual manera, Pablo le dice a Tito: “Pero
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los
hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por su misericordia...el cual derramó en nosotros abundantemente POR
JESUCRISTO nuestro Salvador.” (3:4-6). Aquí se lee de “Dios nuestro
Salvador” (v.4) y “Jesucristo nuestro Salvador” (v.6). No
dice que Jesucristo Dios es nuestro Salvador. Lo que Dice es que Dios el Padre,
por medio de Cristo, salvó a los hombres por Su amor y misericordia. De este
modo Jesús se convierte en el Salvador de los hombres, pues él es el Portador
de la salvación de Dios. Así, en 1 Tesalonisenses 5:9 Pablo escribe con verdad:
“Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para ALCANZAR SALVACIÓN POR
MEDIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.” Jesús es el medio para alcanzar la salvación
de Dios Padre.
En Lucas 2:25-31 Tenemos la historia de
Simeón, un varón justo que esperaba la consolación de Israel. Este hombre tomó
en sus brazos al bebe Jesús, y bendijo a Dios , diciendo: “...porque han
visto mis ojos TU SALVACIÓN, LA CUAL HAS PREPARADO EN PRESENCIA DE TODOS LOS
PUEBLOS...” (V.30,31). Sí, Jesús es la Salvación de Dios. Es el INTERMEDIARIO
entre Dios y los hombres, el Abogado, el Intercesor, el Medio para alcanzar el
perdón de Dios por nuestros delitos y pecados. Sin el derramamiento de sangre
no hay remisión de los pecados. Jesús sirvió como el Cordero que quita los
pecados del mundo. De esta forma Jesús fue el medio para alcanzar la salvación
de Dios. Y se convirtió en el salvador de los hombres realmente, aunque en
verdad es el Padre quien perdona y salva finalmente, Pues Él PREPARÓ
dicha salvación como dijo Simeón.
Juan 5:18: “Entonces,
por tanto, más procuraban los judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el
sábado, sino que también a su Padre llamaba Dios, haciéndose igual a Dios.”
Los Trinitarios sostienen que Jesús se
hacía igual a Dios, al llamarlo como Padre. Así, de acuerdo a la cultura
Oriental, un hijo es igual a su padre. Cuando Jesucristo dijo que Dios era Su
Padre, se puso a la par con Dios. No lo hizo a él Dios, pero le dio muchos de
los mismos privilegios como Dios. Similarmente, un hijo que nace en una familia
de un rey tiene también los mismos
privilegios básicos como su padre, no obstante el rey siempre es mayor y más
grande que su hijo. El padre siempre es mayor que el hijo, y aún sus privilegios
son muchas veces iguales debido al poder del padre y su posición de autoridad.
Adicionalmente, en Filipenses 2:5, Dios
exhorta a los creyentes a que tengan el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.
Luego en el verso 6 se nos dice que Cristo no creyó que el ser igual con Dios
era como una cosa a que aferrarse. Nuestro sentir, como hijos de Dios, debe ser
igualmente el de no aferrarnos a la igualdad de privilegios con el Padre Dios
por el hecho de ser Sus hijos y de su
Familia. Debemos ser siempre humildes.
Los versos 7 al 11 de Filipenses 2 adicionalmente explica que Jesucristo
se humilló a sí mismo, y como resultado, Dios lo exaltó hasta lo sumo.
1 Timoteo 6:14-16/ Apocalipsis 17:14: “La aparición de nuestro Señor
Jesucristo: La cual a su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo poderoso, Rey
de reyes, y Señor de Señores; Quien solo tiene inmortalidad, que habita en la
luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver: al cual
sea la honra y el imperio sempiterno.” (1 Tim. 6:14-16). “Pelearán contra el Cordero, y el
Cordero los vencerá, porque él es el Señor de señores y Rey de reyes.”
(Apo. 17:14).
Los Trinitarios suelen combinar estos dos
pasajes para demostrar que el Rey de reyes y Señor de Señores es uno:
Jehová-Cristo. Afirman que Cristo y Jehová son la misma Persona.
Pero como hemos señalado antes, el Salmo
110:1 claramente prueba que el primer Señor (“Adonai” =Jehová ó
Yahweh), es diferente al segundo señor (“Adoni” = Señor Mesías o
Cristo). En consecuencia, Cristo no es el Jehová del Antiguo Testamento.
Notemos algo interesante. En Daniel 2:37 El
profeta Daniel le dice al poderoso rey Nabuconodosor los siguiente: “Tú,
oh rey, ERES REY DE REYES; porque el Dios del cielo te ha dado REINO,
PODER, FUERZA y MAJESTAD.” Notemos que un rey humano era “Rey
de reyes”, y, ¿Por qué? ¡Porque Dios le dio reino, poder,
fuerza y majestad! No es que Nabuconodosor tuviese la misma autoridad y
poder de Dios, sino que recibió de Dios el poder y la majestad y fuerza por
encima de todas las demás naciones de su época.
Ahora notemos que hay otro personaje aún
más importante quien también recibió de Dios poder, reino, y dominio
para ser Rey de reyes en la Era Venidera. Leamos Daniel 7:13,14 que dice: “Miraba
yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como
un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse a
él. Y LE FUE DADO DOMINIO, GLORIA Y REINO, Para que todos los pueblos y
lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su
reino uno que nunca será destruido.”
Este personaje
obviamente es el Señor Jesucristo, quien al ascender inmortal al cielo recibió
de Su Padre: Poder, gloria y reino para que sea “el Rey de reyes y Señor
de señores” de Su Reino en la Era Venidera. Pero esto implica
que detrás del trono de los hombres está Dios mismo. Dios es el Rey de reyes y
Señor de Señores Eterno que gobierna detrás de sus elegidos, los cuales
ostentan Su Título Majestuoso de Rey de reyes y Señor de señores. Nabuconodosor
era “Rey de reyes” de Dios, y además, su siervo (Jeremías 25:9). Jesús
igualmente será Su Rey de Reyes y Señor de Señor, y además, Su Siervo (Mateo
12:18, Isaías 42:1).
Es claro que
Jesús no siempre fue Rey de reyes y Señor de Señores. En la visión de Daniel 7
se ve claramente que es una coronación que ocurre en el cielo cuando Jesús, el
Cristo, es presentado ante Su Padre, y le es dado el reino, poder y la gloria.
En Lucas 19 se registra la Parábola de la Diez minas. En el versículo
12 leemos que Jesús, como el “hombre noble”, se fue a un país lejano (el cielo),
para recibir un reino y volver. Él entonces volverá como el Rey de reyes y
Señor de señores del Reino milenial de justicia (Apocalipsis 20:1-5). Jesús
obviamente aún no reina como Rey de reyes y Señor de Señores hasta que regrese
a tomar el trono de David su Padre (Mateo 25:31).
Colosenses 1:16: “Porque
por él (el Hijo) fueron criadas todas las cosas que están en los cielos, y que
están en la tierra.” Los Trinitarios sostienen que Cristo es el
Creador de todas las cosas que existen en el cielo y en la tierra. Y si es
Creador, él tiene que ser Dios mismo.
Hemos visto que
Jehová Dios fue quien creó solo los cielos y la tierra. En Isaías 44:24 leemos:
“Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó
desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo SOLO los cielos,
que extiendo la tierra por mi mismo.”
Notemos
nuevamente que Jehová (Yahweh) es quien creó todo lo que existe, no el Hijo.
Claro que Dios creó todo por Su Palabra (Logos impersonal), y que después vino
a ser Su Hijo al nacer como hombre de María (Lucas 1:35). Todo lo creado por Yahweh era para su Hijo,
y por razón de él. Las Versiones más usadas vierten el texto caprichosamente.
En donde debe decir “por él” encontramos “en él fueron creadas todas las
cosas.” Además la correcta traducción de Colosenses 1:17 no es: “Él era antes de todas
las cosas” como muchos afirman, sino “Él es antes de todas
las cosas, a saber, de la nueva creación, porque “él es la cabeza del cuerpo,
la iglesia.”
Exodo
3:14/ Juan 8:58: “Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que
soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros.”
(Ex.3:14). “Jesús le dijo: De cierto, de cierto os
digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.” (Jn. 8:58).
Los Trinitarios
sostienen que Cristo y Jehová son la misma persona, o dos diferentes nombres de
la misma persona. Sostienen que Cristo es el “Yo Soy” que se le
apareció a Moisés en la zarza ardiente. Pero nuevamente mencionaremos Salmo
110:1 para demostrar que Jehová (Adonai) no es el Señor Mesías (Adoni).
En realidad, la
expresión de Exodo 3:14 en el Hebreo dice: “Yo
seré el que seré”, literalmente hablando, o también: “Yo
seré lo que seré”. Si Cristo es Jehová, entonces, lo que dijo Jesús
en Juan 8:58, literalmente hablando, fue: “Antes que Abraham fuese
yo seré lo que seré”. Pero, ¿tiene sentido esa versión literal? No lo
creemos! Por tanto Jesús no pudo haber sido Jehová.
En Juan 9 tenemos
la historia de la curación hecha por Jesús a un ciego de nacimiento. Los versos
8 y 9 dicen: “Entonces los vecinos, y los que antes le
habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?
Unos decían: El es; y otros: A él se parece. Él decía:
YO SOY.”
El mendigo dijo:
“YO SOY” ¡El que había
sido curado por Jesús, según el contexto! Ninguno va a creer que ese ciego era
El “Yo Soy” del Sinaí. Tampoco vamos a creer que Cristo era el “Yo Soy” del
Sinaí porque dijo “Yo Soy”. Pero Jesús era el “Yo Soy” ¿de qué? El contexto nos
debe alumbrar. Según Juan 8:56, Abraham se gozó de ver anticipadamente la
gloria del Mesías---¡Y lo vio sin estar Cristo presente! Jesús entonces dijo
que “Antes que Abraham fuese YO SOY (ÉL)”, el Mesías
elegido antes que Abraham existiese, y que éste vio, por la fe, al recibir la
promesa de Dios” (Génesis 12:1; 13:15; 15:18).
De modo que Jesús
estaba reafirmado Su absoluta PREEMINENCIA en los planes de Dios cuando dijo que él era
Antes que Abraham. Además, es importante comparar el significado de la frase
“Yo soy” de este texto con los frecuentes usos que Mesianismo de Jesús:
Juan 18:5: “Jesús les
dijo, ‘Yo Soy (Él),’” identificándose Él mismo como aquel a quien ellos estaban
buscando.
Juan 6:20: “Mas él
(caminando en el agua) les dijo: Yo soy(Él); no temáis.”
Juan 4:26: “Jesús le dijo
(a la mujer samaritana en el pozo): “Yo soy (Él) el que habla contigo.” Es
decir, “Yo soy (Él) el Mesías (ver
verso 5).
Juan 8:24: “Porque si no
creéis que yo soy (Él), en vuestros pecados moriréis.”
Otros textos
igualmente importante son: Juan 9:9; 8:28; 13:19; 9:35; 10:24,25.
Salmo 27:1/ Filipenses
4:13: “Juan hace de la misma frase, la cual está, en algunos lugares,
conectada con el Jehová es la fortaleza de mi vida.” (Sal. 27:1). “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Fil. 4:13).
Los Trinitarios
dicen que Jehová es el que
fortalece, en el Antiguo Testamento, pero que en el Nuevo
Testamento es Cristo aquel que
fortalece. Por tanto concluyen que Cristo es el Jehová del Antiguo Testamento.
¡Así de simple!
Veamos qué nos
dice el apóstol Pedro al respecto: “Mas el Dios (Padre) de toda gracia, que nos
llamó a su gloria eterna EN JESUCRISTRO (Su Hijo), después que hayáis padecido
un poco de tiempo, él (Dios el Padre) os perfeccione, afirme, fortalezca y
establezca. A él (Dios Padre) sea la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos.” (1 Pedro 5:10).
Finalmente Pedro
admite que es el Dios Padre quien perfecciona, afirma, FORTALECE y establece POR
MEDIO DE JESUCRISTO a los creyentes cristianos. Dios es quien realmente
ha fortalecido a los creyentes al mandar a Jesucristo al mundo para darles fe,
esperanza y amor. Y hoy, gracias a Su Espíritu Santo, tenemos esa fortaleza
para seguir delante en el sendero de la vida (Hechos 9:31).
Jeremías
17:10/Apocalipsis 2:23: “Yo Jehová, que escudriño el corazón, que
pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus
obras”(Jer. 17:10). “y sabrán que yo (El Hijo de Dios) soy el
que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.” (Apo.
2:23).
Los Trinitarios
sostienen que Cristo es el Jehová del Antiguo Testamento. Ellos dicen que ambos
textos se refieren a la misma persona: Jehová-Cristo. Y si Jehová es Dios,
luego Cristo es Dios. Pero hay otros pasajes bíblicos que nos indican que
Cristo NO es Jehová. Estos son: Génesis 12:7 y Gálatas
3:16. En Génesis 12:7 JEHOVÁ le dice a
Abraham que le daría a su DESCENDENCIA
(la de Abraham), la tierra prometida. En Gálatas
3:16 leemos que esa DESCENDENCIA de Abraham es
precisamente CRISTO. Si Cristo es
Jehová, entonces Jehová se daría a Sí mismo la tierra prometida, y eso no tiene
sentido. Además, Jehová sería la descendencia de Abraham, ¡y esto es un
imposible! Dios no desciende de un hombre.
Según Mateo
1:1 Jesús es descendiente de David. Es decir, David vivió unos MIL
años antes que Cristo existiese. Ahora bien, en 1 Crónicas 17:16 leemos que
David estuvo delante e Jehová, y habló con él. Si Jehová es Cristo, entonces
David habló con Cristo, lo cual es imposible. Históricamente Jesús nació diez
siglos después de David, es decir, no pudo ser su contemporáneo. Pero David sí
habló con Jehová, el Dios Altísimo, el Padre de Jesucristo. En el Salmo 2:7 se profetiza del reinado del
Mesías, el Hijo de Jehová. Sí, Jehová
se dirige al Mesías como “MI HIJO”.
Lo cierto es que
Jehová Dios le pronunció a Abraham LA PROMESA de que Cristo (su descendiente
según la carne), poseería la tierra prometida en un futuro lejano. Jehová
hablaba de Su Hijo, y del hijo de Abraham. Hablaba de Jesucristo, el Mesías
Rey. Queda claro que Jehová no es Jesucristo, aunque éste ejercerá la autoridad
que Su Padre le ha dado, como es el de juzgar a los hombres en el día del
juicio, en función a sus obras (Hechos 10:42; Mateo 16:27). Dios ha hecho de
Jesús su escudriñador de corazones y mentes
a fin de que pueda recompensar justamente (Mateo 28:18).
Algo más es
necesario añadir. En 1 Corintios 2:10 el apóstol Pablo dice “Pero
Dios nos la reveló a nosotros por el Espíritu; porque el ESPÍRITU LO ESCUDRIÑA,
AUN LO PROFUNDO DE DIOS.” Notemos que es por el Espíritu de Dios que se
puede escudriñar todo, aún lo más profundo de Dios. Según las Escrituras, Jesús
estaba (y está) LLENO DEL ESPÍRITU DE DIOS
(Lucas 1:15; 4:1), por tanto no es de extrañar que él haya tenido la
facilidad de escudriñar todo, aun lo más profundo de Dios, y lo de los hombres. Notemos que Jesús estaba lleno del Espíritu de
Dios (Lucas 4:1). Esto significa que él tenía TODOS los dones del
Espíritu, como son: palabra de sabiduría, palabra de ciencia, fe, sanidades,
obras milagrosas, DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS, lenguas,
interpretación de lenguas.
Y para finalizar,
no creo que el Hijo de Dios haya tenido la intención de decirnos en Apocalipsis
2:23 que él es el Jehová del Antiguo Testamento, el mismo que habló con Moisés
en el Sinaí. En Deuteronomio 18:15,17,18 leemos que Jehová le dice a Moisés: “Profeta
en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él
oiréis. Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Profeta les
levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su
boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.” Aquí
claramente Jehová está hablando de levantar un profeta como Moisés. Y, ¿Quién
es ese profeta como Moisés? Pedro lo responde claramente: ¡Cristo! (Hechos
3:22-26). Es claro nuevamente que Jehová no se levantó a si mismo, ni puso sus palabras sobre su boca, sino sobre
su Hijo, el Mesías. Jesús fue el Mensajero de Dios, quien trajo Sus Buenas
Noticias. Concluimos, por tanto, que Cristo no es el mismo Jehová del Antiguo
Testamento. Relacionar Jeremías 17:10 con Apocalipsis 2:23 sería temerario si
pretendiéramos sostener que Cristo es el mismo Jehová.
Salmo 129:4; 145:17/ 1
Juan 2:1; 1:9: “Jehová es justo”, “Justo es Jehová en todos
sus caminos” (Sal. 129:4; 145:17). “Jesucristo el justo” “Él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados” (1 Juan 2:1; 1:9). Los Trinitarios tratan de
probar que Cristo es Jehová Dios con estos textos. Dicen que si Cristo y Jehová
son justos, es “lógico” concluir que ambas son las mismas personas.
Pero, ¿Qué
diremos del fiel José, marido
de María? La Biblia dice que él era justo (Mateo 1:19).
También José de Arimatea era un justo (Lucas 23:50).
¿Concluiremos entonces que ambos eran “Divinos” o “Jehová”? Además, el hecho de que nuestro Señor haya sido JUSTO, ¿lo hace igual
a Jehová mismo? ¡No necesariamente! Hoy incluso los creyentes están justificados por la sangre de
Jesucristo (Romanos 5:1). ¡Son justos! Ello no los
hace iguales con Dios el Padre.
Salmo 23:1; Ezequiel
34:15; Juan 10:14,15: “Jehová es mi Pastor; nada me faltará”. “Yo
apacentaré a mis ovejas, yo les daré aprisco, dice Jehová.” (Sal. 23:1;
Eze. 34:15). “Dijo Jesús: Yo soy el buen Pastor; y
conozco a mis ovejas, y las mías me conocen...
y pongo mi vida por las ovejas.” (Juan
10:14,15).
Los Trinitarios
sostienen que Cristo es el Jehová del Antiguo Testamento, pues sólo hay un
Pastor de las ovejas, y ese es Jehová-Cristo. Pero en Isaías 45:28 Jehová llama
al rey Persa Ciro, lo siguiente: “Es mi pastor, y cumplirá todo lo que
yo quiero...” Y, ¿por qué era
Ciro el pastor de Jehová? ¡Porque cumpliría la voluntad de Jehová! Por supuesto
que Ciro no era Jehová Dios, sino Su “pastor” y siervo.
Ahora bien, en
Ezequiel 34:22 Jehová habla de “mis ovejas”, pero luego dice en el verso 23 que
Jehová mismo levantará sobre sus ovejas a un pastor, y él las apacentará. El
verso 24 hace referencia al rey David. Sin duda este “rey David” puede
prefigurar al descendiente del rey David, el Señor Mesías Jesús. Pero notemos
que aunque Dios tiene “Sus ovejas”, lo cual implica que Jehová es un Pastor, no
obstante quien los pastorea es otra persona muy distinta. Es decir, Jehová es
el gran Pastor que tiene Su pastor auxiliar que le sirve. Jesucristo es ese
“buen pastor” que vela por las ovejas del Padre (También Ezequiel 3:24).
Y el texto que
prueba que Jehová tiene Su pastor en la persona de Cristo es Zacarías 13:7,
donde se profetiza que el pastor de Jehová sería herido y las ovejas
dispersadas.
Salmo 27:1: Isaías
60:19/ Juan 8:12: “Jehová es mi luz y mi salvación.” “Jehová
te será por luz perpetua” (Sal. 27:1; Isa. 60:19). “Jesús
les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue,...tendrá la luz
de la vida.” (Juan 8:12).
Los Trinitarios
sostienen que Cristo es el Jehová del Antiguo Testamento, porque es la única
luz que ilumina a los hombres en todas las épocas. Según el salmista David, la
palabra de Dios era lumbrera en su camino, y lámpara a sus pies (Salmo 119:105). Cristo
era y es la luz del mundo porque trajo
la Palabra de Dios, la cual ilumina la vida de los hombres (Juan
14:24)(Hebreos 4:12)(Lucas 11:28).
En Apocalipsis
21:23 leeremos que Cristo es la lumbrera de la gloria de Dios. Aquí hay dos
personas: Dios, la fuente de la luz; y
Cristo, la lumbrera que emite la luz de la fuente. Es como la luna (una
lumbrera) que emite luz que proviene de la fuente, en este caso, del sol.
Finalmente, los
cristianos también somos “la luz del mundo” (Mateo 5:14).
Por supuesto que este hecho no significa que
nosotros somos como Jehová, ya que solo Él, como Dios Todopoderoso, es
la Fuente inagotable de luz.
Salmo 19:14; Isaías
47:4; Colosenses 1:14: Romanos 3:24: “Oh,
Jehová, roca mía, y redentor mío”. “Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos
es su nombre, el santo de Israel.” “Su amado Hijo, en quien tenemos redención
por su sangre.” “La redención que es en Cristo Jesús.”
Los Trinitarios
dicen que sólo hay un redentor, y ése es Jehová-Cristo. Ellos sostienen que
Cristo es el mismo Jehová que habló a Moisés, y a los demás héroes de la fe. El
redentor Jehová es el redentor Jesucristo.
Es interesante
notar que en 1 Corintios 1:30 Pablo dice: “Más por él estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación, y REDENCIÓN.” Esto significa
que Dios ha hecho a Cristo, ¡Redentor de los hombres! Además, notemos que Dios
y Cristo Jesús son dos personas distintas, lo cual derrumba la teoría
Trinitaria. A Cristo Jesús no se le llama Dios, sino a Su Padre (1 Corintios
1:3).
Por otro lado,
sólo a Dios el Padre se le llama “REDENTOR”. No encontrará
ningún texto Neo Testamentario en que se diga que Cristo es El
REDENTOR. Es cierto que Cristo redime para y por Dios (Apocalipsis 5:9),
pero el verdadero Autor de la REDENCIÓN es el Padre---
¡El Redentor! Y Sabemos que Jehová es
el Padre de Jesús por medio del texto de Salmos 2:7 en donde aparecen Jehová y
el Hijo (El Ungido de Dios).
Salmo 18:2; 95:1/ 1
Pedro 2:6; 1 Corintios 10:4: “Jehová, roca mía y castillo mío”,
“Jehová...la roca de nuestra salvación” (Sal. 18:2;
95:1). “De Cristo se dice: “Pongo en Sión la
principal piedra del ángulo, escogida, preciosa.” “La roca era Cristo.” (1 Ped. 2:6; 1
Cor. 10:4).
Los Trinitarios
sostienen que la ROCA es el Jehová-Cristo. Sostienen que Jehová, la Roca del
Antiguo Testamento, es el Cristo del Nuevo Testamento.
Es cierto que
David dice de Jehová: “ROCA MÍA”. Pero notemos
que David también dice de Jehová: “Tú eres mi refugio” (Salmo 62:7;
32:7). Pero jamás encontraremos que a Cristo se le llame el “REFUGIO” de David, o de
cualquier hombre. Podemos concluir, por ende, que Cristo no es el mismo Jehová
del Antiguo Testamento. En el Salmo
103:17 se dice que a Jehová hay que TEMER, cosa que nunca
se dice para Cristo en el Nuevo Testamento. No hay texto alguno en el Nuevo
Testamento en que se nos mande temer a Cristo, sino sólo a Dios (Hebreos
12:28). Y para Pablo, Dios era solo EL PADRE ( 1 Corintios
8:6). En el Salmo 89:18 Jehová es el ESCUDO del creyente,
una característica que nunca se dice de Cristo. En Exodo 20:7 se nos manda a no
JURAR EN VANO EN EL NOMBRE DE JEHOVÁ. Esto jamás
es ordenado para el nombre de Jesucristo en el Nuevo Testamento.
En el Antiguo
Testamento tenemos figuras que simbolizan a Cristo. Cristo era el Cordero pascual, no
Jehová. Cristo era prefigurado por la serpiente ardiente colgando en el
poste en el desierto, para la salvación de los judíos (Números 21:8), era el maná que descendió
del cielo y del cual comieron los hebreos en el desierto (Juan 6:31). Luego
Jesús dirá que él es el
maná que bajó del
cielo (v.33,35). Nunca se dice que
el maná era Jehová, sino Cristo. Y no encontraremos en el A.T que Jehová
fue el maná de Su pueblo. Recordemos que Jesús dijo ser el maná que comieron
los hebreos, pero la realidad es que aquel maná no era Cristo mismo, sino que
lo prefiguraba o lo simbolizaba. El verdadero
pan de vida se hizo presente en la encarnación, cuando Cristo nace de María. De
igual modo, el Cordero pascual no era Cristo en forma de cordero, sino que era
un símbolo de él. Igual
ocurre con la roca que bebieron los hebreos. La roca no era Cristo,
literalmente hablando, o Cristo en forma de roca. La roca simbolizaba a Cristo, quien
vendría más adelante al mundo para edificar su iglesia, la cual se fundaría
sobre él (la Roca sólida e inconmovible)--- El fundamento seguro y firme. El
hecho que ciertos símbolos de Cristo coincidan con los de Jehová, nos los hacen
iguales, o la misma persona.
En 1 Pedro
2:5,6,8 veremos que Cristo es la piedra principal entre muchas piedras, las
cuales representan a todos los creyentes. Sí, los creyentes cristianos son
también piedras como lo es Cristo, aunque la piedra que representa a Cristo es
la principal de todas. Asimismo, la piedra principal descansa sobre la única
Roca principal, que representa a Jehová, el Padre Eterno (Salmo 18:31)(1
Corintios 11:3).
En Isaías 28:16
encontramos una profecía sumamente interesante. Ella dice: “Por
tanto, JEHOVÁ el Señor dice así: He aquí YO HE PUESTO en Sión por FUNDAMENTO
UNA PIEDRA, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que
creyere no se apresure.” Por cierto que este texto se relaciona con el
texto de 1 Pedro 2:6 que ya tratamos arriba. Es decir, aquella piedra
fundamental, preciosa, estable y probada, es Cristo. Y, ¿Quién la puso en Sión?
¿Jesús mismo? ¡NO!, sino ¡Jehová! Por tanto
Jehová, la Roca de los patriarcas y profetas, no era el mismo Cristo, sino Dios
el Padre.
Mateo 27:9/Zacarías
11:13: “lo dicho por el profeta Jeremías, cuando
dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio
puesto por los hijos de Israel” (Mat. 27:9). “Y
me dijo Jehová: Échalo al tesoro; hermoso precio con que me han apreciado...” (Zac. 11:13).
Los Trinitarios
sostienen que Jesús es Jehová, pues el Profeta Zacarías, como Jeremías,
anunciaron que Jehová sería traicionado por treinta piezas de plata. Pero Jesús
dijo algo interesante: “De cierto, de cierto os digo: El que recibe
al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me
envió.” (Juan 13:20). En otras palabras, el que recibe a Cristo recibe a
Jehová, que le envió. Además, quien rechaza a Cristo, rechaza a Jehová, que le
envió. Así que, cuando Jesús es traicionado por Judas por el valor de 30 piezas
de plata, en realidad él le estaba traicionando a Jehová por esa suma. Igualmente
los judíos estaban valorando a Jehová por 30 piezas de plata. Esta misma idea
se puede aplicar a los siguientes textos: Juan 19:37 con Zacarías 12:10; 1
Corintios 2:7 con Salmo 24:7-10; 1 Corintios 11:32 con Proverbios 3:11.
Filipenses 2:9-11/Isaías
45:23: “Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo
sumo....para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están
en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra. Y toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor, para a gloria de Dios padre.” (Fil.
2:9-11).“...Que a mí (Jehová Dios) se doblará toda
rodilla, y jurará toda lengua.” (Isa. 45:23).
Es importante
leer Juan 5:23. En este pasaje Jesús dice: “Para que todos honren
al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le
envió.” Jesús es el Ungido (Señor) de Jehová, Su Rey elegido para regir a
tierra. Si no nos sometemos al Señor Jesús es como rebelarnos contra Dios el
Padre. Debemos darle reverencia y homenaje como si fuera Dios mismo. Esto es
para la gloria de Dios Padre.
Todos los
creyentes deben honrar al Hijo como se honra al Padre. No que Cristo sea el
Padre Jehová, sino que como Su Representante y Mensajero, merece las
mismas consideraciones de Dios. Debemos ver a Jesús como si fuera Jehová mismo,
y darle todo honor y gloria de rey.
Romanos 8:9: “Sin
embargo, vosotros no estáis en la carne sino en el espíritu, si en verdad el Espíritu
de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el espíritu de
Cristo, el tal no es de él.”
Los Trinitarios
usan este pasaje para “probar” que “el Espíritu de Dios” y el “espíritu de
Cristo” son lo mismo. No obstante el apóstol Pablo habla que el Espíritu de
Dios debe HABITAR en el creyente,
en cambio, el creyente debe TENER el Espíritu de
Cristo. También Pablo dice que la PALABRA de Cristo “more”
en el creyente (Colosenses 3:16). A los Efesios Pablo les dice que “Cristo
habite en vuestros CORAZONES por la fe” (Efesios 3:17).
Todo esto es figurado, por cierto. La palabra mora en el creyente en el sentido
que permanece en el creyente, como algo vivo, real y actual. La palabra de
Cristo es vida para el creyente, y en tanto que permanece en él, tiene la vida.
Y Cristo mora en el corazón del creyente en el sentido que el creyente tiene a
Cristo como a alguien de primera importancia, y a alguien que se debe obedecer
y amar muchísimo.
Que el Espíritu
de Dios no es igual que el Espíritu de Cristo se evidencia por el hecho que
Jesús expulsaba demonios por el Espíritu de Dios...¡no por el suyo! (Mateo
12:28). Y el apóstol Pablo dice que el Espíritu de Dios debe morar en el
creyente (1 Corintios 3:16).
En 1 Corintios
2:12 el apóstol Pablo habla del “espíritu del mundo”. Los que no se han
convertido a Cristo tienen “EL ESPÍRITU DEL MUNDO”. Eso no quiere decir que
existe un espíritu llamado “mundo”, o que el mundo tenga espíritu. El espíritu
del mundo es LA MENTE DEL MUNDO. Por eso Pablo
dice en Efesios 4:23,24: “Y renovaos en el ESPÍRITU DE VUESTRA
MENTE y vestios del nuevo hombre...”
Ahora el
Cristiano tiene “el Espíritu de Cristo”, es decir, “LA
MENTE DE CRISTO”. Lo que MORA en el creyente
es el ESPÍRITU DE DIOS y tiene, además:
“LA MENTE DE CRISTO”. Ya no tiene el
Espíritu o la mente el mundo, sino “el espíritu (mente) de Cristo”. En 1 Corintios
2:16 Pablo dice muy claramente: “...Mas nosotros tenemos LA MENTE DE
CRISTO.”
Lucas 6:20/Colosenses
1:13: “...Bienaventurado vosotros los pobres,
porque vuestro es el reino de Dios.” (Lucas 6:20). “El
cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino
de su amado Hijo.” (Col. 1:13).
Los Trinitarios
suelen comparar estos dos textos para probar que Cristo es Dios. Por un lado
Jesús dice que el reino es de Dios, pero Pablo dice que el reino es del amado
Hijo, por tanto Cristo es Dios. Aparentemente este razonamiento tiene su
lógica, pero no siempre es la verdad.
En Efesios 5:5
Pablo dice: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario,
o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia
EN EL REINO DE CRISTO Y DE DIOS”. Estas palabras
de Pablo son muy interesantes, pues diferencia a Cristo y a Dios. El Reino es
de Cristo, y también es de Dios, su Padre. Pablo no dice que el reino es de
Cristo Dios, o de Dios el Cristo. Lo que dice que es el reino le pertenece al
Padre (Dios) y al Hijo (el Señor). Para Pablo, y seguramente también para el
resto de los apóstoles, sólo el Padre es Dios, y Cristo, el Señor (1 Corintios
8:4-6).
Cuando Jesús
hablaba del reino de Dios, se refería al
reino de Su Padre. Y cuando se refería a su reino, el decía: “mi
reino”. Él usó las dos formas, una para referirse a su Dios y otra, para
referirse a él. Y es que Cristo recibió de Dios Padre Su
Reino (Ver Daniel 7:13,14). Además, los cristianos también recibirán el reino de
Dios, como ya lo recibió Jesús al regresar al cielo (Daniel 7:18,22). Podremos
decir que el reino también será de los salvos, cuando vuelva Cristo por segunda
vez (Mateo 25:31,34).
Hay suficiente
evidencia que Cristo (Mesías o Ungido) no es el mismo Jehová. Ya hemos citado
muchos pasajes, pero he aquí uno más. Es el Salmo 2:2 que dice: “Se
levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra
Jehová y contra su ungido, diciendo...”
Indudablemente este ungido no es el rey David, quien pronuncia el Salmo en
cuestión, sino un descendiente suyo. Observemos que son los reyes de la tierra
que confabularán contra Jehová Dios y Su Mesías o Cristo. Esto se cumplió con
Jesucristo según Hechos 4:25-27, cuando se reunieron Herodes, Poncio Pilato,
los gentiles y el pueblo de Israel contra el Hijo de Dios. Es clarísimo que Jehová no es el mismo
Ungido o Jesucristo.
Juan 5:21: “Como el Padre levanta a los muertos, y les
da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.”
Este pasaje es
usado por los Trinitarios para “probar” que Cristo como el Padre pueden dar
vida, pues son Todopoderosos, y por naturaleza, Dioses.
El punto es el
siguiente: ¿Son los dos la fuente de la vida? En Jeremías 2:13 JEHOVÁ dice: “Porque
dos males a hecho mi pueblo: Me dejaron a Mi,
FUENTE DE AGUA VIVA...” En el Nuevo Testamento jamás
se nos dice que Jesucristo sea la FUENTE DE AGUA VIVA, como sí se dice de
Jehová en el Antiguo Testamento. ¡Esto es muy importante!
En Juan 5:26
leemos que Dios el Padre ha hecho posible que Cristo también pueda tener vida
en sí mismo. Dice el texto: “Porque como el Padre tiene ida en sí mismo,
así también HA DADO al Hijo el tener vida en sí mismo.” Notemos que a Dios NADIE le ha dado tener
vida en sí mismo. Él es la Única fuente de vida. Ahora Él ha dado a Su Hijo la
posibilidad de tener vida en sí mismo, a fin de que él pueda dar vida a los
hombres (Romanos 6:23). En Efesios 2:5,6 Vemos que es Dios Padre quien da la
vida y gloria a todos los santos, incluyendo a Su Hijo.
Génesis 18:25,26/ Juan
5:22,27: “...El Juez de toda la tierra....Jehová.” (Gén.
18:25,26). “Cristo tiene autoridad para hacer juicio.”
Los Trinitarios
suelen sacar estos textos para demostrar que Cristo es el mismo JUEZ
JEHOVÁ del Antiguo Testamento. Sostienen que sólo Dios puede ser el Juez de los
hombres, y si Cristo es Juez, él es Dios.
Pero Jesús no
siempre ha sido Juez. Durante su ministerio terrenal el mostró el justo juicio
de Dios. Notemos que Jesús admite en Juan 5:22,27 que Dios le ha DADO
AUTORIDAD PARA JUZGAR. Esto quiere decir que no siempre fue juez. Si
Dios no le hubiese dado esa autoridad de juzgar, él no lo hubiera podido hacer
nunca.
El apóstol Pedro
dijo sobre este asunto así: “Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y
testificásemos que él (Jesús) es el que Dios HA PUESTO POR JUEZ de vivos
y muertos.” (Hechos 10:42).
Finalmente, los
cristianos también tendrán la facultad de juzgar (Apocalipsis
20:4; 1 Corintios 6:2,3) como asistentes de Cristo (Isaías 32:1).
Apocalipsis 3:7/15:4: “Esto
dice el santo (Jesús) el verdadero.”(Apo. 3:7).
“Pues sólo tú eres santo (Dios Todopoderoso) (Apo. 15:4). Los
Trinitarios sostienen que Cristo es el Dios SANTO TODOPODEROSO.
Apocalipsis 15:3
dice que el Dios Todopoderoso es “REY DE LOS SANTOS.” Es decir, Dios
es el Santo de los santos. Él tiene hombres que también son santos. No sólo hay
dos, sino miles de santos. Jesús es un hombre santo, y el santo del Dios
Altísimo. Esta verdad fue admitida por un espíritu inmundo al mismo Señor
Jesucristo: “Yo te conozco quién eres, el santo de
Dios.” (Lucas 4:34). Notemos que el demonio NO dijo que Jesús
era “el Dios santo”, sino “el
santo de Dios”.
Apocalipsis 7:10-12,17: “Y
clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que
está sentado en el trono, y al Cordero. Y
todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos
y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del
trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición, la gloria, la
sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder, y la fortaleza sean a
nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén...porque el Cordero que está
en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida;
y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.”
Los Trinitarios
sostienen que en el verso 10 Dios es el que está sentado en el trono, pero en
el 17 es el Cordero quien está en el “medio” del trono, por tanto, él es el
Dios Todopoderoso. Pero, ¿está sentado el Cordero en el trono? Y, ¿qué
significa que esté en el “medio” del trono? Estas son dos preguntas cruciales.
Pero si leemos
Apocalipsis 5:6 encontraremos mayor información sobre este punto. Dice este
texto: “Y miré, y vi que en MEDIO del trono
y de los cuatro seres vivientes, y en MEDIO de los ancianos, estaba EN
PIE (no sentado) un Cordero como inmolado...”
Notemos que
Cristo está en medio del trono, pero está EN
PIE, ¡no sentado! Luego
encontramos que el Cordero (Cristo) está en
medio de los cuatro
seres vivientes, y en medio de los ancianos. Sí, Jesús está
en medio del trono, de los cuatro seres vivientes, y de los 24 ancianos. El
lector debe hacerse su propia imagen mental de esta escena celestial.
Pero lo cierto es
que finalmente, tanto Cristo como sus vencedores cristianos, tendrán cada uno
sus propios tronos. Notemos que Cristo habla de “su trono” (el del Padre),
y también “mi trono” (el del Hijo, y
que lo tomará en su segunda venida: Apocalipsis 3:21, Mateo 25:31), y luego “tronos” (para los
jueces) (Apocalipsis 20:4), “doce tronos” (para los doce
apóstoles)(Mateo 19:28)(Salmos 122:5).
Exodo 34:6,7/Colosenses
3:13: “Jehová...que perdona la iniquidad, la
rebelión y el pecado.” (Exo. 34:6,7). “...De la manera que Cristo
os perdonó...”
Los Trinitarios
sostienen que sólo uno es el que puede perdonar pecados, y ése es Dios. Por
tanto concluyen que Cristo es el Dios Jehová del Antiguo Testamento.
En primer lugar,
no sólo Jehová y Cristo perdonan pecados, sino también los hombres. En el mismo
texto de Colosenses 3:13 Pablo dice que “De la manera que Cristo os perdonó, ASÍ
HACEDLO TAMBIÉN VOSOTROS.”
Este gesto noble
de nuestra parte de perdonar las ofensas de nuestros semejantes, no nos hace
“Dioses”, sino hijos de Dios (Mateo 5:44,45).
En el caso de nuestro Señor Jesucristo, su sangre nos limpia de
todo pecado (1 Juan 1:7). Él es nuestro Abogado ante Dios (1
Juan 2:1), y la propiciación (precio
correspondiente) por nuestros pecados (1 Juan 2:2).
Jesús tiene autoridad para perdonar
pecados (Mateo 9:6), y esa autoridad la recibió de su
Padre (Mateo 28:18, Juan 5:26,27). Jesús no es como el Dios Todopoderoso que
tiene inherentemente la autoridad de
perdonar pecados. Él la recibió de su Dios y Padre, lo cual indica que él no es Dios
Todopoderoso.
Isaías 9:6 “Dios
Poderoso” (‘ël gibbör’) refiriéndose al Mesías, es el mismo título referido
a Yahweh (Jehová) en Isaías 10:21.
En primer lugar diremos
que en Génesis 17:1 Jehová dice ser
el DIOS TODOPODEROSO. Este título de
“Dios Todopoderoso” jamás se le
aplica a Jesús en el Nuevo Testamento.
En segundo lugar
diremos que ‘ël gibbör’ también se haya
en plural en Ezequiel 32:21 en
referencia a los hombres, donde las versiones Inglesas NASB,
RSV, NIV lo traducen como ‘los poderosos’, ‘jefes
poderosos’, y ‘líderes poderosos’ La Moffat lo vierte como ‘guerreros
poderosos’. La NEB (La Nueva Biblia
Inglesa) vierte más apropiadamente Isaías 9:6 como: ‘como
Dios en la batalla’.
Como vemos, la
frase “ël Gibbor” no implica necesariamente que Cristo sea Jehová. Si no fuera
así entonces aquellos ‘líderes poderosos’ de Ezequiel 32:21 también eran Jehová
mismo.
1 Juan 5:20: “Pero
sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer
al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y
la vida eterna.”
Los Trinitarios
sostienen que Cristo es el verdadero Dios y la vida eterna según este texto.
Ellos sostienen que “Este es el verdadero
Dios, y la vida eterna” se refiere a Cristo y no a Su Padre. Ellos dicen que la
palabra griega ‘outos’(éste), quiere
decir, ‘aquel recién mencionado’ (Su Hijo Jesucristo).
Pero si esta
conclusión fuera verdadera y siempre exacta, entonces tenemos un problema en 1
Juan 2:22. En este texto leemos: “¿Quién es mentiroso, sino el que niega que
Jesús es el Cristo? ESTE (‘outos’) es ANTICRISTO, el que niega al
Padre y al Hijo.” ¿Creerá alguno que Cristo mismo es el ANTICRISTO?
¡Razone!
Finalmente, es
Cristo mismo quien se va a encargar de revelarnos quién es en realidad el UNICO
DIOS VERDADERO. En Juan 17:3 está la respuesta clara y contundente. Dice Jesús: “Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.”
Notemos que
Jesucristo dice que el único Dios verdadero es Su Padre. Él dijo: “que
te conozcan a ti, el único Dios verdadero” y a Jesucristo, a quien has enviado. Sí,
Jesucristo es el enviado del único Dios verdadero. Un niño de 5 años muy bien
entiende este punto sin mayor aclaración.
Juan 3:13: “Nadie
subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está
en el cielo.”
Los Trinitarios
usan este texto para demostrar que Cristo es el Dios 0nmipresente. Ellos
sostienen que Cristo dijo esto en la tierra, y que, a su vez, estaba en el
cielo.
Es importante
señalar que las últimas cinco palabras: “que está en el cielo” no aparecen en
los manuscritos más antiguos que se conocen. En otras palabras, el texto debe
decir: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió
del cielo, el Hijo del Hombre.”
Los Trinitarios
alegan además que Cristo preexistió antes de nacer como hombre, y que estuvo en
la tierra en otra(s) ocasión(es) pues Jesús dijo: “Nadie subió al cielo,
sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre.” Jesús afirma
que el único que subió al cielo fue él.
¡Pero él todavía no había ascendido al Padre! Esto
indicaría que Cristo habría bajado a la tierra y subido al cielo antes de
su encarnación y resurrección, y sin relación
al pecado, o sin la intención aún de redimir a los pecadores. Pero esto
generaría un problema. Esto daría como resultado que su primera venida no fue
realmente la “primera”, sino la “segunda”, o quien sabe la “tercera”, o
más. Pero es interesante lo que nos
dice Hebreos 9:28 sobre el regreso en gloria de Jesús: “Así
también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y
aparecerá POR SEGUNDA VEZ, sin relación al pecado, para salvar a
los que le esperan.” Notemos que Pablo habla de una SEGUNDA
VENIDA de Cristo, lo que hace que su anterior visita como hombre sea
necesariamente su PRIMERA VENIDA. Concluimos
entonces que no hubo otra(s) venida(s) suyas antes de su encarnación. Su
primera venida fue con relación al pecado, mas no será así con su segunda
venida.
Entonces, ¿Cómo
se explican sus palabras? En Apocalipsis 4:1-11 Juan, en vida, y en el
destierro, fue invitado a “subir al cielo” y ver lo que
había allá. En visión él había podido subir al cielo aunque estaba en la tierra
físicamente. Esto ocurrió en el año 100 d.C. Ahora bien, ¿No le pudo ocurrir lo
mismo a Cristo antes que a Juan? Jesús fue el primero que pudo “subir al cielo,
y descender a la tierra” en sus visiones espirituales durante su ministerio
terrestre.
1 Pedro 1:2/2 Corintios
13:14: “Elegidos según la presciencia de Dios
Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados
con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.” (1 Ped. 1:2).
“La gracia del Señor Jesucristo, el
amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos
vosotros. Amén.” (2 Cor. 13:14).
Los Trinitarios
suelen usar estos dos textos bíblicos para “demostrar” su doctrina de la
Trinidad. Notemos, nos dicen ellos, que se mencionan a las 3 personas de la
Trinidad: Padre, Hijo, Espíritu Santo. No obstante, como respuesta diremos que
estos dos pasajes NO dicen que son
tres personas, y menos, que sean “Dios”. Sólo el Padre es referido como
“Dios”, en tanto que
al Hijo se le menciona como el “Señor”. Esto concuerda
con lo expresado por Pablo en 1 Corintios 8:6 en donde el Padre es el solo
Dios, y Jesucristo, el Señor.
Por otro lado, el
“Espíritu” de 1 Pedro 1:2 no tiene que ver
necesariamente con el Espíritu Santo, sino con el “espíritu del converso”.. Pedro dice que
Dios nos eligió para que nuestro espíritu sea santificado
para obedecer a Dios por la sangre de Cristo, Su Hijo.
En 1
Tesalonisenses 5:23 Pablo sólo menciona al Padre y al Hijo, pero no al Espíritu
Santo. Igual sucede en Efesios 6:23. En Romanos 16:24 Pablo sólo menciona a
Jesús y no al Padre y al Espíritu Santo. En Romanos 15:30 aparecen los 3
juntos, pero sólo uno de los tres es Dios, ¡el Padre!.
Lo real es que en
ningún momento estos textos sugieren que Dios está compuesto por 3 Personas
distintas, que tienen los mismos poderes y la misma naturaleza. Tampoco que
dice que el Espíritu Santo tenga algún cargo o título como sí lo tienen el Señor Cristo y Dios el Padre.
Isaías 54:13/Mateo 23:8: “Y
todos tus hijos serán enseñados por Jehová....” (Isa. 54:13). “...porque uno es
vuestro Maestro, el Cristo.” (Mat. 23:8).
Los Trinitarios
sostienen que Cristo es el Jehová del Antiguo Testamento por el hecho de ser el
Maestro de su pueblo.
Ellos sostienen que sólo hay un verdadero Maestro, y ese es el Jehová-Cristo.
Pero los
Trinitarios parecen olvidar que Jesús mismo hace mención de Isaías 54:13 para
aclarar que el verdadero Maestro es Su Padre Jehová (Juan 6:45). Nótese que
Jesús dice: “todo aquel que oyó al Padre y aprendió
de él, viene a mí.”
Es bien sabido
que las enseñanzas de Jesús eran las de Su Padre Jehová. A los judíos Jesús les
dijo: “Mi doctrina NO ES MÍA, sino de aquel
que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina
es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.” (Juan
7:16,17).
En este pasaje de
Juan 7:16,17 Jesús afirma dos cosas: Una, que su doctrina no es suya sino de
Dios. Segundo: Él admite que no es Dios. En el verso 17 él reta a los judíos a
discernir si su enseñanza proviene de Dios que le envió al mundo, o si es de su
propia inspiración.
Hebreos 13:8: “Jesucristo
es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.”
Los Trinitarios
usan este texto para “probar” la eternidad de Cristo, y su preexistencia como
Dios. No obstante, el texto NO dice “Jesucristo
es el mismo por los siglos de los siglos” o “Jesucristo
es el mismo eternamente.”
La pregunta
sería: ¿Cuándo comienza el “ayer”?¿En la
eternidad?¿En su engendramiento?¿En su encarnación? Además se nos viene a la
mente otra pregunta: ¿En que aspecto Jesucristo es el mismo “ayer, hoy, y por
los siglos”?¿En su humanidad?¿En su supuesta Deidad?¿En su carácter moral y
espiritual? Las respuesta debe encontrarse en el contexto de todo el libro
de los Hebreos. En el capítulo 1 nos habla de la salvación de Dios por Cristo. El
capítulo 2 nos habla de la superioridad de Cristo sobre Moisés. En
los capítulos 4-10 se nos presenta a Cristo como SUMO SACERDOTE según la orden
de Melquisedec, el cual sería “para siempre”, “INMUTABLE”(no mudable, es
decir, el mismo)(Hebreos 7:21-24).
Por el contexto
podemos ver que Jesucristo es el mismo SUMO SACERDOTE según la orden
de Melquisedec, que ejerce la función Mediadora, expiadora y
Salvadora, ayer, hoy y siempre.
¡Su sacerdocio es para siempre e inmutable! Él es la salvador eterno,
tanto ayer, hoy y por siempre.
Génesis 1:26/1
Tesalonisenes 5:23: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza...” (Gén.1:26). “...y
todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo...” (1 Tes.
5:23).
Los Trinitarios
sostienen que el hombre es una unidad compuesta por 3 elementos: “espíritu,
alma y cuerpo”. Tres en uno. Y como Dios hizo al hombre a su
misma imagen y semejanza, Dios también es TRES en UNO: “Padre,
Hijo, y Espíritu Santo.”
El problema de
esta argumentación es que los tres elementos que componen al hombre ¡NO
SON PERSONAS COSUBSTANCIALES! Es decir, el espíritu y el alma
no son de la misma naturaleza que el cuerpo. Y probablemente
tampoco lo sean el espíritu y el alma. O ¿Es que alguien va a decirnos que el
alma y el cuerpo son de la misma naturaleza y sustancia?
Lo que la Biblia enseña
es que el hombre es un ALMA VIVIENTE gracias a la combinación del cuerpo y el
espíritu (Génesis 2:7). O sea: cuerpo + espíritu = Alma viviente. Y finalmente,
los mismos animales son almas vivientes (Génesis
1:24, Heb. ‘nephesh’= alma), y también
tienen espíritu (Eclesiastés
3:21). Es decir, los animales están compuestos por “alma, espíritu y cuerpo”. Pregunto:
¿Están hechos también los animales a la misma imagen y semejanza de Dios?
Obviamente esta
argumentación cae por su propio peso, pues no se puede usar para demostrar la
doctrina de la Trinidad bajo ningún punto de vista.
Zacarías 3:2/Génesis
19:24: “Y Dijo Jehová a Satanás: Jehová te
reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Israel te reprenda...(Zac. 3:2).”Entonces
Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de
Jehová desde los cielos.” (Gén. 19:24).
Los Trinitarios
sostienen que hay más de Un solo Jehová basándose en estos textos de arriba.
Ellos sostienen que Jesucristo mismo es Jehová, así como el Padre es Jehová.
Ahora bien, si
esta tesis de los Trinitarios fuera verdad, ella negaría abiertamente el
principio básico de la fe Judía de que Jehová UNO es.”
(Deuteronomio 6:4), y también que Él es el (no ‘Los’) Altísimo sobre toda la
tierra (Salmos 83:18).
No obstante, lo
dicho en Zacarías 3:2 y Génesis 19:24 no es sino una forma Hebrea
de expresión de una persona haciendo algo en referencia a sí misma. En 1
Samuel 25:21,22 leemos algo muy interesante que ilustra esta forma de hablar
Hebrea: “Y David había dicho: Ciertamente en
vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya
faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien. Así haga Dios a
los enemigos de David y aun les añada, que de aquí a mañana, de todo lo
que fuere suyo no he de dejar con vida ni un varón.”
Si uno analiza el
texto anterior (1 Samuel 25:21,22) notará que David habla de “otro” David al decir:
“Así haga Dios a los enemigos de David”, cuando en
realidad se refiere a sí mismo. Un lector descuidado y poco entendido de la
forma de hablar de los Hebreos, podría pensar que David (1 Samuel 25:21,22) y
Jehová (Zacarías 3:2) están hablando de otras personas que se llaman como
ellos, lo cual no es cierto.
Juan 9:35-38: “Oyó
Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de
Dios? Respondió él y le dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo
Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo,
Señor, y lo adoró (Gr. Proskyneo).”
En Hebreo la
palabra ‘Shachah’ es traducida adoración y significa postrarse
en reverencia. En las 170 ocurrencias de esta palabra sólo alrededor de la mitad se
refiere a la adoración a Dios y que está oculto al lector hispano, porque la
palabra en cerca de la mitad de las ocurrencias es traducida, inclinarse,
postrarse, hacer reverencia, y que se pueden verificar en los siguientes
textos: Gén. 18:2-4; 19:1; 23:7,12; 27:29; 1 Sam. 24:8; 25:23,41; 2 Sam. 9:6;
14:4,22.
La palabra Griega
traducida “adoración” es ‘Proskyneo’, y significa besar
la mano, como el perro besa nuestra mano. Como el Hebreo
‘Shachah’, significa reverencia. Isa.60:14;
Apo.3:9 son prueba concluyente que es permitido “adorar” a los
representantes de Dios, así como los israelitas hicieron con los ángeles del Señor que
vinieron a ellos con el mensaje de Dios.
Por eso, las
versiones modernas ya no traducen Proskyneo como adorar, sino como “inclinarse”
o “postrarse” (El N.T del Siglo XX), “rendir homenaje” (N.E.B), “Postrarse
delante” (Young),
Hay otra palabra
Griega, ‘Latreuo’, la cual es
usada exclusivamente para el Padre y nunca para el Hijo o cualquier humano con
poder. Ver Mat. 4:10; Hech. 7:7, 24:14, 26:7, 27:23; Rom. 1:9; Apo. 7:15, 22:3.
John Nelson Darby, aen su nota al
pie de la página sobre Mateo 4:10 dice: “Proskyneo:
Un acto de reverencia personal y homenaje. Lo que en el lenguaje moderno es
adoración la palabra es Latreuo.”
The New
English Bible (La Nueva Biblia Inglesa)
traduce con mayor exactitud ‘Proskyneo’ como ‘homenaje’ y Latreuo’ como ‘adoración’ en Mateo 4:10.
Queda claro que los Representantes de Dios pueden
recibir ‘Proskyneo’ sin que esto
implique necesariamente adoración sagrada.
Hechos 5:3,4: “Y
dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu
Santo, y sustrajeses del precio de tu heredad?...no has mentido a los
hombres sino a Dios.”
Los Trinitarios
suelen utilizar este texto bíblico para “demostrar” que el Espíritu Santo es
Dios. Ellos dicen que Ananías había mentido al Espíritu Santo, y poquito
después le dice que había mentido a Dios. Aparentemente alguno podría deducir
que el mismo Espíritu Santo es Dios, pero: ¿Es valedera esa deducción?¿No hay
otra explicación plausible?
En nuestro país
tenemos al “Edecán” del Presidente
de la República. Cuando el Presidente no puede asistir a una reunión
importante, manda a su Edecán para que asista por él. Pero ¿qué pasaría si el “Edecán” no recibiera
las atenciones debidas a un Representante del Presidente?¿Acaso es al Edecán a
quién se le está despreciando? NO---¡Sino al mismo Presidente! Igual ocurre con
Ananías. Ananías no estaba engañando al Espíritu Santo DE DIOS, sino a Dios
Padre, quien da Su Espíritu a sus hijos. Recordemos que Dios envió Su Espíritu
Santo para darnos sus frutos. Si rechazamos o nos oponemos a Su Espíritu, nos
oponemos a Él. No que el Espíritu sea el Padre Mismo, sino que es Su poder que
nos ilumina, guía, y fortalece.
En Juan 13:20 Jesús
dice que quien recibe a su enviado, le recibe a él. Por ejemplo, Jesús
dijo que enviaría al Consolador, el Espíritu de Verdad (Juan 16:8). Si
recibimos al Espíritu Santo estamos recibiendo a Jesús. ¿Acaso concluiremos que
Jesús es el Espíritu Santo? También Jesús dijo que quien le recibe a él le
recibe a Su Padre (el Enviador). ¿Es entonces Jesús el Padre?¡Por cierto que
no! Lo que Cristo dice que quien le rechaza a él realmente está rechazando a Su
Padre, quien es la fuente de nuestra vida. Si rechazamos al Espíritu Santo,
estamos rechazando a Dios, quien es el Dador de Su Espíritu Santo.
Recordemos que el
Espíritu Santo es de Dios, no ‘Dios
Espíritu Santo’ como sostienen los Trinitarios. Aparte de este discutido
versículo de Hechos 5:3,4 NO hay ningún otro versículo que se pudiera usar para
demostrar la supuesta Deidad del Espíritu Santo. No obstante, la mayoría de
versículos que hablan del Espíritu Santo no se dice que sea Adon,
Adonai, o Kyrios , los cuales significan “Señor”.
Los Trinitarios
luego usan 1 Corintios 3:16 para demostrar que el Espíritu Santo es Dios.
Notaremos que se habla del “templo de Dios” y luego que el “Espíritu Santo mora
en el creyente”. Deducen por esto que el Espíritu Santo es Dios. Pero lo que
dice el texto es que los santos son el templo de Dios, porque Su Espíritu mora
en ellos; pero eso no prueba que el Espíritu Santo sea DIOS mismo. Además
notemos que el texto no puede contradecirse, pues allí dice que es el Espíritu de
Dios que debe morar en el creyente. No dice que el ‘Dios
Espíritu Santo’ debe morar en el creyente, cosa que esperaríamos
que dijera si verdaderamente el Espíritu Santo fuera Dios mismo. ¡El Espíritu
Santo DE DIOS no puede ser
DIOS MISMO!
Juan 14:17,26; 15:26;
16:7,8, 13-15:
Los Trinitarios
sostienen que el Espíritu Santo es un persona, pues aparecen pronombres
masculinos (El Espíritu Santo).
No obstante, todos los pronombres en Griego en relación al Espíritu Santo están
en neutro. Lo interesante
es que en nuestras Biblias el Espíritu Santo aparece a veces con pronombre masculino, en otra veces
con el pronombre neutro. A veces en un
mismo versículo el Espíritu Santo aparece con el género masculino y después en
neutro y viceversa. ¿Por qué este cambio?
Este cambio se
debe al hecho que en el Griego el género no está basado en el sexo, o no sexo,
como en el español (Él, Ella), sino con la terminación de los sustantivos,
a pesar del sexo o no sexo. Por ejemplo., la palabra Griega para Consolador es Parakletos, y es masculino,
pero es un sustantivo que termina en ‘os’. Sólo en muy
raras excepciones no se cumple este principio.
La palabra Griega
para Espíritu es Pneuma, y es neutro
porque es un sustantivo terminado en ‘ma’. ¿Por qué esto
es así? Los pronombres en Griego deben concordar, entre otras formas, en género
con los sustantivos a los que se refieren; por lo tanto, si se habla del Parakletos, éste tiene que
ser masculino, y neutro si es Pneuma.
Así, con los
géneros de los sustantivos usados en conexión con estas dos palabras no se
puede inferir si el Espíritu Santo es o no una persona. Es imposible. Esto debe
investigarse en las enseñanzas de todas las Escrituras en donde se usa el
término Espíritu Santo.
Estaremos de
acuerdo en afirmar que los sustantivos masculinos de Juan 14:17,26; 15:26;
16:7,8, 13-15 no prueban que el Espíritu Santo sea una persona, como tampoco
los sustantivos neutros de estos pasajes no prueban que el Espíritu Santo no
sea una persona.
Sin embargo,
desde que es una costumbre llamar a la luna con el pronombre
femenino, y al sol con el
masculino, nosotros frecuentemente nos referimos al Espíritu Santo con
pronombres masculinos, p-ero ello no significa que sea una persona.
No hay ningún
pasaje bíblico en que sea le dé adoración al Espíritu
Santo. Por tanto la Biblia no enseña ni manda a adorarlo. Pero entendiendo al
Espíritu Santo en un sentido secundario---la propia disposición de Dios--- Su santa
mente, corazón y voluntad---no diríamos que está mal reverenciarlo,
entendiendo tal reverencia como para Dios el Padre en Su santo carácter.
Los Trinitarios
creen que por el Espíritu Santo se creó todo (Génesis
1:2). Por tanto, dicen que el Espíritu Santo es Dios Todopoderoso, el Creador.
Por supuesto que el Espíritu Santo intervino en la creación. Y es que el
Espíritu Santo es el poder y la Sabiduría de Dios. En
Salmos 33:6 se refiere a Su Palabra, como “el
aliento(pneuma=espíritu)) de su boca”. Dios creó todo
con Su Palabra (pneuma), la cual es poder y sabiduría.
La prueba más
grande que tenemos que el Espíritu Santo es el poder de Dios---aunque hay
muchas más--- se registra en Lucas 1:35. Allí el lector verá con claridad que
el Espíritu Santo es el poder de Dios.
Efesios
4:30: “Y no contristéis al Espíritu Santo
de Dios...”
Los Trinitarios
suelen usar este texto para “probar” que al Espíritu Santo se le puede
contristar o entristecer. Afirman que si se entristece es porque tiene
sentimientos, y si tiene sentimientos, entonces es una persona.
Pero si este
razonamiento es correcto, entonces el corazón de David era una persona
individual, aparte de él. Fijémonos lo que dice 1 Samuel 24:5: “Después
de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del
manto de Saúl.” Pues bien, notemos que “el
corazón de David” se turbó o se conmovió o se alteró porque había
cortado la orilla del manto de Saúl. ¿Acaso diremos que el corazón de David es
una persona por el hecho que se conmovió o se turbó? Nótese que sólo una
persona puede conmoverse o turbarse por algún hecho crucial. Pero, ¿prueba ello
que el corazón de David es una personalidad pensante e independiente de David?
De igual modo, el Espíritu de Dios puede ser
entristecido, sin que esto signifique que el Espíritu Santo sea una persona
aparte de Dios. Es una forma de hablar Hebrea. El corazón es una parte de la
persona, en este caso de David. Así, el corazón de David no era David mismo
obviamente, sino parte de su ser. De igual modo, el Espíritu Santo de Dios,
sale de Dios y es parte de Su esencia, pero no es Dios mismo.
Ahora bien, quien
en realidad se turbó o conmovió no fue el órgano de David llamado corazón, sino
el mismo David, representado por su corazón. Y en el caso del Espíritu Santo de
Dios, el que se contristó realmente no fue el Espíritu Santo de Dios, sino Dios
mismo que está representado por su Espíritu Santo. Rechazar al Espíritu Santo
es rechazar a Dios Padre quien lo envía. Pero el Espíritu Santo, como el poder
y la voluntad de Dios, no es una persona en sí misma.
También en el
Salmo 51:17 leemos que el corazón puede ser contristado o sentir pesar de haber
ofendido a Dios. Dice el Salmista David, lo que sigue: “...Al
corazón CONTRITO y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” Es decir, el
corazón puede sentir pena por haber faltado a Dios. No obstante ello no quiere
decir que el corazón sea una persona con sentimientos.
Hebreos 7:1,3: “Porque
este Melquisedec , rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a
recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo. Sin
padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de
días, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.”
Lo que se dice de
Melquisedec es que no tenía
padre ni madre, ni genealogía, ni principio ni fin de días. Jesucristo tiene
Padre, madre (María), genealogía (Mat.1, Luc.3 y Juan 7:27). Jesús es Hijo de
Dios mas no ‘semejante al Hijo de Dios’. Según Hebreos 7:15 hay otro sacerdote
que se levantaría después según la orden de Melquisedec (Heb.5:5,6). El
sacerdocio de Cristo sería según la orden de Melquisedec (Heb. 5:6), pero él no
sería Melquisedec. Sólo según la orden de Melquisedec, no la de Aarón. Esto
demuestra que Jesucristo no era Melquisedec.
Según el Diccionario
de la Biblia de W.W. Rand sobre Melquisedec, dice: “...y sí fue tipo de
Jesucristo, que es “un sacerdote según la orden de Melquisedec”. Ha sido asunto
de grandes investigaciones entre los
comentadores, quien era realmente Melquisedec. Ha habido diversidad de
opiniones suponiéndose que era el Espíritu santo, el Hijo de Dios, un ángel,
Enoc, y Sem. Pero la opinión más verosímil es que la que lo considera como un
rey justo y pacífico, adorador y sacerdote del Dios Altísimo en la tierra de
Canaán; amigo de Abraham, y superior a él.”
Conclusión:
La doctrina de la
Trinidad fue desarrollándose progresivamente en los concilios
del siglo IV. No fue una doctrina creída por los apóstoles, y menos, por
nuestro Señor Jesucristo. Uno podrá darse cuenta rápidamente que la misma
palabra “Trinidad” no aparece por
ningún lado de la Biblia. Además, uno podrá leer las epístolas de los apóstoles
y no encontrará forma de probar dicha doctrina Trinitaria en esos escritos
inspirados.
Jesucristo fue
muy claro al enseñar el monoteísmo. Él mismo fue
muy claro al decir que sólo Su Padre (Yahweh) es el único Dios verdadero (Juan
17:3). Difícilmente puede afirmarse que Cristo hablaba como hombre, pues es
bien sabido que todo hombre es siempre inferior a Dios. Sería una absurda
redundancia. Pero no lo es si es que él quería enseñar una verdad eterna, es
decir, su inferioridad permanente y
para siempre frente a Dios.
Por otro lado,
Jesús recalcó que Su Padre le guiaba y le revelaba su doctrina (Juan 7:16).
Esta confesión de Jesucristo nos hace ver que su sabiduría y su doctrina no
eran suyas realmente sino de alguien mayor, Su Padre. Esto desconcierta a
cualquier Trinitario, pues si él es Dios Omnisapiente, ¿por qué tenía que recibir la guía y la
revelación doctrinal de su Padre? En otra ocasión Jesús ignoraba completamente
quién le había tocado su manto, cuando alguien de la multitud lo tocó para ser
sanado (Lucas 8:45,46). Este suceso desafía la creencia Trinitaria de un Cristo
Omnisapiente. Sumado a este hecho, Jesús había manifestado desconocer el día y la hora
del fin del mundo (Marcos 13:32). Y cuando los discípulos le preguntaron si el
reino se establecería próximamente, él sólo respondió que sólo su Padre tenía
la potestad de saber el tiempo (Hechos :6,7).
Es cierto que
Cristo perdonaba pecados, No obstante, él manifestó que toda la autoridad que
él tenía la había recibido de su Padre para perdonar pecados, expulsar
demonios, levantar muertos, etc. (Mateo 28:18). Este hecho reta la postura
Trinitaria, pues si Cristo era el Eterno Dios Todopoderoso, ¿por qué tuvo que
recibir toda autoridad de Su Padre? Además, si él era el Dios Todopoderoso,
¿por qué le agradeció a Dios por haberle escuchado cuando resucitó a Lázaro?
(Juan 11:41).
Es cierto que
Cristo es “dios” como también lo
fueron Moisés (Éxodo 7:1), y
los Jueces de Israel (Juan
10:34,35). Por otro lado, aún Satanás es el “dios de este mundo”. Jesús es dios
como Moisés fue dios ante Faraón. Jesús como el Representante de su Padre, fue
como Dios mismo en Persona (Juan 10:30), obrando milagros, resucitando muertos,
curando a ciegos y paralíticos, y perdonando los pecados. Sí, Jesús era Dios en
función. Él funcionaba como Dios sin
serlo realmente. Él claramente dijo que sólo su Padre es el verdadero Dios y la
vida eterna (Juan 17:3), y él Su Mensajero y Enviado. Por ejemplo, el
Edecán del Presidente
de la República representa al Presidente cuando éste no puede asistir a un
compromiso. Los que lo reciben lo deben tratar como si fuera el mismo
Presidente en persona, y debe recibir los honores de Presidente. De no hacerlo
se estaría ofendiendo al mismo Presidente.
Jesús era rico, y se hizo
pobre (Romanos 8:9), pero esto no quiere decir que era el mismo Dios
Todopoderoso. Él nació como hombre noble, de estirpe
real, el heredero del reino de David. Se puede decir
que él era (y es) un hombre rico como todo heredero de un reino. No obstante,
se hizo pobre, es decir, se despojó de sus derechos de un príncipe, y no buscó
reinar (aún), y no esperó recibir pleitesía de su pueblo. Él buscó salvarlos,
perdonando sus pecados, y los del mundo. Para ello él tomó la forma de siervo,
y dejó de lado la forma de Dios. Entendiéndose por “forma (morphe) de Dios” al
que corresponde a un héroe poderoso( ël Gibbör), un líder
representativo del Eterno Padre. Esto no quiere decir que Cristo quiso ser como
el único Dios verdadero, o pretender para sí los derechos que son intrínsecos
al Dios Padre (Filipenses 2:6,7). En 1 Corintios 15:28 Pablo menciona que el
mismo Cristo, una vez que termine su oficio de rey milenial, entregará su reino
al Padre, a fin de que Éste Sea sobre todos y en todos. Definitivamente Jesucristo
no pretenderá los mismos derechos que Su Padre, ya que él mismo se sujetará a
Él por la Eternidad.
Lo que debemos
entender es que Cristo es divino por naturaleza, pues al resucitar recibió de
Su Padre la naturaleza divina (inmortal) (Romanos 6:9). De igual modo, los
creyentes recibirán, en la resurrección, la misma naturaleza divina
(inmortalidad)( 2 Pedro 1:4). Es decir, tendremos la naturaleza
de Dios, pero no seremos como Dios el Padre. ¡La naturaleza humana mortal será
absorbida por la naturaleza divina! (1 Corintios 15:49,51-54). Notemos que
seremos semejantes a Cristo (1 Juan 3:2).
Como miembros de la familia de Dios gozaremos de su propia naturaleza
divina (inmortal), mas no seremos iguales a Dios el Padre.
Los debates sobre
la persona de Cristo seguirán adelante con el correr del tiempo. Tal vez
nuestras mentes finitas no logren entender todo lo de Cristo, o lo que fue
antes de nacer como hombre en Belén. Definitivamente la preexistencia de Cristo
ha sido objeto o tema de discusión de los teólogos de todas los siglos de la
Edad Cristiana. Hay quienes creen que Cristo fue el Arcángel más poderoso, lo
cual lo haría un ser creado. Hay otros que dicen que era el Hijo eterno de
Dios, pero esto lo haría a él Dios como Su Padre, e igual en todo sentido.
Otros creen que Cristo no tuvo una existencia prehumana y que sólo preexistió
en los planes y propósitos de Dios. Estos teólogos sostienen que Cristo no tuvo
dos naturalezas sino uno: la humana.
El apóstol Juan
presenta un Cristo más que humano en ciertos versículos, no obstante, el mismo
Juan, termina su evangelio diciendo que su propósito al escribir ese libro es
para demostrar que Cristo es el Hijo de Dios, no Dios el Hijo (Juan 20:31).
Nuestra salvación
depende en creer que Cristo es el Hijo de Dios, el enviado del Padre para traer
Su mensaje de esperanza y salvación (el Evangelio). No se nos dice que es
importante saber todo de él, hasta lo más mínimo, para salvarnos. Nuestra
salvación es por fe, y es precisamente la fe en Cristo y en su mensaje (Evangelio) lo
que nos salvará. No es creyendo si él fue un ser como el Padre, o miembro de
una Trinidad, o un Arcángel, o un hombre. Es creyendo que él fue el Hijo de
Dios lo que nos dará la salvación. Esta es la verdad sobre la cual se edifica
la iglesia (Mateo 16:15-18). El problema está en el entendimiento que se tiene
por la frase “Hijo de Dios”. ¿Implica esta una Deidad Todopoderosa y Eterna? o
¿Simplemente quiere decir eso, que es el Hijo de Dios?
La doctrina de la
Trinidad seguirá siendo un misterio hasta cuando Cristo venga. Lamentablemente
nadie puede entender como Tres Dioses (Padre, Hijo y Espíritu Santo) puedan ser
al mismo tiempo UN SOLO DIOS. Este dilema
seguirá perturbando, no sólo a los mismos Católicos y Protestantes, sino
también a los Hebreos e Islámicos. Para los semitas, el Dios eterno
Yahweh o Alá es UNO SOLO, una unidad
simple---¡No compuesta! Por tanto, no podremos esperar convertir a los
Musulmanes para Cristo si es que mantenemos nuestra doctrina Trinitaria dentro
de nuestros dogmas.
Pablo es claro al
decir que Dios no es un Dios de CONFUSIÓN sino de PAZ (1
Corintios 14:33). ¿Me pregunto si la doctrina del Misterio de la Trinidad no
promueve un Dios confuso e ininteligible, que ha traído discordias, debates,
persecuciones, inquisiciones, y no la paz entre los cristianos? O ¿Es que
alguien podrá afirmar que la Trinidad no es ininteligible o incomprensible
para la razón humana? Hasta para el mismo Agustín de Hipona la doctrina de
la Trinidad era imposible de entender. Para él era como querer meter en un vaso
de agua todo el mar.
La Trinidad hace
del Dios bíblico un Ser desconocido e incomprensible. Yo me pregunto si Pablo,
cuando estuvo en Atenas, pudo presentar a su Dios como un Dios cognoscible ante los paganos
en la forma de un Dios Trino (Leer Hechos
17:22-34). Pero el texto mencionado nos dice que Pablo presentó como Dios al
Padre de Jesucristo. También leeremos en el verso 31 que Pablo enseña
que Cristo es aquel varón que DIOS levantó para salvar a
los hombres por la fe y el arrepentimiento. Claramente Pablo da a conocer a un
Dios único, NO TRINO, el cual se
llama “El Padre de Jesucristo. Cabe mencionar que en ningún momento Pablo hace
mención del Espíritu Santo como parte de ese Dios. No lo encontrará en ningún
versículo del capítulo 17 de Hechos.
Es interesante
leer el libro de Apocalipsis, pues allí encontramos a Jesucristo glorificado y al lado de Su
Padre. Cualquier Trinitario supondría que Jesús, en el cielo, ha retomado su “forma de
Dios”, forma que había abandonado para tomar la forma de humana para redimir al
hombre. Pero, ¿Está realmente ahora en el cielo nuestro Señor en la “forma
de Dios”? Si la respuesta es afirmativa, entonces Jesucristo es ahora plenamente
Dios, co-Igual, co-Substancial, y co-Eterno con el Padre y el Espíritu Santo.
Además, supondríamos no tendría necesidad de recibir más revelaciones de Su
Padre como lo hacía cuando era humano. En buena cuenta, ya como Dios todo lo
tendría que saber y no necesitaría que Dios le revelara otras doctrinas y
profecías. Pero resulta que Cristo, ya glorificado y divino por naturaleza,
continuó recibiendo nuevas revelaciones. Es interesante ver cómo comienza el
libro de Apocalipsis: “La revelación de Jesucristo, que Dios le
dio, para manifestar a sus siervos las cosas
que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su
siervo Juan.”
¿Cuándo y dónde
le dio Dios la revelación a Jesucristo? Una cosa es cierta: La revelación fue
dada por Dios a Jesucristo en el cielo. Recordemos que
San Juan escribe su libro de Apocalipsis en su destierro en la isla de Patmos
en el año 100 d.C. ¡Jesús ya había ascendido al Padre unos 67
años antes!
Es importante
señalar también que fue Dios quien le dio a Jesucristo la revelación. No fue
Dios quien se la dio a la Segunda Persona de la Trinidad, o llamada también
“Dios Hijo”. La verdad es que Dios se la dio a Jesucristo, Su hijo (no al “Dios
Hijo”).
Y en Apocalipsis
3:12 el glorificado Jesucristo sigue llamando a Su Padre como “MI
DIOS”. Esto es preocupante si es que damos por cierta la doctrina de la
Trinidad. ¿Cómo es que un Dios llame a otro “Mi Dios” cuatro veces en
un mismo versículo?¿Dirán también aquí los Trinitarios que Jesucristo estaba hablando
como hombre?
Lejos estamos de
creernos los dueños de la verdad, pero nuestra experiencia y años de
estudio bíblico sobre el dogma de la Trinidad, nos llevan a concluir que difícilmente
uno puede encontrar fundamento en la Biblia para esa doctrina. Muchos de los supuestos textos
Trinitarios no lo son en verdad, máxime cuando uno los examina en sus contextos y con el auxilio
de eruditos en el idioma Hebreo y Griego.
Personalmente se
me hace difícil comprender como Cristo puede ser Mediador entre Dios y los
hombres, y Dios al mismo tiempo ( 1 Timoteo 2:5). Es como si mi Abogado
defensor fuera simultáneamente también mi juez.
Hoy es Cristo nuestro Abogado, pero mañana, nuestro Juez. También me resulta difícil de comprender la
tésis Trinitaria de que Cristo dejó su “forma de Dios” para tomar la “forma de
siervo” y luego nos digan que Cristo tenía las dos naturalezas (o “formas”:
Dios y hombre).
Nuestro propósito
no es “degradar” a nuestro Señor sino darle el lugar que se merece en la
jerarquía divina. Nosotros creemos que Jesucristo es el Representante de Dios, el Abogado
y Mediador entre los hombres y el Dios Único y Eterno. Creemos que como el Mensajero de Dios, Jesús
merece los mismos honores que se le da a
Su Padre. Y es que, como Su Embajador y Rey de Su futuro reino en la tierra,
merece todas las consideraciones de un Dios. Por cierto que Cristo tiene y
seguirá teniendo su Cabeza y Jefe---¡Su
Padre y Dios! (1 Corintios 11:3).
Los Trinitarios
nos hablan de un “Hijo Eterno”, pero: ¿Hay
evidencia de ello en la Biblia?¿Encontramos en la Biblia algún Hijo Eterno? Por
definición el Padre es el que engendra al Hijo. El Hijo
no puede existir eternamente con el Padre, pues sino no sería Su hijo. Si Jesús
no fue engendrado ni creado, entonces: ¿Qué necesidad tendría de un Padre? o
¿Cómo podría tener un Padre? Si Jesús tuvo su Padre, entonces él tuvo un
principio o un inicio existencial. Y si Jesús era Dios Eterno, ¿Cómo podría
tener el Dios Hijo Eterno Su Dios y Padre?
Según Lucas 1:35
el Santo ser que nacería de María, sería llamado Hijo de Dios por razón de su
concepción sobrenatural. Antes de ese hecho milagroso, y antes que naciera
Jesús, no existía el Hijo de Dios, sino sólo como una figura mesiánica. Por
ejemplo, cuando Dios dice: “Mi Hijo eres Tú, yo te he engendrado hoy” (Salmo 2:7), no
quiere decir que Cristo fue engendrado como Hijo en el cielo en un tiempo
indefinido antes de su encarnación. Esta es una profecía mesiánica, en donde
Jesucristo, como David y Salomón, se constituirá en su Hijo reinante, su Mesías
con pleno poder de rey. Y, ¿cuándo ocurrió este engendramiento? Según Hechos
13:34, cuando resucitó y ascendió al
Padre para recibir un reino (También Hechos 2:32,36). Por eso me atrevo a retar
a cualquier Trinitario para que me prueba que Cristo fue y es el Hijo Eterno
del padre.
Es común leer en
la Biblia sobre ‘El Hijo DE Dios’, ‘El
Espíritu Santo DE Dios’, pero nunca el
‘Padre DE Dios’. Es decir, tanto
el Hijo como el Espíritu
Santo le pertenecen a Dios (son “DE
Dios”). Pero el Padre no le pertenece a
Dios---¡Porque es Dios! Es así de
simple, y no obstante los Trinitarios no lo entienden.
Es también muy
extraño que el Espíritu santo no aparezca entronizado junto al Padre y
al Hijo. Uno podrá leer toda la Biblia mil veces, pero jamás hallará que el
Espíritu Santo esté reinando o que tenga su propio trono. También es
notorio que el Espíritu Santo no tiene un nombre propio. Dios es ‘Yahweh’,
‘Elohim’, ‘Adonai’, ‘El Shaddai’, por citar
algunos de sus nombres. El del Hijo es Cristo, Jesucristo, Emmanuel, etc. Pero el
Espíritu Santo no tiene nombre
propio. Algunos dicen que el nombre del Espíritu Santo es “El
Consolador”, pero están errados. Es como decir que el nombre de Cristo es Salvador,
Juez, Redentor, Abogado, Mediador, etc. Todos
estos títulos son funciones que desempeña
Jesucristo. Igualmente la función que desempeña el Espíritu Santo es el de
consolar, pero no es ése su nombre propio. Sólo las personas tienen
nombre propio, y como el Espíritu Santo no lo tiene es claro que no es una
persona. Hay infinidad de pasajes que prueban que el Espíritu Santo es el PODER que emana del
Padre (Leer Lucas 1:35).
Definitivamente
los Unitarios no están locos
cuando afirman que los Trinitarios se han enredado en un dogma o
misterio inventado por ellos mismos, inspirados, quien sabe, en las tríadas
paganas de los Egipcios, Hindúes, Griegos, Romanos, etc. Recordemos
que aún el filósofo Griego Platón sentó las bases
para ese dogma de la Trinidad, unos cuantos siglos antes de Cristo.
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