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olcesemario@latinmail.com ó
molceses@hotmail.com
Pregunta:
¿Acaso Pablo no
dice que ya estamos trasladados al reino en Colosenses 1:13?
Respuesta:
El apóstol Pablo dice, en efecto, que Dios NOS HA TRASLADADO (tiempo
pasado) al reino de Su amado Hijo. Sí, aparentemente ya estamos ahora
en el reino de Cristo, pero: ¿Es del todo cierta esa afirmación del apóstol
Pablo?¿Realmente estamos ahora en el reino, literalmente
hablando? ¡La Biblia misma nos responderá esta pregunta!
El mismo apóstol Pablo, al escribirles a los creyentes de la ciudad de
Efeso, les dice: “Y juntamente con él (Jesús) NOS RESUCITÓ (tiempo
pasado), y asimismo NOS HIZO SENTAR (tiempo pasado) en los LUGARES
CELESTIALES con Cristo Jesús (Efesios 2:6,7). Aquí Pablo les dice a los
efesios que ellos y él ya están “resucitados” y “sentados
con Cristo en los lugares celestiales.” Pero, ¿qué entendemos con estas
palabras?¿Acaso creeremos que ahora los cristianos---en general---están
resucitados y sentados con Cristo en los lugares celestiales? ¡De ningún modo!.
Lo que Pablo verdaderamente dice es que---por la fe---ya estamos resucitados (sin haber aún muerto) y sentados
en los lugares celestiales (sin que aún hayamos sido arrebatados). Para Dios,
la forma de ver el tiempo es muy diferente a cómo lo vemos nosotros. Para Dios,
Sus escogidos ya están “ahora” resucitados y glorificados con Su Hijo
desde el mismo momento que se convirtieron a él. ¿Recordamos el “libro de la
vida” de Dios?. Allí están ahora escritos nuestros nombres (Apocalipsis
3:5). Esto quiere decir que Dios ya nos considera salvos y que tenemos vida
eterna--- ¡ahora!. Pero notemos que debemos de vencer, pues de lo
contrario Dios borrará nuestros nombres de él--- ¡No nos salvará! (leer
nuevamente Apocalipsis 3:5). Como vemos, para Dios los creyentes
ya están “ahora” resucitados y glorificados con Su Hijo, pero deben de vencer
para que esto se haga efectivo. Si no perseveran y vencen, no entrarán en el
reino de Su amado Hijo.
El mismo Pablo les dice a los creyentes de Listra, Iconio, y
Antioquia, que para entrar en el reino será preciso pasar por muchas
tribulaciones (Leer Hechos 14:22). Notemos, además, que Pablo
les hablaba a cristianos convertidos (‘discípulos’), a miembros
de la iglesia de Cristo. A éstos les dice que deben sufrir tribulaciones
ANTES de entrar al reino. Esto demuestra que la iglesia no es el
reino. Nótese que Pablo se dirigió a la Iglesia de Listra, Iconio y Antioquia,
y a ellos les dice que si perseveran en las tribulaciones---¡entrarán al reino!
El reino es condicional, es decir, requiere que cumplamos ciertas
condiciones. Una de ellas es vencer hasta el final de nuestra carrera
cristiana, y otra es la “transformación física” en la Segunda Venida de
Cristo, pues “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios”
(1 Corintios 15:50). Como la iglesia está compuesta por gente de carne y sangre
(mortales), todavía no puede heredar el reino. Pero será
trasladada al reino cuando ella sea glorificada en la
parusía.(Mateo 25:31,34).
Pero regresemos a la pregunta nuevamente. En Romanos 8:30 Pablo
dice: “...y a los que justificó, a éstos también GLORIFICÓ (tiempo
pasado)”. Pregunto: ¿Están ahora los cristianos, glorificados? No de
hecho, pero sí por la fe. En los versos 17-19 Pablo da ha entender que
esa glorificación es aún futura.
Incluso nuestro Señor Jesús habla de herencias presentes que son
futuras. Por ejemplo, cuando ora por su iglesia, dice: “La gloria que me
diste, YO LES HE DADO, para que sean uno, así como nosotros somos uno.”
(Juan 17:22). Pero eso no quiere decir que los cristianos tengan ahora la
gloria realmente. Ya vimos que Pablo afirma que la glorificación es futura
(Leer Romanos 8:18). También Pablo afirma que estamos a la búsqueda
de la gloria (Romanos 2:6,7).
Como vemos, Pablo tiene una forma de escribir muy interesante. Él
habla del futuro como algo ya presente. Dice que “estamos trasladados al
reino del amado Hijo”, que “estamos resucitados y
sentados con Cristo Jesús en los lugares celestiales”,
que “estamos ya glorificados”, y así por el estilo. Pero
ninguna de estas cosas es una realidad presente en los creyentes sino sólo para
Dios. Nosotros vivimos por fe, y por fe ya tenemos todas las promesas de Dios
hoy, aunque se cristalicen verdaderamente en el futuro.
Pregunta
#2:
¿No
enseña Pablo en Hebreos 12:28 “que estamos recibiendo un reino
inconmovible”?
Este pasaje de Hebreos 12:28 fue escrito probablemente por Pablo,
quien suele escribir de cosas futuras como si fuesen presentes. Pues bien,
Pablo también dice en Colosenses 2:6 que los que andan en Cristo “han
recibido al Señor Jesucristo”. Pero, ¿han recibido literalmente a la
persona de Cristo?¿Es que Cristo baja del cielo cada vez que un pecador se
convierte a él?¿En qué sentido se “recibe” el reino y en que sentido se
“recibe” a Cristo? Recordemos que el recibimiento literal de la persona
de Cristo se realizará cuando él regrese al mundo por segunda vez
(1 Tesalonicenses 4:17). También es oportuno recordar lo que dice Pablo
en 1 Tesalonicenses 2:13. En este pasaje Pablo les dice a los creyentes de
Tesalónica: “Recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros”.
¿En qué sentido se “recibe” la Palabra de Dios? Pues, ¡aceptándola o
creyéndola! En este caso “recibir” puede significar “creer” o “aceptar”.
Por tanto, “recibir un reino inconmovible” quiere decir “creer o
aceptar un reino inconmovible”---¡por la fe!
Pregunta #3:
¿Acaso
no dijo Juan que era “copartícipe del reino” en Apocalipsis 1:9?¿No
enseña este texto que el reino ya estaba presente en la época apostólica, en el
Primer Siglo de la era Cristiana?
Pablo dice con razón al joven Timoteo: “El labrador, para
PARTICIPAR de los frutos, debe trabajar primero.” ( 2 Timoteo 2:6). Sí,
el apóstol Pablo dijo que uno puede ahora “coparticipar del reino” por la
fe. Sin embargo, debemos trabajar primero para cosechar de sus frutos
(p.e. “La Vida Eterna en el Reino”, Juan 4:36,
Mateo 19:16-25).
Pregunta
#4:
¿No dijo Jesús que su
reino vendría en pocos días cuando dice: “De cierto os digo que hay algunos de
los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de
Dios venido con poder?” (Marcos 9:1).
Respuesta:
Este pasaje de Marcos 9:1 tiene su paralelo en Mateo 16:28. El
apóstol Mateo registra estas palabras de Jesús así: “De cierto os digo
que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que
hayan visto al Hijo del Hombre venido en su reino.” Aquí Mateo asocia
la venida del reino con LA VENIDA de Jesús, la cual era aún la “bendita
esperanza” para Pablo (Tito 2.13).
Algunos suponen que el reino se inauguró en Pentecostés (33 E.C), al
bajar el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre los creyentes. No
obstante, esta hipótesis es errada, puesto que en Pentecostés MUCHOS (no
‘algunos’) fueron testigos de la venida del Espíritu Santo (no del Jesús
glorioso). Recuérdese que Jesús dijo que sólo ‘ALGUNOS’ de
los suyos verían el reino venido con poder. Sólo algunos privilegiados. En
Pentecostés, en cambio, TODOS los discípulos estaban reunidos en el
aposento alto (Hechos 1:12,13; 2:1-4). Es clarísimo que Marcos 9:1 y Mateo
16:28 NADA tienen que ver con Pentecostés del año 33 E.C.
Lo cierto es que esta promesa se cumplió seis días después cuando “Jesús
tomó a Pedro, Jacob y Juan, y los llevó aparte a un monte alto, y se
TRANSFIGURÓ DELANTE DE ELLOS; y resplandeció su rostro como el sol, y sus
vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí se les aparecieron Moisés y
Elías, hablando con él.” (Mateo 17:1-3).
Nótese que aquellos “algunos” fueron Pedro, Jacobo y Juan,
quienes vieron la “venida del reino y la gloria del Rey” (2 Pedro 1:16). No
obstante, esta fue una visión de una gloria aún mayor que vendrá con
Cristo en su segunda venida a la tierra. Para ese entonces Jesús dirá a sus
escogidos: “Venid, benditos de mi Padre: Heredad el reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31,34).
En Lucas 19:11-27 Jesús pronuncia la Parábola de las Diez Minas,
la cual es muy interesante e informativa. Pero: ¿Por qué Jesús pronunció
esta parábola a sus discípulos? La respuesta es sorprendente, y la descubrimos
en el versículo 11: “por cuanto estaba (Jesús) cerca de Jerusalén, y
ellos pensaban que el reino se manifestaría INMEDIATAMENTE.”
¡Aquí está la razón! Los seguidores de Jesús pensaron erradamente que el
glorioso reino de Dios se establecería inmediatamente. Entonces Jesús
pasa a decirles que antes que se establezca su reino, él tiene que ir al
cielo a recibir un reino y volver (verso 12). Pero Cristo aún no
ha vuelto, por tanto el reino no ha sido establecido aún. Además, Jesús dice
que ese esperado reino se hará realidad para él y su iglesia sólo en su parusía
o segunda venida al mundo (Mateo 25:31,34). Por eso Pablo irónicamente
se burla de aquellos cristianos que creían que estaban reinando sin Cristo,
diciendo: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y
OJALÁ reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con
vosotros!” (1 Corintios 4:8). ¡Y esto fue escrito por Pablo varias
décadas después de Pentecostés!
Pregunta
#5:
¿No es la profecía de Daniel 2:44 una prueba
definitiva de que el reino de Dios se estableció durante el apogeo del
imperio romano?
Respuesta:
El
pasaje de Daniel 2:44 dice: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que
no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y
consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.” Ahora bien, notemos que
Daniel señala que “en los
días de estos reyes” el reino sería establecido en la tierra. Sí, el reino se
establecería cuando DIEZ REYES CORONADOS Y EN SU PODER APARECIERAN EN LA
HISTORIA de Roma. No obstante, cuando cierto grupo de cristianos
llamados “amilenialistas” nos dice que ello ocurrió en el año 33 E.C, no saben
cómo explicar quiénes eran esos 10 reyes en pleno poder y mando en Roma.
Simplemente han dicho que eran 10 césares romanos. Pero Roma no tuvo 10 césares
romanos sino ¡VEINTE! Esto es muy significativo. Además, nunca hubo 10 emperadores
o césares romanos gobernando SIMULTÁNEAMENTE. Nótese nuevamente que dice
“en los días de estos
reyes”.
La profecía es clara. El reino de Dios se establecería cuando aparecieran diez
reyes o gobernantes en pleno poder en Europa. No obstante, cuando se produjo el
Pentecostés del año 33 E.C, el gobernante o césar romano de turno era TIBERIO.
Sus antecesores ya estaban muertos, y sus sucesores estaban todavía jóvenes o no habían aún nacido. Es claro que
sólo hubo un césar romano cuando bajó el Espíritu Santo en Pentecostés---¡No
10!
Daniel 7:7,8 nos revela, además, que de
entre los “diez cuernos” (=diez dedos de Daniel 2:44) salió un undécimo
cuerno, delante del cual son arrancados tres cuernos.. ¿Diremos que el
césar romano #11 vio cómo derrocaban----simultáneamente---a otros TRES
césares romanos?¿Tenemos acaso alguna información histórica de que esto
efectivamente ocurrió durante el apogeo o decadencia del imperio romano?¿Dónde
está el documento? Que sepamos, Roma nunca tuvo 3 césares reinando juntos y que
fueran derrocados por otro césar usurpador.
Ahora
bien, supongamos por un instante que el reino se estableció en el primer siglo,
durante el apogeo de Roma. ¿Destruyó ese “reino” (= “iglesia de Cristo”) a 10
reinos y reyes existentes y los consumió? Recordemos que Daniel 2:44
dice que ese “reino celestial” destruye y consume a 10 reinos existentes
(representados por los diez dedos de los pies de la imagen colosal que soñó
Nabuconodosor). Que sepamos, ningún reino del primer siglo destruyó a otros 10
reinos y sus reyes, y menos, la iglesia de Cristo naciente. Los césares romanos
murieron asesinados o de muerte natural, pero ninguno de ellos por acción de la
iglesia militante, o por la
intervención de algún nuevo imperio. El imperio romano cayó por su propia
decadencia moral y social, unos 400 años después de que se estableciera la
iglesia del Señor. Sólo cuando ya no quede ‘rastro alguno’ de estos
reinos, la profecía se habrá cumplido (Leer Daniel 2:35). Pero todavía existe
Roma y sus ruinas antiguas, así como muchas otras. Que sepamos, no hay registro
alguno de la desaparición SIMULTÁNEA de 10 reinos y reyes en el primer
siglo, ni en el segundo, ni en el tercero, ni hoy.
Finalmente,
si por “reino” ha de entenderse “La Iglesia Cristiana”, entonces
los otros 10 reinos destruidos ha de entenderse como “10 iglesias destruidas”.
Pero, ¿destruyó la iglesia de Cristo naciente a otras 10 iglesias existentes en
el primer siglo? ¡Jamás! Al contrario, la iglesia naciente fue fuertemente
perseguida y diezmada por Roma hasta el siglo IV. Recién con el
emperador Constantino (Siglo IV) la iglesia pudo respirar aires de libertad y
paz.
Pregunta #6:
¿No dijo Jesús en Lucas 17:20,21 que su reino “está
entre vosotros”? ¿No prueban estas palabras suyas que el reino estuvo presente
en el primer siglo?
Respuesta:
Lucas
17:20,21 dice así: “El
reino no vendrá con advertencia, ni dirán helo aquí, o helo allí, porque he
aquí que el reino está entere vosotros.” Si lo que Jesús dijo era que el
reino estaba ya establecido en la tierra durante su ministerio, entonces éste
no llegó el 33 E.C sino ANTES. Recordemos que Jesús aún estaba cumpliendo su
misión redentora entre los suyos, y ni siquiera había mencionado la futura
llegada del Espíritu Santo en Pentecostés. ¿Creerán los “amilenialistas” que el reino vino ANTES del Pentecostés del año 33
E.C?
Ahora
bien, en Lucas 21:25,31 Jesús afirma que ANTES de la venida del reino habría “señales”
en el sol, la luna y las estrellas (Lucas 21:25). Luego Jesús dice: “Cuando veáis que suceden estas cosas (las
señales), sabed QUE ESTÁ CERCA EL REINO DE DIOS” (verso 31). Me pregunto: ¿Se
contradice nuestro Señor? En el capítulo 17 de Lucas dice que el reino vendrá
sin advertencia (sin “señales”) pero en el capítulo 21 dice lo contrario. Sin duda
Lucas 17:20,21 no debe ser tomado a la ligera.
Hugh
J.Schonfield, en su libro “El
Complot de Pascua” dice algunas verdades indiscutibles. En la pagina 147 de su libro
comenta este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “...dijo a los fariseos que el reino no vendrá
permaneciendo ociosos, en espera de signos. El reino de Dios estaba justo a su
lado, delante de sus narices, listo para aparecer sólo con que ellos quisieran
cumplir las condiciones que lo inaugurarían. Estad vivos, insistía Jesús. El
objetivo no se alcanzará mediante una adormilada asociación con él.”
Hans
Conzelmann: En su libro “La Teología de San Lucas”, página 147 comenta
este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “La declaración principal no es que el reino está
viniendo, sino que el reino está siendo predicado por Jesús y hecho manifiesto
en su ministerio. La “venida” en si misma pertenece al futuro, y está separada
por un largo intervalo de su manifestación.” (Pág. 180).
Finalmente
podemos decir que Cristo, como Rey del reino de Dios, fue el más importante y
esencial de sus partes componentes; y usando un lenguaje llamado SINECDOQUE (el acto de recibir, describe la figura por la que
un vocablo recibe de otro algo, por estar asociado con él mediante alguna
conexión, como cuando se toma la parte en lugar de todo y viceversa) él pudo muy bien decir
que el reino, representado por él mismo, ya estaba verdaderamente entre los
fariseos. No obstante, el reino escatológico aún no se establecería en la
tierra durante su ministerio en Israel.
Pregunta #7:
¿No dijo Jesús que el reino había llegado cuando
expulsaba a los demonios? (Lucas 11:20).
Respuesta:
En
Lucas 11:20 Jesús dice: “Mas
si por el dedo de Dios echo yo fuera demonios, ciertamente el reino de Dios ha
llegado a vosotros.” Aquí nuevamente vemos un reino que “ha llegado”
antes de Pentecostés. Es un reino que se manifiesta por el hecho de la expulsión
de los demonios de los poseídos. Jesús asocia la “venida” del reino con
la atadura de los demonios, y con su arrojamiento
(Mateo 10:1; 1 Juan 3:8). Pues bien: ¿No es esto lo que exactamente va a hacer
nuestro Señor con Satanás y sus demonios justo antes de inaugurar su reino
milenario? (Leer Apocalipsis 20:1-3). Por eso, cuando Jesús y sus apóstoles
ataban a los demonios, daban a saborear un poco---por así decirlo---
la presencia benefactora del reino futuro en su ministerio terrestre. El
reino de Cristo significará la liberación humana de las garras
satánicas, y el inicio de una nueva existencia en Cristo.
Pregunta # 8:
¿Por qué dice usted que el reino está relacionado
con el pueblo judío si éste rechazó a su Mesías?¿No dice Jesús que el reino le
sería quitado a Israel y dado a los no judíos, según Mateo 21:43?
Respuesta:
En
este texto NO se dice que el reino le sería quitado a Israel para siempre.
En Romanos 11:11,12 el apóstol Pablo dice que la transgresión de los judíos
trajo la riqueza a los gentiles. No obstante, el apóstol luego pasa a
decir que la futura restauración del pueblo judío---y con él su reino---se traducirá en mayores
bendiciones para los no judíos (gentiles).
El
apóstol pasa a decir también que “algunas ramas (no todas) fueron desgajadas
del buen olivo” las cuales fueron reemplazadas por otras ramas
injertadas de un olivo silvestre (Romanos 11:17). Luego Pablo dice que
las “ramas silvestres” (gentiles) no deben enorgullecerse de haber sido
injertadas dentro del buen olivo, pues no son las ramas (gentiles) las que
sostienen al olivo (la nación judía), sino el olivo bueno y su raíz a las ramas
injertadas del olivo silvestre (v.18).
Finalmente Pablo dice, en el verso 24, que Dios injertará nuevamente a las
ramas naturales del “buen olivo” si se arrepienten. Ahora bien, hubo
muchos judíos que permanecieron fieles a Dios, los cuales no fueron desgajados
del buen olivo. Por ejemplo: Todos los apóstoles, sus discípulos hebreos en
Jerusalén y de la diáspora, etc. Ellos no fueron cortados, pertenecían al
pueblo original de Dios. Sólo los infieles fueron cortados para luego ser
reemplazados por los gentiles convertidos. Estos gentiles convertidos se unen
al pueblo elegido de Dios (“buen olivo”), y se nutren igualmente de su rica
savia (las promesas hechas a los padres hebreos). Decir que Dios rechazó
totalmente a su pueblo original, significa que las ramas injertadas no tienen
la rica savia del buen olivo como fuente de sostenimiento, y esto entonces
quiere decir: Desesperanza y la muerte.
Pablo
les dice a los gentiles de Efeso lo siguiente: “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo
vosotros, los gentiles en cuanto a la carne...estabais sin Cristo, alejados de
la CIUDADANÍA DE ISRAEL y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y
sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo
estabais lejos, habéis sido hechos cercanos ( a la ciudadanía de Israel) por la
sangre de Cristo.” (Efesios 2:11-13). Aquí Pablo aclara más el asunto. Los
gentiles ahora están dentro de la ciudadanía de Israel, el
antiguo pueblo Dios, por medio de Cristo. Ahora los gentiles, como los judíos
elegidos, tienen la oportunidad de beneficiarse de los pactos de la
promesa (“la rica savia del olivo”). Ahora los gentiles injertados a la
nación de Israel (el pueblo de Dios) son conciudadanos de esa
nación de Dios, y ya son miembros de la familia de Dios, y
herederos de Sus promesas. Hay pues un solo Señor, una sola fe, una sola esperanza de
nuestra vocación (Efesios 4:4). Decir que la esperanza de los fieles hebreos es
distinta a la de los fieles de la Iglesia, es una tesis que no encuentra su
apoyo en la Biblia. Pero también es un grave error decir que Dios rechazó para
siempre a su pueblo al cual desde mucho antes conoció. Dice Pablo sobre este
punto así: “Digo, pues: ¿Ha
rechazado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita,
de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. NO HA DESECHADO DIOS
A SU PUEBLO, AL CUAL DESDE ANTES CONOCIÓ...” (Romanos 11:1,2). Así que
aunque los amilenialistas digan que Dios rechazó al pueblo elegido Judío, Pablo
dice que NO. Y aunque a algunos les duela, “la salvación viene de los Judíos” (Juan 4:22)---¡Y lo
dijo el judío Jesús!
Si
el reino del rey David dejó de existir para dar paso a un “reino espiritual y
celestial”, ¿por qué los mismos discípulos de Jesús le preguntaron, momentos
antes de su ascensión al Padre: “...Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Insistir
en un reino monárquico en Israel por parte de los discípulos hubiera
sido una testarudez, si es que en verdad Cristo abolió para siempre esa
esperanza mesiánica. Pero Jesús no los reprende diciéndoles algo así como: “Me
sorprende que me pregunten eso si ya les enseñé que mi reino es espiritual y
celestial”. Pero Jesús no les dice eso o algo similar. Lo que les dice es
que “no os toca
saber los tiempos y las sazones, que el padre puso en su sola potestad” (v.7). Lo que
preguntaron los discípulos era correcto y válido, y no una tontería como
algunos teólogos han sostenido. No creo que todos los discípulos de Jesús hayan
sido malos alumnos como para entender mal lo enseñado por él acerca el reino,
en esos 40 días que estuvo en privado con ellos, después de su resurrección
(Hechos 1:3). Jesús mismo valida la pregunta contestando que sólo Dios sabe el
tiempo cuándo será restaurado el reino davídico a los israelitas. La pregunta
era correcta, pero el tiempo sólo lo sabe Dios.
Pero
los hermanos amilenialistas se olvidan lo que el profeta Ezequiel dijo
concerniente al reino monárquico en Israel. En primer término, el último rey
que tuvo la dinastía de David fue SEDEQUÍAS, quien fuera derrocado por
Nabuconodosor allá por el año 587 A.C. Desde esa fecha hasta hoy la dinastía y
el reino de David quedaron suspendidos en el tiempo. Pero nótese que el profeta
Ezequiel afirma que la corona y la tiara se le dará a un varón
que tiene el derecho a tomarlos (21:25-27). En Hechos 2:29,30 el
apóstol San Pedro revelará que Jesucristo
es aquel varón que se sentará en el trono del reino de David. El
evangelista Lucas dice que Jesucristo recibirá “el trono de David su padre, y reinará sobre la casa
(nación) de Jacob (Israel) para
siempre”
(Lucas 1:31-33). Los que dicen que el trono de David está el cielo, están
mintiendo. Lo cierto es que ni David, ni ninguno de sus sucesores, estuvieron
reinando en el cielo sobre el pueblo de Israel. La Biblia es clara cuando nos
dice que David reinó 33 años en Jerusalén, y 7 en Hebrón (1 reyes 2:11).
Pregunta #9:
¿Puede usted demostrar que el reino de Dios se
establecerá en Jerusalén, y que Cristo tendrá su trono en esa ciudad?
Respuesta:
En
primer término, el reino de Dios era el reino de David. En 1 Crónicas 28:5
leemos: “Y de entre todos
mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón PAR
QUE SE SIENTE EN EL TRONO DEL REINO DE JEHOVÁ (DIOS) SOBRE ISRAEL.” Aquí está la prueba
de que “el trono de David” en Israel era EL REINO DE DIOS. Pero,
¿Dónde reinó David, Salomón, etc? ¡En Jerusalén! Eso lo vimos en la pregunta
anterior.
Otro
texto interesante que prueba que el “reino de David” era “el reino de Dios”
está en 2 Crónicas 13:5,8 que dice: “¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio
el reino a David sobre Israel para siempre, a él, y a sus hijos, bajo pacto de
sal? Y Ahora vosotros tratáis de resistir al REINO DE JEHOVÁ en mano de los
hijos de David, porque sois muchos...”
No
es de extrañar lo que el ángel de Dios le dijo a María en relación al judío
Jesús: “...y llamarás su
nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor
Dios le dará EL TRONO DE DAVID SU PADRE; y reinará sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1:31-33). Nuevamente se nos dice que Cristo
reinará en Israel, y cuya capital es Jerusalén.
En
Mateo 5:34,35 Jesús dice algo muy
interesante que pocos cristianos han advertido: “Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera, ni
por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el
estrado de sus pies; ni por JERUSALÉN PORQUE ES LA CIUDAD DEL GRAN REY.” ¿Quién era el “gran
Rey”?¿Herodes? No, sino Jesús mismo. Sí, Jerusalén es la ciudad del gran rey
Jesucristo, él la hará su capital en su reino milenario.
Los
discípulos sabían perfectamente que el reino de Dios estaba estrechamente
ligado con la ciudad de JERUSALÉN ( la sede del reino davídico). En Marcos
11 vemos la historia de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. ¿Qué
pensaron inmediatamente los discípulos de esa entrada de Jesús en la ciudad de
David? Los versos 10 y 11 nos dicen: “¡Bendito EL REINO de nuestro padre David que
viene!¡Hosanna en las alturas! Y ENTRÓ JESÚS EN JERUSALÉN...” Es clarísimo que los primeros cristianos sí
esperaban la reanudación o la restauración del reino de David en Jerusalén en
la persona del Cristo, su descendiente según la carne. Más adelante los
discípulos se verán precisados a preguntarle si ya era el tiempo de la tan
esperada restauración (Hechos 1:6,7).
Si
el reino es ahora la Iglesia de Cristo, entonces no habrá una futura
restauración del reino de David en Israel. Pero esta creencia contradice una
infinidad de pasajes que nos hablan de un reino futuro aún no establecido o
restaurado. Notemos que el reino verdadero será restaurado. Eso
quiere decir que ese reino existió, se suspendió y nuevamente se establecerá
como era antes. ¿Pero existió la iglesia antes de Pentecostés, en los tiempos
de David?¿Fue el reino de David la misma iglesia de Cristo, el cual fue
derrocado por Nabuconodosor en el año 587 AC?¿Derrocó Nabuconodosor a la
iglesia de Cristo en los tiempos de Sedequías?¿Restauró Cristo el reino de Dios
en el 33 E.C? ¿Fue restaurada, o más bien, inaugurada, la iglesia en Pentecostés?
La Biblia habla de que el reino será RESTAURADO como lo fue antes---¡No INAUGURADO! (Hechos 1:6; 3:19-21; Romanos 11:12). Esto es importante. Véase
en el diccionario el significado de la palabra “restauración”. Esto es muy
importante, pues también significa reposición en el trono de una dinastía
caída, depuesta, o derrocada. Esto ocurrirá con la dinastía davídica
aún derrocada. Cristo regresará en gloria para RESTAURAR EL REINO DERROCADO DE
DAVID! (Mateo 25:31,34).
En
Jeremías 3:17 se nos revela que Jerusalén
será llamada: “Trono de
Jehová”.
En Zacarías 8:3 leemos: “Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sión, y
moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el
monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.” En Zacarías 1:16
también leemos: “Por tanto,
así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será
edificada mi casa...” El siguiente versículo, el 17, dice: “Clama aún, diciendo: Así ha dicho Jehová de
los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún
consolará Jehová a Sión, Y ESCOGERÁ TODAVÍA A JERUSALÉN.” “...y Jerusalén será santa, y extraños no
pasarán más por ella.” (Joel 3:17).
Y
en Lucas 21:24 Jesús dice de Jerusalén, lo siguiente: “...y Jerusalén será hollada por los
gentiles, HASTA QUE LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES SE CUMPLAN.” Pero muchos llamados
cristianos no se han puesto ha meditar en estas palabras proféticas de
Jesucristo. Aquí hay un hecho histórico innegable e indiscutible. Jerusalén ha
sido pisoteada por las naciones e imperios gentiles (no judíos) durante
milenios. Pero Jesucristo afirma que este “hollamiento”(pisoteo)---¡tendrá su fin! (“hasta que los tiempos de los gentiles se
cumplan”).
Entonces, cuando los no Judíos o gentiles dejen de pisotear Jerusalén, los
Judíos tendrán el dominio y el control absolutos de Jerusalén con el Mesías y
su iglesia a la cabeza ( Joel 3:17; Isaías 32:1; Lucas 1:31-33; Mateo 5:34,35).
Ya en Junio de 1967 se dio un gran paso, cuando Jerusalén pasó a manos de los Judíos,
aunque aún seguirá el pisoteo gentil hasta que Cristo regrese a reinar sobre
sus enemigos en Jerusalén (Leer Zacarías 14:1-21).
Pregunta # 10:
¿Acaso no prometió Jesús a sus seguidores el cielo
en Juan 14:1-3?
Respuesta:
Jesús
jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como morada
permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar
con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases
de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su filosofía
fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica, muy en
boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por Jesús y
sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a las
iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1
Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que
Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que
existía un plano superior (el “Pleroma”, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES
(espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al
mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para
lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal.
¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el
cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de
nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos
sean realmente cristianos gnósticos en este punto.
También
Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían en el rebaño del
Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con palabras pervertidas
(Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la iglesia se corrompe
con sus propios malos obispos que se levantan con sus herejías destructoras. En
el siglo IV aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona
radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez
primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era la iglesia católica
Romana. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas amilenialistas”
no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de Hipona.
Algunos
dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los cielos”? (Mateo 5:3). Pero
tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en espíritu es el reino EN
(sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que Cristo ofreció a los pobres
en espíritu era un reino que tiene su origen en Dios, y no en los hombres.
Viene de Dios como un don o regalo para los hombres.
Pues
bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que verdaderamente
dijo el Señor Jesucristo: “No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi
Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a
preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra
vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también
estéis.”
Muchos
estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta última frase “para que DONDE YO ESTOY (tiempo
presente)”.
En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se vierte este pasaje
como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo estoy”). Esta
frase es sumamente importante y clave para entender los versos en cuestión.
Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa de su Padre”. Luego
nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el lugar donde ÉL ESTÁ en
el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba Jesús cuando pronunció
esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún en LA TIERRA, y más
exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no había ascendido al
cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto Jesús estaba
ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con ellos en el
lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén!
Muchos
cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para darnos nuestro “lugar”
en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de llevarnos al cielo en Juan
14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que iremos al cielo para
recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado por Jesús. Lo que
Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su Padre y que luego
volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era CUÁNDO Y DÓNDE
recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está ahora ocupado PREPARANDO nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo
entraremos en ellas. En Apocalipsis 21 se revela que la “ciudad santa” bajará del cielo después del
milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21 es descrita por Ezequiel como
un edificio (40:2), y como una casa en 2 Corintios 5:1,2. Esta
ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3).
Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis
21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham
(el padre de la fe) “esperaba
la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14
Pablo dice: “Porque no
tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.”
Pregunta #11:
¿No dice Pedro, en 2 Pedro 3:10-13, que esta tierra
será destruida por fuego? Si este es el caso: ¿No es lógico concluir que
escaparemos al cielo?.
Respuesta:
Es
cierto que Pedro habla de la “destrucción de la tierra por fuego”, de la misma
manera que Dios dijo de la tierra de la época de Noé. En Génesis 6:13
leemos algo interesante: “Dijo,
pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena
de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré CON LA TIERRA.” Nótese que Dios iba a destruir a todo hombre y animal...¡y la tierra misma! Pero: ¿Llegó Dios a
destruir a los hombres impíos de entonces junto con el planeta tierra? Por
cierto que no. La tierra sigue siendo la misma desde su creación. En realidad
es una forma superlativa de hablar de Dios indicando la severidad de
su castigo.
En
2 Pedro 3:10-13 leemos: “Pero
el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán
con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y LA TIERRA Y
LAS OBRAS QUE EN ELLA HAY SERÁN QUEMADAS.” ¿No son semejantes Génesis
6:13 y 2 Pedro 3:10-13? Si la primera tierra PRE-diluviana no fue literalmente
destruida, ¿porqué tendría que serla ésta? Es claro que lo dicho por Dios ha de
entenderse como la severidad y firmeza de su castigo, la erradicación del mal,
de los malos, y de sus obras (casas de juego y de citas, bares, fábricas de
cigarrillos y de cerveza, fábricas de armas y bombas, etc). En el verso 13 se habla
de “nuevos cielos y nueva tierra” Esta forma de dicción no es rara en la
Biblia, pues también encontramos la expresión “nueva criatura” en 2 Corintios
5:17, aunque persistan aún los viejos defectos (miopía, cojera, cicatrices,
etc). En Efesios 4:24 encontramos la expresión “nuevo hombre” (pero sólo en lo
moral y espiritual). En Romanos 6:4 encontramos la frase “nueva vida” (pero siempre en el sentido moral y
espiritual).
Y
Para terminar diré que 2 Pedro 3:13 tiene relación con Isaías 65:17
que dice: “Porque he aquí
que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria,
ni vendrá más al pensamiento.” Pero lo interesante del caso es que Dios sigue diciendo
en los siguientes versículos (18-25) que: “traigo a Jerusalén alegría...y me alegraré con
Jerusalén.” Estas palabras indican
que finalmente el planeta no será destruido, pues seguirá existiendo
Jerusalén como una ciudad de gozo y alegría, en contraste con la actual
Jerusalén agitada y convulsionada por los conflictos internos y externos.
Pregunta #12:
¿Acaso no dice la Biblia que Cristo vendrá para
entregar su reino al Padre según 1 Corintios 15:24?
Respuesta:
Cristo
entregará su reino al Padre, pero: ¿Cuándo? Esta es una pregunta importante. Lo
que la Biblia sí dice verdaderamente es que Jesús, al volver a la tierra, dará
su reino a sus discípulos (no ha Dios)(Mateo 25:31,34; Daniel 7:13-18).
Sí, la iglesia, compuesta por judíos y gentiles fieles, recibirá el reino de
Cristo al volver él al mundo otra vez. Esta es la verdad bíblica. No obstante,
será después que Cristo haya reinado por mil años que él devolverá el reino al
Padre; cuando haya puesto a sus enemigos por estrado de sus pies, incluyendo LA
MUERTE misma (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:25). Y, ¿Cuándo será vencida la muerte?¿En
la segunda venida de Cristo? ¡No! Según la Biblia ella será destruida al finalizar
el milenio de Cristo. La respuesta está en Apocalipsis 21:4. Esto significa que
Cristo no va a devolver el reino al Padre inmediatamente después de volver a la
tierra, sino después de los mil años de su reinado. Mientras tanto, Jesucristo
estará reinando sobre sus enemigos (Salmo 110:1-5), siendo el último destruido:
La muerte.
Otra
de las pruebas bíblicas que señalan claramente que la muerte reinará hasta el
final del milenio es que “los
otros muertos no llegaron a vivir hasta que se cumplieron los mil años.” (Apocalipsis 20.5).
Habrá muertos al final de los mil años del reinado de Cristo. La muerte
imperará en la tierra hasta el final de esa fecha memorable que es llamada:
“Milenio” (Apocalipsis 20:14). Después del milenio bajará “La Nueva
Jerusalén” y acabará el imperio de la muerte (Apocalipsis 21:4; 20:14).
También en este periodo el diablo será castigado definitivamente con la muerte.
Y además, la muerte y el Hades serán arrojados al lago de fuego junto con el
diablo y sus ángeles. Todo esto ocurre al final del milenio o del reino de
Cristo. Los hermanos amilenialistas debieran reflexionar mejor sobre este
pasaje antes de sacar conclusiones inexactas. Recordemos que “un texto sin
el contexto es un pretexto”. Ir más allá de lo que está escrito es
peligroso.
Pregunta #13:
¿No dice Pablo que nuestro destino son “los lugares
celestiales” en Efesios 2:6?
Respuesta:
Tomemos
nota que pablo habla de “los lugares celestiales” en Efesios 2:6. Y, ¿dónde están esos “lugares celestiales”? La
respuesta, creo, la da Jesús en Juan 14:2,3---¡En la casa de Su Padre!
Por tanto, los “lugares celestiales” tienen que ver con las “muchas moradas” de
dicha casa, en donde Jesús se ha ido a preparárnoslas. Sin embargo, Pablo NO
dice que iremos al cielo para ingresar a nuestras “moradas celestiales”.
Pongamos
un ejemplo un poco fantástico. Si una nave marciana bajara a la tierra, y yo
fuera invitado por la tripulación marciana a ingresar a ella para ver su
interior, pregunto: ¿No estaría yo en un “lugar marciano” en la
misma tierra? Y si viera yo en su interior sus compartimentos, pregunto
nuevamente: ¿No serían esos compartimentos “lugares o compartimientos
marcianos” en la tierra?
De
igual modo, cuando baje la casa celestial a la tierra, con todas sus moradas
o lugares, los que ingresen a ella estarán ingresando a sus lugares o moradas celestiales---¡en la tierra!. Algo celestial o
“extraterrestre” se posará en la nueva tierra, y sus interiores o moradas
seguirán siendo celestiales aunque estén en la tierra. Sí, en la nueva tierra
entraremos a los “lugares celestiales” de la casa de Dios.
Pregunta #14:
¿No dice claramente San Pedro que tenemos RESERVADA
nosotros una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible EN LOS
CIELOS? (Ver 1
Pedro 1:4).
Respuesta:
Nuevamente
tampoco Pedro está diciendo que subiremos al cielo para recibir nuestra
herencia que está RESERVADA allí. Sencillamente está reservada en los cielos.
Si por ejemplo decimos que el dinero del pago de los trabajadores está
reservado en la bóveda del banco, ¿significa eso que los trabajadores tendrán
que ingresar a la bóveda del banco para que se les pague? No necesariamente. Lo
usual es que el cajero retire el dinero de dicha bóveda y proceda a pagar a los
trabajadores en la oficina del personal. De igual manera, cuando Jesús vuelva a
retribuir a sus siervos, él retirará nuestra herencia de los cielos y la traerá
a la tierra. (Leer 1 Pedro 5:4; 2 Timoteo 4:8; Apocalipsis 22:12).
El
sabio rey Salomón dijo sobre este asunto, así: “Ciertamente el justo será recompensado en la
tierra...”
(Proverbios 11:31). En otra parte Salomón dice también: “El justo no será removido jamás (de la
tierra)...” (Proverbios 10:30). Estos textos contradicen la enseñanza que dice que
los salvos serán retribuidos en el cielo cuando mueran.
Pregunta #15:
¿No prometió el Señor Jesús que nos arrebataría con
él mismo al cielo, en 1 Tesalonicenses 4:17?
Respuesta:
El
apóstol Pablo no está diciendo tampoco en este texto, que seremos arrebatados
al tercer cielo, sino EN LAS NUBES. No está hablando de que seremos arrebatados
al cielo, sino “EN
LAS NUBES PARA RECIBIR AL SEÑOR EN EL AIRE, y así estaremos siempre con el
Señor.” Para nada se hace
mención del cielo en este versículo, ni se nos promete estar con Cristo en el
cielo. Pablo está hablando de que seremos “arrebatados en las nubes” y de
“recibir al Señor en el aire”---¿Para qué?¿Acaso para que Jesucristo nos reciba
y nos lleve con él al cielo? ¡No! Pablo es claro al decir que nosotros LE
RECIBIREMOS A ÉL EN EL AIRE
cuando
regrese a la tierra (¡no al revés!). ¿Qué
importancia tiene este detalle? Veamos el pasaje y analicemos su contenido.
Si
la iglesia recibirá al Señor en el aire es para acompañar a Jesús en su
descenso a la tierra, ¡no al revés! Por ejemplo, si el presidente del Perú sale
a recibir en palacio al Presidente de los Estados Unidos, ¿se irá el Presidente
del Perú con el presidente Estadounidense a la Casa Blanca para la entrevista?
Otro ejemplo: Si mi amigo viene a visitarme desde los Estados Unidos, y yo
salgo a recibirle en el aeropuerto limeño, pregunto: ¿Me iré con él a su casa
en los Estados Unidos, subiendo inmediatamente en el avión que lo trajo a Lima?
¡Claro que no! Si yo lo recibo es para traerlo a mi casa o a un hotel, y
disfrutar de su compañía durante su estancia en mi país. Igual ocurrirá con la
Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo en las nubes de nuestra atmósfera.
Nosotros saldremos a RECIBIRLE en las nubes para acompañarlo en su descenso a
nuestro planeta. Entonces Jesús será escoltado por su gloriosa iglesia hasta el
lugar donde se localizará su trono de gloria, es decir, JERUSALÉN (Mateo
5.33-35; Jeremías 3:17; Zacarías 14:4).
Pregunta #16:
En Juan 13:36 Jesús le dice a Pedro que él no le
podía seguir al lugar a donde iba, pero que le seguiría después. ¿No le estaba
prometiendo Jesús---el tercer cielo----a Pedro para después de su
muerte?.
Respuesta:
Jesús
no le estaba prometiendo a Pedro el cielo para después de su muerte. Lo que
verdaderamente Jesús estaba diciendo era que estaba muy próximo su sacrificio
en la cruz del Calvario, y que después Pedro le seguiría en su martirio. Lo que
Jesús estaba profetizando para Pedro era su muerte en el martirio en un
futuro no muy lejano. Según el verso 37,
parece que Pedro le entendió perfectamente a Jesús, y le responde: “...Señor, ¿por qué no te puedo seguir
ahora? MI VIDA PONDRÉ POR TI.” Precisamente años más tarde Pedro moriría en el
martirio, crucificado de cabeza en una cruz.
Pregunta #17:
¿No dijo el apóstol Pedro que Dios lo preservaría
para su reino celestial? ¿No creyó Pablo que había un reino en el cielo (2
Timoteo 4:18)?
Respuesta:
En
este pasaje Pablo NO dice que iría al cielo para entrar en el “reino
celestial”. Lo que Pablo creía era que Dios lo preservaría o guardaría para su
reino DE los cielos (“celestial”). Él NO dijo que Dios lo preservaría para su
reino EN los cielos en ningún momento, sino para un reino de “inspiración
celestial”, o de “origen celestial”.
En
Hebreos 11:14-16 Pablo habla de una “patria celestial”, la cual,
según el verso 16, es UNA CIUDAD. En Hebreos 11:14 el apóstol sigue
diciendo que esta ciudad o “patria celestial” está por venir o por descender
según Apocalipsis 21:2,3. Sí, la ciudad o “patria celestial” estará ¡en la
tierra!.
En
Lucas 2:8-13 vemos que a los pastores del campo se les aparece un ángel
del Señor que les anuncia que ha nacido el Salvador, Cristo el Señor. Y el
versículo 13 nos dice que repentinamente apareció con aquel ángel una multitud
de las “huestes celestiales” que alaban al Señor, y
decían: “Gloria en las
alturas...” Aquí vemos nuevamente a “huestes celestiales”---¡en la tierra!
En
conclusión, cuando la Biblia nos dice que heredaremos “el reino celestial”, ello no quiere decir que
iremos al cielo para entrar en él. Ya hemos visto como “cosas y seres
“celestiales” estuvieron aquí, en la tierra. ¿Acaso no puede bajar “el reino
celestial” a la tierra así como lo hicieron
“el pan celestial (Jesucristo)”, y “las huestes celestiales”? ¡Claro que
sí! Ah, un ejemplo más. Después de resucitar de la tumba, Jesús recibió un “cuerpo celestial” (Leer 1 Corintios 15:40,49).
Con ese “cuerpo celestial” nuestro Señor estuvo
en la tierra por 40 días (Hechos 1:3).
Pregunta #18:
¿No dijo acaso el apóstol San Pablo que nuestra
CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS (Filipenses 3:20)?¿No significa entonces que
viviremos en el cielo?
Respuesta:
La
palabra “CIUDADANÍA” usada por Pablo, se relaciona con la palabra CIUDAD(anía). En la Santa Biblia aparece
claramente una “CIUDAD CELESTIAL” (o “PATRIA CELESTIAL”) que estará en la
tierra (Apocalipsis 21:2,3). También se nos informa que entraremos a ella, una
vez que se establezca en la “nueva tierra”. Pablo sostiene que la ciudad está
POR VENIR (Hebreos 13:14). También Pablo sostiene que el fiel Abraham “esperaba la ciudad que tiene fundamentos,
cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:8-10).Mientras
tanto, “nuestra ciudadanía
está en los cielos” hasta que venga a nosotros a la tierra. En tanto que
nuestra “ciudad” o “patria” permanezca en los cielos, podremos decir que
nuestra ciudadanía seguirá estando en los cielos.
Pregunta #19:
¿En que parte de la Biblia dice que Cristo va a
pisar este mismo planeta nuevamente?
Respuesta:
En
Hechos 1:11 los ángeles les dicen a los discípulos, quienes instantes
antes habían visto al Señor subir al cielo, lo siguiente: “Varones Galileos, ¿por qué estáis mirando
al cielo? ESTE MISMO JESÚS, que ha sido tomado de vosotros al cielo, ASI VENDRÁ
COMO LO HABÉIS VISTO IR AL CIELO”. Aquí se profetiza que el mismo Jesús resucitado,
que había permanecido con sus discípulos 40 días en la tierra (Hechos 1:3),
volverá DE LA MISMA FORMA O MANERA EN QUE SE HABÍA IDO AL CIELO. Esto se
explica de este modo. Según el verso 12, Jesús había ascendido al Padre
desde el MONTE DE LOS OLIVOS, hasta que una nube lo tapó de la vista de
los discípulos (v.9). Ahora bien, Jesús, al volver, descenderá del cielo a las
nubes del cielo, y de las nubes del cielo AL MONTE DE LOS OLIVOS (Zacarías 14:4).
Si Jesús al volver, sólo se quedara en las nubes, sin descender hasta el Monte
de los Olivos, entonces JESÚS NO ESTARÍA EN VERDAD VOLVIENDO DE LA MISMA
MANERA COMO ÉL SE FUE, O COMO LO HABÍAN VISTO IRSE SUS DISCÍPULOS.
Si
una persona hubiera podido tomar una película de ese magno suceso de la
ascensión d Jesús al cielo, y luego pusiera en reversa o retroceso la
película, entendería exactamente cómo será el futuro regreso de Jesús al mundo.
No obstante, no precisamos del auxilio de una cámara de video o de una película
para entender lo que explicamos. Aceptemos el hecho de que la ascensión de
Jesús al cielo NO comenzó en las nubes, sino en EL MONTE DE LOS OLIVOS. ¿No es
interesante que el profeta Zacarías diga que sus pies se posarán nuevamente en
el Monte de los Olivos y éste se partirá en dos?¡Esto no sucedió en la primera
venida de Cristo! (Leer Zacarías 14:4).
Lo
que Jesús dijo en Mateo 5:34,35 nos lleva la conclusión de que Cristo hará de Jerusalén su ciudad
real...¡Su trono!. El profeta Jeremías dice que en aquel tiempo (de la
restauración del reino) llamarán a Jerusalén TRONO DE JEHOVÁ (3:17). El Salmo
67:4 dice que Dios
pastoreará a las naciones EN (no “DE”) la tierra. En Apocalipsis 5:10
leemos: “Y los has hecho
reyes y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.” En Apocalipsis
20:4,6 dice que estos
reyes y sacerdotes reinarán con Cristo mil años en la tierra.
En
el Salmo 122:3-5 encontramos la información de que los tronos de los “reyes y sacerdotes” estarán en Jerusalén.
Por tanto, el trono del “Rey de reyes” estará también allí. Jesús dijo que “Jerusalén es la ciudad del gran Rey” (Mateo 5:34,35).
En
Juan 14:2,3 el Señor Jesús prometió a sus discípulos que ellos estarían
con él en la tierra de Israel. Él dijo: “PARA QUE DONDE YO ESTOY (la tierra de Israel)
vosotros también estéis”. Y en la profecía de Jeremías 23:5 leemos: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en
que levantaré a David renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso,
y hará juicio y justicia EN LA TIERRA” ( También 33:15). Y en Romanos
4:13 dice que Jesús será “EL
HEREDERO DEL MUNDO.”
Según
el Salmo 37:29 “Los
justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”. Ahora bien: ¿Es
Jesucristo el MAYOR JUSTO? ¡Sí! (Leer 1
Juan 2:1). Y si Jesús es también JUSTO, ¿qué heredará él y dónde vivirá?
¡La tierra y en la tierra!. En el Salmo 85:9 se complementa lo anterior
diciendo que LA GLORIA HABITARÁ LA TIERRA. Y, ¿cuál GLORIA? ¡La gloria del
Señor Jesucristo! (Mateo 16:27; 24:30; Juan 1:14; 17:24; Colosenses 3:4). Por
tanto: ¡Jesucristo habitará en la tierra!
En
2 Samuel 23:3 dice: “El
Dios de Israel ha dicho: Habrá un justo que GOBIERNE ENTRE (no “SOBRE”) LOS
HOMBRES, que GOBIERNE en el temor de
Dios.” Sí, Jesús será aquel
justo varón que gobierne en medio o entre los hombres en este planeta. ¡Eso
dice la Biblia! Además, David dice en su Salmo 140:13 que LOS RECTOS
morarán o habitarán en la presencia del rey. Pero: ¿Dónde morarán LOS RECTOS en
la presencia del rey? No puede ser el cielo porque Salomón escribió en Proverbios
10:30: “EL JUSTO NO
SERÁ REMOVIDO JAMÁS; pero los impíos NO HABITARÁN LA TIERRA.” La conclusión lógica y
bíblica es que los rectos habitarán la tierra y estarán en la misma presencia
del rey en la tierra. Dice Salomón: “LOS RECTOS HABITARÁN LA TIERRA, Y lOS PERFECTOS PERMANECERÁN EN
ELLA.”
(Proverbios 2:21). ¡Aquí está la evidencia! Y, ¿Quiénes son los PERFECTOS que
permanecerán en la tierra? ¡Los cristianos! (Leer 2 Timoteo 3:17; Colosenses
1:28).
Jesús
dice que “los mansos
heredarán la tierra” (Mateo 5:5),. Pero más adelante dirá: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended
de mi, QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN...” (Mateo 11:29). Notemos que
Cristo es también el mayor MANSO del mundo. Esto quiere decir que él HEREDARÁ LA TIERRA (comparar con Romanos 4:13). Él fue claro
al decir que “los MANSOS
heredarán la tierra (¡no el cielo!).”
Pregunta # 20:
¿Qué otra prueba existe de que el reino de Dios NO
es la Iglesia de Cristo?.
Respuesta:
Lo
más sencillo es sustituir la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ de los textos bíblicos
más importantes. Si reino e iglesia son equivalentes, no tendrá porqué cambiar
el sentido del texto bíblico que habla de él. Veamos algunos ejemplos:
Lucas 19:11:
“Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un
país lejano para recibir UNA IGLESIA y volver.
Comentario:
Notemos que al cambiar la palabra ‘reino’
por ‘iglesia’ en este pasaje, obtenemos un absurdo. ¿Recibió Cristo una
iglesia en el cielo? o ¿Se instituyó la iglesia en el cielo?¿Hemos bajado del
cielo como “la iglesia de Cristo”?
Lucas 12:32:
“No temáis
manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido DAROS la iglesia”.
Comentario:
Aquí
hemos sustituido la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ y hemos obtenido algo
absurdo. En primer lugar, Jesús se dirige a sus apóstoles---¡a los cuales se
les DA EL REINO!. No dice Jesús que al Padre le ha placido “HACEROS EL REINO”, sino “DAROS EL REINO”. El sentido es
diferente. Si la iglesia es el reino, y ella está compuesta por los apóstoles y
demás discípulos, ¿cómo podrían SER ellos “el reino de Cristo” y RECIBIR al
mismo tiempo el reino? ¿Cómo podían los apóstoles recibir un reino y ser parte
de él al mismo tiempo? Si la iglesia es verdaderamente el reino, entonces Jesús
debió decirles a sus apóstoles que al Padre “le ha placido HACEROS el reino
o iglesia”. Pero no fue así, sino que dijo: “Le ha placido DAROS EL REINO”!
Mateo 6:10:
“Venga tu
iglesia, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”
Comentario:
Los
que creen que la iglesia es el reino, tendrán que mutilar esta parte del
“Padre Nuestro”; pues si el reino ya vino en el 33.d.C, ¿para qué seguir
pidiéndolo? Pero lo cierto es que esta parte de la oración está tan vigente
como el resto de las peticiones en el “Padre Nuestro”. Así, pedir por la venida
del reino es tan importante como pedir perdón por nuestras ofensas, o por el
pan diario.
Por
otro lado, si reemplazamos ‘reino’ por ‘iglesia’ tendríamos: “Venga tu iglesia,
hágase tu voluntad...” Sí, “Venga tu iglesia”---¿De dónde?¿Cómo? Si los discípulos vendrían a ser la
misma iglesia de Cristo: ¿Por qué tendrían que pedir por la venida de
una iglesia? ¡No tiene mucho sentido que digamos!
Mateo
25:31,34:
“Cuando
el Hijo del Hombre venga...entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre HEREDAD LA IGLESIA preparada para vosotros desde la
fundación del mundo.”
Comentario:
Aquí hemos reemplazado ‘reino’ por ‘iglesia’
y encontramos algo muy extraño. Es un asunto muy importante que no podemos
pasar por alto, y es que hay una reino (iglesia para los amilenialistas) que se
preparó desde la fundación del mundo, y que será heredado por la iglesia en la ‘parusía’ o Segunda Venida de Cristo.
¿UNA IGLESIA que hereda UNA
IGLESIA?¿Cómo
es posible esto? Por eso creemos que la iglesia y el reino son dos cosas muy
diferentes.
Juan 3:3:
“Respondiendo Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de nuevo no puede ver la iglesia de Dios.”
Comentario:
En este pasaje también hemos sustituido ‘reino’
por ‘iglesia’ y hemos obtenido un absurdo total. ¿Cuál es ése? Si el
reino es la iglesia, y ésta sólo puede ser vista por hombres “renacidos”: ¿Cómo
es posible que cualquier hombre mundano o no convertido pueda ver, e
incluso entrar, en la iglesia de Cristo? Muchos NO renacidos pueden ver
con sus ojos, y entrar con sus pies a la iglesia de Cristo sin dificultad. Esto
me lleva a la conclusión de que el reino e iglesia ---¡NO son sinónimos!. Hay
un reino futuro en el cual los impíos ni verán ni entrarán---¡Sólo los
renacidos!
Hechos 14:22:
“...es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en la
iglesia de Dios.”
Comentario:
Aquí en este pasaje hemos sustituido la palabra ‘reino’
por ‘iglesia’ y hemos obtenido algo interesante. Notemos que Pablo se
dirige a creyentes de Listra, Iconio y Antioquia. A estos hermanos, de las
iglesias de Cristo en esas ciudades, les exhorta a que permanezcan fieles a
pesar de las tribulaciones, a fin de que puedan “ganar su entrada a la
iglesia de Dios”. Esto es muy extraño,
pues Pablo se dirige a iglesias cristianas ya constituidas. ¿Cómo entrarían las
iglesias de Iconio, Listra y Antioquia a la iglesia misma?¡No lo entendemos!
Aquí se vuelve a demostrar que el reino de Dios es diferente a la iglesia de
Cristo.
1 Corintios 15:50:
“Pero
esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar la iglesia de
Dios, ni la corrupción hereda a incorrupción.”
Comentario:
Aquí, al reemplazar la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’
nos hallamos con un serio problema. Y es que si a la iglesia no se puede pertenecer en la carne y en la
sangre, ¿por qué aún están en la carne y la sangre los miembros de la
iglesia de Cristo? Obviamente algo no anda bien con la interpretación
‘amilenialista’ del reino.
Hechos 1:6:
“Entonces los que se habían reunido le preguntaron,
diciendo: Señor restaurarás la iglesia a Israel en este tiempo?”
Comentario:
Aquí resulta una extrañeza al reemplazar ‘reino’
por ‘iglesia’, pues: ¿Acaso la iglesia tiene que ver con Israel? Cómo es
eso que la iglesia será restaurada a Israel? Es obvio que reino e iglesia son
dos cosas diferentes. El reino fue antes que la iglesia.
Los ‘amilenialistas’ se encuentran en serios
apuros cuando tienen que responder a toda esta argumentación bíblica
consistente. El amilenialismo deja sin horizontes y sin entendimiento
sobre los sucesos mundiales de hoy. Prácticamente han anulado muchísimas
profecías bíblicas del futuro (Leer Proverbios 29:18). Para ellos casi
todas las profecías bíblicas ya se han cumplido. Han dejado de comprender los
acontecimientos mundiales del presente y del futuro. Prácticamente están el
medio del mar sin mapas y brújulas, y...¡están a la deriva!
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e-mail:
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ó molceses@hotmail.com
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