EL FIN DEL MUNDO: ¿QUÉ SIGNIFICA?
Un día los discípulos
se le acercaron secretamente a Jesús y le preguntaron: "Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida,
y del FIN DEL MUNDO"? (Mateo
24:3). Sí, la esperanza del "fin
del mundo" estuvo presente en la mente y conciencia de los apóstoles
de Jesús hace dos milenios--- ¡Y la sigue estando aun hoy día!
La frase "fin del mundo" suele producir
cierto pánico entre los hombres, y en particular, entre los inconversos. Pero
sólo se teme a lo desconocido. Y es justamente el desconocimiento de lo que
Cristo quiso decir por esa frase lo que produce temor angustiante. Pero,
¿deberían sentir temor los buenos cristianos al oír la frase: "fin del mundo"? Pues, no hay porqué.
Preguntémonos: ¿Es cierto que el
planeta tierra y sus habitantes desaparecerán de la faz de la tierra algún día?
¿Es el propósito de Dios destruir la tierra la cual expresamente creó para que
fuera habitada por sus criaturas humanas? Si la respuesta es "SI" entonces habría una
contradicción, ya que nuestro mismo Señor Jesucristo nos promete: "Bienaventurados los mansos, porque ellos
recibirán la tierra por heredad." (Mateo 5:5).
Ahora bien, siendo que el Nuevo
Testamento fue escrito casi exclusivamente en griego koiné, es menester averiguar cuál fue la palabra griega que se ha
traducido por "mundo"
en Mateo 24:3. Pues bien, para
conocimiento nuestro, la palabra griega es "aión" y no "cosmos".
Veremos a continuación la diferencia entre la palabras griegas "aión" y "cosmos" que igualmente se vierten por "mundo" en la Biblia (Véase el Nuevo Testamento Interlineal
Griego-Español de Francisco Lacueva, Ed. CLIE, España, pág.105).
La palabra griega "Kosmos" tiene el significado
de planeta tierra. En cambio "aión"
nunca tiene ese significado en la Biblia. El significado de "aión" es "edad" o "era". Puede significar un período de tiempo indefinido
(no necesariamente eterno), o un tiempo contemplado en relación con lo
que tiene lugar en el período. "El sentido que tiene la palabra no es
tanto el de la longitud misma de un período, sino el del período marcado por
características espirituales o morales." (Ver el diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, de W.E.
Vine, Ed. CLIE).
El apóstol Pablo nos menciona dos
"siglos" o "edades": El presente, y el venidero.
La presente edad finalizará para dar paso a la siguiente (Ver Efesios 1:21, donde Pablo dice: "...no sólo en este siglo, sino también en
el venidero").
El apóstol San Pablo nos dice,
además, del presente "aión"
lo siguiente: "el cual (Jesús) se
dio a si mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo
("aión") malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre."
(Gálatas 1:4).
Cristo pondrá Fin a este "aión" Malo vigente
Entendamos de una vez y por todas
que "el fin del mundo" que
hablan los apóstoles en Mateo 24:3
no es el fin del "Kosmos"
(planeta) sino de la presente
edad maligna y decadente. Es el fin del reino de Satanás, para dar paso a la
ERA o "AIÓN" venidero; la de Cristo, nuestro Señor. Por eso Jesús
dijo: "De manera que como se
arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo
(aión). Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a
todos los que sirven de tropiezo, y a todos los que hacen iniquidad."
(Mateo 13:40,41).
Nótese que Jesús habla del "fin
del presente aión malo"
cuando él vuelva con sus ángeles a este planeta. Entonces él inaugurará un
nuevo "aión" (el
venidero) de justicia. Entonces, el fin del mundo es el fin de la Edad o Era presente con todos sus males. En Marcos 10:30 el Señor Jesús nos dice que "en el siglo venidero" obtendremos la vida eterna.
"...Y en el siglo (aión) venidero
la VIDA ETERNA."
La Versión Biblia de Jerusalén (Católica) vierte Mateo 24:3 y su palabra "aión" como "mundo". En cambio, la Versión Reina Valera (1960) vierte la palabra "aión" de Mateo 24:3 como "siglo", lo que nos parece más
apropiado.
También el Señor Jesucristo nos
habla de "los hijos de este mundo
(aión)", y "los hijos de aquel siglo (aión)".
Estos no se casan, pero los otros sí. He aquí otra diferencia. Dice Jesús así:
"...los hijos de este siglo (aión)
se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueran tenidos por dignos de
alcanzar aquel siglo (aión) y la resurrección de entre los muertos, ni se casan
ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los
ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección."(Lucas 20:34-36).
Además de no casarse, los hijos de
"aquel siglo" venidero
resucitarán de entre los muertos. Entonces podemos afirmar que la resurrección
se dará cuando comience el aión venidero, cuando el presente aión malo haya
finalizado. El llamado "fin del mundo" será el fin del presente siglo, edad o era que está marcado por
las malas y deplorables características morales y espirituales.
Es interesante lo que nos dice
Pablo en 2 Corintios 4:4. Veamos
textualmente lo que dice el pasaje:
"En
los cuales el dios de este siglo (aión) cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de
Cristo..."
Pablo nos dice muchas cosas del
presente "aión" (siglo, mundo o era). Nos dice que es un
aión malo (Gálatas 1:4), y ahora nos dice que
Satanás es el dios de ese aión malo.
Sin duda, este "aión" está
destinado a desaparecer para dar paso al "aión" venidero de justicia. A los Efesios Pablo les dice que Satanás
está por ser retirado de este presente "aión" malo. Sus palabras son como siguen: "Porque no tenemos lucha contra carne y
sangre, sino contra los principados, contra potestades, contra los gobernadores
de las tinieblas de este siglo (aión), contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes." (Efesios
6:12).
¿Notó estimado amigo? Este
"aión" malo está gobernado
por Satanás y sus demonios, y contra ellos nosotros debemos batallar. Pero
será Cristo quien ponga fin a este llamado "mundo malo", cuando destituya al Diablo y sus seguidores y
los arroje al infierno para siempre.
Ahora aquí viene una paradoja.
Usted y yo debemos de sentir alegría de conocer la verdad de la finalización
de este mundo (aión) malo, pues
significará el inicio de un "nuevo mundo" (aión) de paz y justicia
nunca antes vista o soñada por hombre alguno.
Mientras tanto, la iglesia de Dios deberá de vivir ejemplarmente
en este siglo malo, pues nos dice el propio apóstol Pablo: "Enseñándonos que, renunciando a la impiedad
y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo (aión) sobria, justa y
piadosamente." (Tito 2:12).
Sólo aquellos hombres que vivan sobria,
justa y piadosamente podrán disfrutar de aquella edad o Era (aión) maravillosa, cuando por fin haya
finalizado el presente mundo (aión)
malo.
No tema, pues, por la expresión
"fin del mundo", sino más bien alégrese de que
este final producirá una edad gloriosa para usted, los suyos, y las demás
familias de la tierra. Por eso Jesús dijo: "Así
también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas (los males en aumento),
erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca."
(Lucas 21:28).
El fin del aión malo presente se
traducirá en su redención, es decir,
en la adquisición de toda la herencia
prometida. Y en el "aión
venidero", la humanidad disfrutará de grandes bendiciones. El
profeta Isaías nos habla del "mundo
venidero" o de la "nueva
tierra", así: "Morará el
lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el
león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y
la osa pacerán, y sus crías se echarán juntas; y el león como le buey comerá
paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado
extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en
todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová,
como las aguas cubren la mar." (Isaías
11: 6-9).
La Nueva Tierra
Es cierto que la Biblia habla de
la "nueva tierra", pero en
el sentido de una nueva edad o era. También se nos dice que nosotros,
los creyentes, somos "nuevas
criaturas", "nuevos
hombres", pero en el sentido espiritual y moral aunque seamos
aún imperfectos. Veamos lo que nos dice el apóstol Pedro sobre la "nueva tierra": "Pero nosotros esperamos, según sus
promesas, cielos nuevos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia."
(2 Pedro 3:13).
La "nueva
tierra" significará una tierra donde morará la justicia. En
esta vieja tierra, en este "aión"
malo, la injusticia impera por doquier.¡Esto finalizará pronto! El apóstol Juan
nos dice algo más de aquella era maravillosa, con estas palabras: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de
ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque
las primeras cosas pasaron." (Apocalipsis 21:4).
Las primeras cosas del aión malo
habrán pasado al olvido. La muerte, el llanto, el clamor y el dolor son las
características más saltantes del presente "aión" malo. Pero en
el "aión" venidero, esos
males habrán dejado de existir. Por fin los cristianos tendrán la
herencia concreta de la vida eterna,
y sobre la cual, la muerte, el dolor, y el clamor no pueden funcionar.
El profeta Isaías, hablando de la "nueva
tierra" nos dice lo siguiente: "Porque he aquí que yo (Dios) crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de
lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento... porque he aquí que
yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo." (65:17,18).
Si en la "nueva tierra" aún existirá la
ciudad de Jerusalén, eso quiere decir que la expresión "nueva tierra" es puramente
simbólica. Si esta "vieja tierra" será literalmente destruida,
¿no se destruiría también a la ciudad de Jerusalén? Pero el caso es que en la
"nueva tierra" Jerusalén permanecerá en pie, lo que quiere
decir que NO habrá una destrucción literal
de la tierra. Además, no sólo Israel permanecerá, sino también Egipto, Asiria, y muchísimas otras naciones de todo el mundo (Isaías 19:24; Miqueas 4:1-4).
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