TEMA TRATADO: EL
REINO DE DIOS
e-mail: molceses@hotmail.com
Entrevistador:
Muchas
gracias rey David por aceptarme esta entrevista exclusiva y privada desde este
remoto lugar de la tierra. Sé que tú fuiste el segundo rey que tuvo Israel,
después que Saúl, el primer rey, desobedeciera a Dios. Además, tengo entendido
que Dios hizo contigo un pacto muy especial que traería bendiciones futuras a
toda la humanidad. Por esta razón es que yo he querido hacerte una serie de
preguntas para que me expliques, en detalle, sobre ese pacto divino que recayó
en tu persona.
Rey David:
Con mucho gusto mi amigo. Yo estoy presto a responder
a todas tus inquietudes al respecto, pues creo que los creyentes tienen todo el
derecho de saber qué me prometió Dios, y cómo influye e influirá esa promesa en
ellos. Muchos han olvidado que Jesucristo descendió de mi, y yo de Abraham.
Esto quiere decir que Jesucristo es un descendiente mío y del fiel Abraham (Mateo
1:1). Adelante, pues, con tus preguntas.
Pregunta # 1:
Entrevistador:
Dime,
rey David: Sé que Saúl, tu antecesor, fue el primer rey que tuvo el pueblo de
Israel después de haber sido gobernado por los llamados “jueces de Israel”.
¿Por qué fueron reemplazados los jueces de Israel por los reyes judíos allá por
el año 1095 a.de J.C?
Rey David:
Resulta que mi pueblo vio como las demás naciones
eran gobernadas por reyes que ejercían el dominio sobre el pueblo y tenían
poder, gloria, súbditos, trono, palacio, etc; y ellos le pidieron a Dios que
les diera un rey visible a quien pudieran presentar sus quejas y pedir
solución a sus necesidades. También querían que un rey les diera confianza y
liderazgo en las guerras con los vecinos(1 Samuel 8:5). No obstante, a Dios no
le agradó la petición, pero a insistencia del pueblo, Dios accedió, pero no sin
antes advertirles sobre las inconveniencias que acarrea tener un rey sobre
ellos (1 Samuel 8:11-17).
Pregunta # 2:
Entrevistador:
Sin
duda, rey David, que la monarquía israelita no comenzó sin contratiempos. El
primer rey Saúl fue desobediente a Dios y finalmente fue desechado. ¿Cuál fue
la razón de su rechazo?
Rey David:
La razón por la cual Dios rechazó a mi antecesor Saúl
es porque él desobedeció la orden de matar y destruir a todos los amalecitas,
hombres, mujeres, niños, y ancianos, así como a todos los animales. Saúl no
mató al rey amalecita Agag, y perdonó la vida de lo mejor de las ovejas, del
ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros, y de todo lo bueno,
y no los quiso destruir (1 Samuel 15:3-11).
Pregunta # 3:
Entrevistador:
Pero
rey David, Saúl se habrá defendido justificando de algún modo su mal proceder.
¿Ocurrió eso?¿Se justificó Saúl?
Rey David:
Por cierto que Saúl se quiso justificar
hipócritamente ante Dios diciendo que el pueblo (no él) había reservado los
mejores animales para ofrecerlos en sacrificio para Jehová (1 Samuel 15:21).
Pregunta # 4:
Entrevistador:
¿Cuál
fue la respuesta que dio Dios a Saúl a través de Samuel, su siervo?
Rey David:
Samuel dijo: “¿Se complace Jehová tanto en los
holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que
la grosura de carneros (sacrificios)” (1 Samuel 15:22). De modo que Dios se
arrepintió de haber ungido a Saúl como rey de Israel ( 1 Samuel 15:35).
Pregunta # 5:
Entrevistador:
Dime,
rey David, ¿cómo fue que tú llegaste a ser el segundo rey de Israel, no siendo
tú un hijo de Saúl?
Rey David:
Quiero decirte que cuando murió Saúl, yo fui ungido
rey sobre Judá, y tuve mi centro de operaciones en la ciudad de Hebrón. Pero
Isboset, el hijo sobreviviente de Saúl, fue nombrado rey sobre la mayor parte
de Israel por Abner hijo de Ner, general del ejército de Saúl. Este hijo de
Saúl fue rey sobre Galaad, sobre Gesuri, sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre
Benjamín, y sobre todo Israel, excepto Judá, cuyo rey era yo. De modo que hubo
en Israel dos reyes simultáneamente, aunque yo era el ungido del Señor. Con el
paso de los años, Isboset fue perdiendo fuerza y poder, y yo fui creciendo
hasta que una vez asesinado Isboset por dos de sus oficiales, yo fui por
tercera vez ungido rey sobre todo Israel (2 Samuel 2:8-10; 5:3).
Pregunta # 6:
Entrevistador:
Rey
David: ¿Cuántos años reinaste en Hebrón?
Rey David:
Yo reiné en Hebrón siete años y seis meses (2 Samuel
2:11).
Pregunta # 7:
Entrevistador:
Dime,
rey David: ¿Qué edad tenías cuando empezaste a ser el rey absoluto de todo el
pueblo de Israel? Y además dime: ¿Dónde y cuánto tiempo reinaste sobre tu
pueblo?
Rey David:
Yo tenía 30 años cuando empecé a reinar, de los
cuales 7 años y 6 meses fue en Hebrón, sobre Judá, y 33 años en Jerusalén,
sobre Israel y Judá (2 Samuel 5:4,5).
Pregunta # 8:
Entrevistador:
Dime,
rey David, sabemos que Dios te hizo a ti un pacto solemne: ¿Me puedes decir
cuál fue esa promesa o pacto?
Rey David:
Dios me dijo claramente así: “Y cuando tus días sean
cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual
procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su
reino. Yo le seré a él padre, y
él me será a mi hijo...y
será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono
será estable eternamente” ( 2 Samuel 7:12-16).
Pregunta # 9:
Entrevistador:
Rey
David: ¿Qué más te dijo Dios?
Rey David:
Me dijo lo siguiente: “No faltará a David varón que
se siente en el trono de la casa de Israel” (Jeremías 33:17).
Pregunta # 10:
Entrevistador:
Dime,
rey David: ¿Acaso no cumplió esa profecía tu hijo Salomón, al edificar un
templo o casa a Dios en Jerusalén?
Rey David:
Así es. Salomón cumplió con edificar a Dios una
“casa-templo”. No obstante, esta profecía se extiende más allá de él, pues Dios
habló que su reino sería eterno, o sea, más allá de Salomón. Ahora toma nota de
la relación ‘padre-hijo’ del pacto en mención. ¿No nos hace pensar esto en
Dios y Su Hijo unigénito, el Mesías Jesús? (Hebreos 1:5-13). Es claro que Jesús
continuará mi reino, mi trono, mi casa, en la misma capital de Israel en su segunda venida, pues así lo anunció el
ángel Gabriel a María (Lucas 1:31-33).
Pregunta # 11:
Entrevistador:
Dime,
rey David: ¿Cómo sabemos que tu reino era el reino de Dios?
Rey David:
No recuerdas cuando dije que Dios escogió a mi hijo
Salomón para que se siente en el trono del reino de
Jehová Dios? (1 Crónicas 28:5). E igualmente dice 1 Crónicas 29:23 que
mi hijo Salomón se sentó en el trono de Jehová Dios como rey en
lugar de mi, su padre. Entonces mi reino y mi trono eran de Dios (=el reino de
Dios).
Pregunta # 12:
Entrevistador:
Dime,
rey David: ¿Cómo podemos saber que Dios cumplirá su promesa contigo?
Rey David:
Dios mismo lo dijo: “Si pudiereis invalidar mi pacto
con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su
tiempo, podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje
de tener hijo que reine sobre su trono...” (Jeremías 33:20,21). En otras
palabras, si Dios no cumpliera conmigo, tampoco habría día y noche.
También Dios dijo de mi: “Mas no quitaré de él mi
misericordia, ni falsearé mi verdad. No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha
salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David.
Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mi. Como
la luna será firme para siempre, y como testigo fiel en el cielo” (Salmo
89:33-37).
Pregunta # 13:
Entrevistador:
Dime,
rey David: ¿Dónde estarán los tronos de tu casa?
Rey David:
Ya lo dije en mi Salmo 122:3-5: Jerusalén...y
allá subieron las tribus de Jah...porque allá están las
sillas del juicio, los tronos de la casa de David.
Pregunta # 14:
Entrevistador:
Rey
David, el profeta Jeremías habló de ti ¿Me puedes decir qué dijo él de ti en
particular?
Rey David:
El dijo también de mi lo siguiente: “En aquellos días
y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de
justicia, y hará juicio y justicia en la
tierra” (Jeremías 33:15). Es decir, Jeremías profetizó la venida de un
descendiente mío que traerá juicio y justicia en la tierra. Obviamente se
refiere al Mesías.
Pregunta # 15:
Entrevistador:
Es
claro, rey David, que un hijo tuyo tomará tu trono, y será recto y justo.
También lo llamarán con títulos extraordinarios. ¿Qué nos puedes decir al
respecto?
Rey David:
Así es, pues también el profeta Isaías habló de mi
descendiente, cuando dijo por mandato de Dios: “...y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo
dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y
sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde
ahora y para siempre” (Isaías 9:6,7).
Pregunta # 16:
Entrevistador:
Rey
David, algunos creen que el reino tuyo estará en el cielo. ¿Es eso posible?
Rey David:
Muchas personas no creen en las palabras y pactos literales que
hizo Dios para conmigo. En principio, mi reino nunca estuvo localizado en el
cielo, como ya lo expliqué antes, sino en la tierra prometida. Por otro lado,
el profeta Jeremías anunció que “Jerusalén será llamado
trono de Jehová”(Jeremías 3:17). Y el mismo Señor Jesucristo afirmó
que “Jerusalén es la ciudad del gran rey”
(Mateo 5:33-35).
Pregunta # 17:
Entrevistador:
Rey
David, es claro que el Mesías y heredero de tu trono reinará entre los hombres.
¿Tienes alguna promesa clara en ese sentido?
Rey David:
Ya me lo dijo Dios cuando me prometió lo siguiente:
“Habrá un justo que gobierne entre los
hombres, que gobierne en el temor de Jehová” (2 Samuel 23:3). Y yo mismo dije
de mi descendiente prometido:”...y pastorearás las naciones en la tierra” (Salmos 67:4). Observa que se profetiza que
habrá un justo que gobernará entre los hombres, y no desde
el cielo. Sí, Jesús será un gobernante, y tendrá un gobierno
mundial.
Pregunta # 18:
Entrevistador:
Dime,
rey David: ¿Cómo saber que el reino de tu hijo será mundial?
Rey David:
Ya lo dije en mi Salmo 72:7,8,
11: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya
luna. Dominará de mar a mar. Y desde el río hasta los
confines de la tierra. Todos los reyes se postrarán
delante de él; todas las naciones le servirán.” Esto
también lo confirmó el profeta Daniel cuando dijo: “Miraba yo en la visión de
la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre,
que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le
fue dado dominio, gloria, y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio
es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”
(Daniel 7:13,14).
Pregunta # 19:
Entrevistador:
Rey David, algunos sostienen que el pacto que hizo
Dios contigo no se cumplirá puesto que ya no existe una monarquía en Israel.
¿Me puedes explicar cómo podrá cumplirse la promesa de un descendiente tuyo en
tu trono inexistente?
Rey David:
Ya has leído en el libro del
profeta Ezequiel, el cual profetizó que mi reino quedaría suspendido en el
tiempo hasta que viniera aquel descendiente mío que lo restauraría como era
antes. Pues bien, desde el año 586A.C se suspendió mi monarquía en Israel,
cuando mi descendiente, el impío rey sedequías, fue destituido y desterrado a
Babilonia por el rey Nabuconodosor.
Desde esa fecha hasta hoy no ha habido un rey de mi sangre en Israel,
pero lo habrá en el futuro, pues así lo anunció Dios al profeta Ezequiel
(Ezequiel 21:25-27).
Pregunta # 20:
Entrevistador:
Dime, rey David: ¿Es la esperanza de tu pueblo, la
futura restauración de tu reino en Israel?
Rey David:
Cuando Jesús el Cristo vino
como mortal hace dos milenios, sus discípulos, que eran mis paisanos y
descendientes, le preguntaron: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”
(Hechos 1:6). Como puedes ver, los discípulos de Jesús esperaban que mi reino
se restaurara en Israel.
Pregunta # 21:
Entrevistador:
Rey David,
otro grupo de “creyentes” sostiene que los discípulos estaban equivocados
pensando en un reino como el tuyo. Afirman esos creyentes que el reino de
Cristo es diferente, pues es uno localizado “en el corazón de los creyentes”, o
que es “la iglesia que fundó Jesús”.¿Cuál es tu opinión?
Rey David:
Yo creo que los discípulos no
estaban errados con su pregunta, pues Jesús había estado con ellos 40 días
hablándoles claramente del reino de Dios (Hechos 1:3). Además, en el verso 7 de
Hechos 1, el Señor no los reprende o corrige por semejante pregunta, pues era
oportuna, sino que sólo se limita a decirles que a ellos no les toca saber los
tiempos o las sazones que Dios puso en su sola potestad”.
Pregunta # 22:
Entrevistador:
Dime, rey David: ¿Estarás tú también en ese reino
milenario de Jesucristo en Jerusalén?
Rey David:
Bueno, eso ya lo dijo Jesús
cuando vino hace dos milenios: “Cuando veáis...a todos los
profetas en el reino de Dios...”
(Lucas 13:28). Nota que Jesús dijo que todos los profetas también estarán en el
reino de Dios. ¿Acaso te olvidas que yo fui también rey y profeta?.
Ya lo dijo San Pedro acerca de mi con estas palabras: “Varones hermanos, se os
puede decir libremente del patriarca David...
pero siendo profeta...” (Hechos 2:29,30). ¡Esto
significa que yo estaré en el reino de Dios!
Pregunta # 23:
Entrevistador:
Entonces rey David: ¿Creías en que algún día
resucitarías de la muerte para ver cumplida la promesa o pacto que Dios hizo
contigo y tu descendencia?
Rey David:
Ya lo dije yo en mi Salmo
17:15: “En cuanto a mi, veré el rostro de Jehová en
justicia; estaré satisfecho cuando despierte (resucite) a
tu semejanza”. Sin duda San Juan habló de esto mismo cuando escribió:
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de
ser; pero sabemos que cuando el se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él
es”( 1 Juan 3:2). ¿No se parecen mis palabras del Salmo
17:15 a las del apóstol Juan? Y Juan está hablando del retorno de Cristo,
cuando glorifique a vivos y muertos en la fe.
Por tanto, mi respuesta es que yo sí creí, y creo, en la resurrección (despertamiento) de
los justos difuntos en la parusía (venida) de Cristo.
Pregunta # 24:
Entrevistador:
Hay quienes creen, rey David, que tu subiste al cielo
cuando falleciste: ¿Es verdad eso?
Rey David:
Ya lo dijo San Pedro en su
sermón apologético en Jerusalén: “Porque David no
subió a los cielos...” (Hechos 2:34).
Pregunta # 25:
Entrevistador:
Dime, rey David: ¿Cuál será la característica
singular del reino de tu hijo, el Mesías?
Rey David:
Bueno, el Mesías o Cristo
regirá a todos los pueblos con vara de hierro, es decir, con fuerza, justicia,
y rectitud. En mi Salmo 2 y versos 9 y 11 dije proféticamente: “Los quebrantarás con vara de hierro; como
vasija de alfarero los desmenuzarás...honrad al Hijo,
para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su
ira”.
Pregunta # 26:
Entrevistador:
Dime, rey David: Si Cristo estará reinando desde
Israel a todo el mundo, es lógico que sus apóstoles y demás discípulos
participen de ese reino tuyo restaurado. ¿Qué me puedes decir al respecto?
Rey David:
Para contestar esa pregunta
debo remontarme al Nuevo Testamento, pues allí encontramos más detalles sobre
mi reino. Ya lo dijo Pablo al joven Timoteo: “Si sufrimos, también reinaremos con él” (2 Timoteo 2:12). Y a sus apóstoles Jesús les
dijo: “De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se
siente en el trono de su gloria, vosotros
que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce
tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mateo 19:28).
Y como ya dije en mi salmo 122:3-5, los tronos de mi reino estarán en
Jerusalén. ¡Lee el texto nuevamente!
Pregunta # 27:
Entrevistador:
Tú, al
mencionar las palabras del Señor Jesús, dices que cuando Cristo se
siente en su trono de gloria, los apóstoles y creyentes en general se sentarán
en sus tronos de gloria. Pero: ¿Cuándo se sentará Cristo en su trono de gloria?
Algunos dicen que ahora Cristo ya está sentado en su trono de gloria en el
cielo. ¿Qué dices tú?
Rey David:
Yo quiero hacerte recordar lo
que Jesús, mi hijo, dijo al respecto en Mateo 25:31,34. Sus palabras son como
siguen: “Cuando el Hijo del Hombre venga en
su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se
sentará en su trono de gloria. Entonces dirá el rey a los de su
derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. La respuesta es, pues,
simple. Cristo aún no reina en mi reino con sus seguidores, pero lo hará cuando
regrese a este mundo nuevamente. De modo que los que dicen que Jesucristo ya
está reinando en mi reino, están afirmando necesariamente que él ya regresó
visiblemente a la tierra. ¿puede alguien creer esto último?
Pregunta # 28:
Entrevistador:
Dime, rey David: ¿Qué tiempo durará el reino de
Cristo?
Rey David:
Ya lo dijo muy claramente el
apóstol Juan en el libro de Apocalipsis 20:4: “...y vivieron y reinaron con
Cristo mil años”. Es decir, el reino de mi
descendiente Jesús no será derrocado o destruido por nadie, y es por esto que
durará diez siglos. Diez siglos de prosperidad, paz, justicia, amor,
fraternidad y concordia. Ah, y para reinar con Cristo mil años, uno tiene que
haber recibido la inmortalidad.
Pregunta # 29:
Entrevistador:
Rey David, ¿Qué fue lo que dijeron la multitud cuando
Jesús entraba en Jerusalén en un asno joven?
Rey David:
Básicamente dijeron:
“¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!¡Bendito
el reino de nuestro padre David que viene!¡Hosanna en las alturas!” (Marcos
11:9,10). Como puedes ver, mis paisanos esperaban que mi reino viniera a
Israel, y lo veían cerca cuando Jesús, mi heredero, entraba en Jerusalén.
Pregunta # 30:
Entrevistador:
Dime David: ¿Estuvieron tus seguidores equivocados
con esa expectativa de un reino inminente?
Rey David:
No estaban errados, aunque se
equivocaron en lo que respecta al tiempo de su restauración. Por eso Jesús
habló la parábola de la Diez Minas, para explicarles que primero él tenía que
ir al cielo para recibir ese poder y dominio del Padre(Lucas 19:11).
Pregunta #
31:
Entrevistador:
Dime, rey David, parece que los discípulos de Jesús
aún pensaban en que el reino se establecería en su tiempo, lo cual era una idea
errada. ¿Es posible saber cuándo vendrá el reino?
Rey David:
La respuesta ya la dio mi
propio heredero Jesucristo, cuando dijo muy claramente: “Pero de aquel día y de
la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino
el Padre” (Marcos 13:32, Hechos 1:3,6,7).
Entrevistador:
Bueno, rey David, muchísimas gracias por haberme
brindado tu precioso tiempo para desarrollar esta importante entrevista desde
este bello lugar. Espero el día en que nos volvamos a ver cara a cara en
presencia de tu descendiente y heredero de tu trono, el Mesías Jesús.
Rey David:
Yo quiero exhortar a todos y
cada uno de los creyentes a que perseveren en la fe, y que no dejen de aguardar
la bendita esperanza de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, evento
éste que significará bendición y felicidad para todas las familias de la tierra
(Tito 2:13). ¡Nos vemos en mi reino restaurado en la persona de mi hijo, el
Mesías de Dios.
FIN DE LA ENTREVISTA