EL REINO DE DIOS---¿QUÉ ES?
Un estudio concienzudo acerca de la
predicación de Jesucristo y sus apóstoles
referente a un nuevo orden mundial que Dios inaugurará en la nueva tierra.
En el libro del evangelista Marcos (1:1,14,15), y en el de Mateo
(4:17) leemos que Jesús comenzó su ministerio en Galilea, predicando “El
Evangelio del Reino”, y diciendo: “el tiempo se ha cumplido, y el
reino de Dios se ha acercado: arrepentios y creed en el evangelio.”
Este evangelio del reino era el CENTRO de su mensaje y la razón de su venida. En Lucas 4:43 Jesús
revela que le era necesario anunciar a otras ciudades el evangelio del reino
de Dios, porque para esto fue enviado. Los cuatro evangelistas incluyen en
sus escritos o evangelios, más de 60 ocasiones diferentes en las que Jesús se
refirió al reino de Dios. Incluso en los Hechos de los Apóstoles, la
frase “el Reino de Dios” aparece 6 veces. El apóstol Pablo se refiere 9
veces al reino de Dios. Por tanto, el reino de Dios merece una especial
consideración y estudio bíblico profundo, pues es profusamente mentado en toda
la Biblia, y en particular, en el Nuevo Testamento.
“El
Reino de los Cielos”
La lengua nativa de los judíos, en los tiempos de Cristo, era el arameo,
un dialecto semítico muy cercano al Hebreo. Jesús habló este dialecto en toda
su predicación y enseñanza doctrinal. Sus dichos, tal como están registrados en
los evangelios, fueron vertidos del vernáculo al griego, que era el idioma
literario de la época. El respeto que tenían los judíos hacia el nombre de Dios
hacía que evitaran pronunciarlo. Temían incurrir en alguna frase que pudiera
considerarse uso vano del nombre de Dios, y en consecuencia recurrían a
substitutos: “Los cielos” era uno de los más empleados. Y es casi
seguro que el mismo Señor lo haya usado también para evitar herir las
susceptibilidades de sus paisanos. De este modo el evangelista se adapta a la
peculiaridad de su público, y así hacer accesible el mensaje entre su propio
pueblo.
El
Significado de “Basileia”
La expresión “el Reino de Dios” no aparece
en el Antiguo Testamento aunque sí “El Reino de Jehová”, que es
lo mismo, pues Jehová es Dios (ver 1 Crónicas 28:5). Y el salmista David habla
de Jehová como un rey que tiene un trono y un reino
(103:19). También en el Antiguo Testamento el significado del reino de Jehová
se puede entender de dos maneras: Que Dios ya es un rey, y que reina sobre toda
la tierra habitada y sus naciones que de alguna manera hacen su voluntad.
Segundo: como un gobierno de Dios futuro en donde el mal será
totalmente erradicado junto con los enemigos de Dios. Los profetas vislumbraron
esa era maravillosa cuando Dios ejecute juicio en la tierra y por fin
establezca la paz y la justicia eternas. El mundo, finalmente, será hermoso
como en el paraíso edénico, antes de la caída de los primeros padres humanos.
Para ese entonces, Israel vivirá en paz con sus vecinos, y las guerras y
miserias en la tierra quedarán en el olvido. Jerusalén será el centro del
reinado del Mesías, el representante legal de Dios, que educará a las naciones
en el conocimiento de Jehová (Isaías 9:6,7; 11:1-12; 24.23; 65:17-25; Miqueas
4:1-5).
Los Judíos de la época de Jesús esperaban la venida
del reino de Jehová (Dios). Muchos de los escritores apocalípticos esperaban
que Dios estableciera su reino de manera espectacular con demostraciones de
poder, trayendo la salvación a su pueblo y el castigo de sus enemigos. Los
llamados CELOTES pensaban que el reino vendría más rápidamente si
ellos lo precipitaban por acciones políticas violentas. Los FARISEOS,
en cambio, creían que el reino vendría cuando el pueblo elegido de Dios
obedeciera la ley de Dios fielmente. Todas estas expectativas prepararon la
escena para la aparición de Juan el Bautista en el desierto proclamando que el
Señor había llegado, y que “el reino de los cielos se había acercado”
(Mateo 3:1-6).
La
Historia de la Interpretación
La Iglesia Cristiana, a lo largo de su historia, ha
interpretado el Reino de Dios de dos maneras: Una es la que tiene un carácter
escatológico o futurista, y el otro que recalca su naturaleza
presente o consumada. Por cierto que en la Iglesia primitiva el
concepto futurista fue el que predominó. Los llamados “Padres
Apostólicos” contemplaron el reino como un asunto FUTURO de
dicha que se consumaría con la segunda venida de Cristo al mundo. Además,
algunos de esos “padres” sostuvieron, incluso, que sería un dominio terrestre,
aunque otros no se atrevieron a mencionar lugares concretos. El único que no
aceptó la interpretación escatológica fue Orígenes. Él creyó que
el reino tenía un significado espiritual o simbólico y no literal.
Agustín de Hipona escribió en su obra ‘De Civitate Dei’
(La Ciudad de Dios) que la Civitate terrena (La Ciudad del Mundo), la
cual se compone de todas las fuerzas y personas malas, encuentra su expresión
histórica en la iglesia. En realidad, al identificar Agustín el reino con la
iglesia militante, lo que estaba diciendo es que el reino milenario de Dios
había sido inaugurado con la primera venida de Cristo,
hace dos milenios.
Los reformadores hicieron suyo el énfasis
espiritual del reino de Agustín llevándolo al “corazón” del
creyente. No obstante, los reformadores esperaban igualmente la manifestación visible
de dicho reino con la segunda venida de Cristo al mundo.
En el llamado periodo moderno de la historia
de la Iglesia, se han producido una serie variada de ideas que desarrollan las
diversas líneas anteriormente mencionadas. Johannes Weiss y Albert
Schweitzer hicieron frente a un fuerte liberalismo que intentó eliminar
el elemento escatológico del reino predicado por Jesús, y el cual era su mero
núcleo vital. Según Weiss y Schweitzer, el reino, para Jesús, era una realidad
totalmente FUTURA, apocalíptica, que aparecería al final de la
historia humana, mediante la acción poderosa y sobrenatural de Dios. Afirmaron
que la idea de una presencia actual del reino era un invento de los autores de
los evangelios y que no debía considerarse como auténtica enseñanza de Jesús.
Su interpretación del reino es conocida como “escatología consistente” o
“coherente”.
Para Harnack, el reino de Dios era el
gobierno divino en “el corazón de los santos”. Para él, el
reino es el poder que obra en el interior de la vida humana. Dobschütz,
Muirhead, Wellhausen, y Sharman han insistido, del mismo modo, en
sostener que la dimensión escatológica NO era esencial en la
enseñanza de Jesús, o que francamente se trata de un agregado que sus primeros
discípulos o la iglesia primitiva creyeron necesario hacer al mensaje. F.C.Grant
también rechazó el factor futurista del reino, afirmando que éste debía
entenderse solamente en términos de una “redención social”.
A.B. Bruce y James Orr no toman en cuenta el factor
futurista del reino, considerándolo más bien sólo simbólico, o “en el
corazón de los hombres”, el cual produciría una transformación
social radical a medida que aumentara el número de creyentes. Cuando
todas las áreas de la vida y el pensamiento hayan sido penetradas y regeneradas
mediante el poder del reino, entonces “éste habrá llegado”.
Rudolf Otto, en su libro ‘El Reino de Dios y el Hijo del
Hombre’, ve el reino como una esperanza futura, pero que de alguna manera
ya se ha presentado en la persona y ministerio de Jesús. W.G. Kümmel,
igualmente opina que el reino de Dios es presente y también futuro. Emil
Brunner sostiene que el fin último de la historia ya comenzó con la
iglesia, pero que todavía tenemos que esperar su cumplimiento final en el
futuro. R. N. Flew habla del reino como presente y futuro, así: “El
reino ha venido en la persona de Jesús, sus bendiciones pueden gozarse ahora
mediante a fe. Pero no ha venido del todo. La consumación final aún se tarda.”
(Jesús y Su Iglesia, pág.32).
Ahora bien, la interpretación contemporánea más
discutida es aquella del eminente teólogo inglés C.H.Dodd, y que
se conoce como “escatología realizada”. Él la desarrolló en su
libro “Las Parábolas del Reino”. El estudio hecho por Dodd de las
parábolas de Jesús, y otros dichos colaterales, lo llevó a creer que, para
nuestro Señor, el reino ya había venido. El futuro formaba parte, ahora, de la
experiencia actual de los hombres. El absoluto ha penetrado la arena histórica.
El supuesto Cristo Eterno ha entrado en el tiempo. Él mismo sería el
cumplimiento de la esperanza escatológica. Su venida es la venida del reino de
Dios. Su reino vino con él y, por tanto, no hay que esperarlo para mañana. El
futuro se está realizando en la vida de Cristo y en la vida de su iglesia. Pero
para ser justos, Dodd no presta mucha atención a los dichos de Jesús en cuanto
a la venida aún futura del reino, y sólo se limita a darles a éstos un sentido
meramente simbólico.
El
Reino: Presente y Futuro
El aspecto del reino presente se encuentra en los
textos de Marcos 4:3 ss. En donde el reino presente se compara con una
semilla que se siembra en los corazones de los hombres en esta vida. En
Marcos 12:34 Jesús le dice a un escriba: “no estás lejos del reino de
Dios”. En Mateo 12:28 Jesús dice que: “El reino
ciertamente ha llegado a vosotros” por el hecho de expulsar a los
demonios de un ciego y sordo. En Mateo 13:44-46 Jesús habla del reino como
un tesoro escondido en la tierra, que los hombres pueden descubrir ahora.
En Lucas 17:20-21 Jesús declara que “el reino está entre vosotros”. Es decir, su presencia en la tierra es la
presencia del reino de Dios.
Si bien es verdad que algunas declaraciones de
Jesús muestran un reino presente en su ministerio, también es
cierto que hay una dimensión futurista del mismo en otras de sus
declaraciones. En primer término, 6 de las Bienaventuranzas sólo podrán
cumplirse en el FUTURO (Mateo 5:4-9). En Mateo 25:31,34 Jesús
habla de un reino que sólo se podrá heredar cuando él vuelva por segunda vez.
En Mateo 26:29, durante la última cena, Jesús les dice a sus discípulos que
anticipa el día cuando beberá con sus discípulos del fruto de la vid, en el
reino de su Padre.
Aunque el apóstol Pablo no suele usar muy a menudo
la palabra reino, las veces que lo hace lo hace dando a entender su carácter
presente como futuro. En Romanos 4:17 el apóstol Pablo parece indicar que el
reino puede ser vivido ahora entre los creyentes. En Colosenses 1:13 él
igualmente parece indicar que de alguna manera el creyente está “ahora”
trasladado al reino de Cristo. Pero Pablo no pasa por alto el aspecto futuro
del reino, porque en 1 Corintios 6:9, 15:50; Gálatas 5:21; y 2 Timoteo 4:1,18;
lo que tiene en mente es un reino en la tierra eminentemente FUTURISTA,
que exige nuestra previa conversión y transformación física por la
resurrección venidera. Estos textos tienen estrecha relación con la PARUSÍA
o segunda venida de Cristo. En Hechos 14:22, Pablo recalca el hecho de que para
entrar reino se requiere pasar por muchas tribulaciones.
El
Reino y La Iglesia de Jesucristo
Agustín de Hipona creía que el reino de Dios era la
iglesia militante. La tardanza de un reino literal hizo que ese ideal se viera
reflejado en una sociedad, que llegó a conocerse con el nombre de
“iglesia”. E. F. Scott , en su obra “El Reino de Dios
en el nuevo Testamento”, página 170 dice: “Jesús había proclamado el
reino, pero en su lugar se levantó la iglesia”. Lo que Jesús realmente
hacía era buscar un nuevo pueblo a quien se le daría el reino.
El Reino de Dios y la iglesia son inseparables,
pues a ésta Dios le ha prometido darle su reino (Lucas 12:32). La
iglesia es la que recibirá el reino de Dios. Es el pueblo
escogido que restaurará el reino davídico en la tierra. El reino
está conformado por hombres santos (Judíos y Gentiles) convertidos por el
evangelio de Cristo. A estos santos, de todas las épocas, podemos llamarlos
como: “La Iglesia de Dios”, “El Cuerpo de Cristo”, “La Novia”, “Los Elegidos”,
etc. La iglesia es la heredera del reino (Mateo 25:31,34). Jesús
afirmó que el reino es algo que se puede VER y ENTRAR (Juan
3:3,5), y Pablo también dijo que “carne y sangre” (los mortales)
no lo pueden heredar (1 Corintios 15:50). En cambio, uno puede ser parte de la
iglesia siendo mortal. Esta es la gran diferencia sustancial entre el reino y
la iglesia. Por otro lado, uno puede ser parte de la iglesia inmediatamente
después del bautismo (Hechos 2:38,41); en cambio, para heredar el reino
uno tiene que haber sufrido por Cristo y también haber crecido en la fe y
el conocimiento del Señor. Y lo más importante aún es haber recibido la
transformación física cuando Cristo regrese nuevamente a este
mundo (ver 2 Pedro 1:8-11; Hechos 14:22; 1 Corintios 15:45-50). Aunque en la
iglesia se admiten “niños espirituales” ( 1 Corintios 3:1-2) que
deben crecer a la estatura de Cristo, en el reino sólo ingresan los “maduros
espirituales”, aquellos que han llegado a la “perfección
espiritual” (Efesios 4:12,13,15) (2 Pedro 1:3-11). Por otro lado,
parece evidente que nuestro Señor consideraba que alguna forma de asociación y
organización de carácter comunitario era esencial para a mejor promoción del
reino. A lo largo de la historia de la Iglesia Cristiana, los teólogos de la
iglesia han insistido en la íntima relación entre la iglesia y el reino. Pero
hay, evidentemente, diferencias entre ellos con respecto a la naturaleza
y a los alcances de esta relación. Pero en la medida que la
iglesia está verdaderamente sometida al gobierno divino, puede decirse que es
el reino de Dios. Pero el orden divino nunca logra realizarse del todo en este
orden humano finito; por eso la Iglesia Cristiana espera la consumación
final, cuando Dios perfeccione esa fraternidad humana
centrada en Cristo. Entonces se podrá decir con plena seguridad que el reino de
Dios habrá venido plenamente.
El
Reino Futuro y Su Naturaleza Real
La Biblia nos habla del reino venidero, pero: ¿Cómo
es su naturaleza? No se nos dice si habrá de presentarse como un reino
terrenal, que será seguido por un reino celestial, o si hemos de esperar una
acción decisiva y final, mediante el cual “cielo y tierra” serán cambiados
según los propósitos de Dios. No obstante, sería necio negar que la Biblia sí
presenta una naturaleza política y terrena del
reino de Dios. El Antiguo Testamento está repleto de profecías que hablan de un
reino que se establecerá en esta misma tierra. En la literatura judía, el reino
se presenta de 3 formas posibles: 1). El reino producirá una transformación
de los cielos y la tierra. 2). El reino será eterno en la tierra. 3). El
reino es un orden temporal y terreno, que será seguido por un reino celestial y
eterno.
En el Nuevo Testamento existen pasajes clarísimos
que hablan de un reino terrenal. Jesús, por ejemplo, dijo: “Bienaventurados
los mansos, porque ellos heredarán a tierra” (Mateo 5:5, con referencia
al Salmo 37:11). En otra ocasión les enseñó a sus discípulos a que oraran por la
venida del reino a la tierra (Mateo 6:10). Ahora bien, de la Biblia entera se desprende que el reino tiene
estos aspectos básicos y muy claros:
1.- Dado que el reino futuro tiene relación con la
segunda venida de Cristo, su implantación estará acompañado por eventos visibles,
sobrenaturales, y catastróficos (1 Tesalonicenses 4:15-17; Marcos
13:24-27).
2.- El actual orden de cosas será juzgado
(2 Tesalonicenses 1:5-12; 2 pedro 3:4-10; Apocalipsis 19:11-16).
3.- Todos los que se oponen serán sometidos a
Dios (Filipenses 2:9-10; 1 Corintios 15:20-23).
4.- Se cristalizarán todas las promesas
hechas a los fieles de todos las épocas (Apocalipsis 21:3,4), las cuales
incluyen:
a-
El reino se
establecerá en Jerusalén.
b-
El Mesías
tendrá su trono con sus apóstoles en Jerusalén
c-
El reino será
mundial y todos pueblos se someterán a Cristo y a su autoridad: Un solo
gobierno.
d-
Habrá paz,
justicia, y desarme mundiales.
e-
Los rebeldes
e impíos serán destruidos.
f-
Los elegidos
recibirán el reino en la segunda venida de Cristo, cuando obtengan su
inmortalidad.
g-
El reino
durará mil años.
h-
No existirán
pobres ni desamparados.
i-
El diablo
será atado junto con sus demonios para que no engañen a los pueblos.
j-
Habrá sólo
una religión y un solo gobernante mundial con la autoridad de Dios.
k-
La vida será
más larga y saludable.
l-
No habrá
explotadores ni explotados.
m-
No habrá
revueltas, ni protestas, ni descontentos populares.
n-
Los que no
quieran servir al Rey Cristo no les irá nada bien, y por tanto, optarán por él
de buena gana. Preferirán las bendiciones que las maldiciones de Dios Padre.
Por tanto, sostener que el reino es sólo presente o
futuro, es ignorar las mismísimas palabras de Jesucristo. Los eruditos, en su
mayoría hoy, creen en un cumplimiento futuro del reino. No
obstante, los amilenialistas (los que no creen en un reino
personal y futuro de Cristo en la tierra por mil años), sean católicos o
protestantes, sólo ven un reino presente en la iglesia militante.
Jean Hearing, en su estudio escatológico sobre “El Reino de
Dios y su Venida”, escribe: “Jesús enseñaba que un germen invisible
del reino de Dios existía desde el comienzo de su predicación; pero tal es su
noción del reino, que ella exige una realización completa visible en el futuro
mediante una transformación del orden cósmico.”
El teólogo católico Karl Adam reconoce que: “Restringir
lo fundamental de su mensaje a esta predicación moral, sería desconocer el
contenido religioso, más precisamente, el carácter sobrenatural y escatológico
del nuevo reino” (...) su venida está todavía en el futuro, y es preciso
decir: Que tu reino venga.”
El
Reino de Dios e Israel
El reino de Dios es un mensaje que todavía debe ser
anunciado al mundo habitado. Jesús dijo que antes que el fin venga, el reino de
Dios se habrá anunciado como testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14).
Este es un mensaje vivo y actual que el mundo debe oír. Cuando Cristo murió y
resucitó al tercer día, todavía permaneció 40 días más entre sus
discípulos, predicándoles más sobre la restauración del reino Israel (Hechos 1:3,6). Tómese
nota de la pregunta de los apóstoles en el verso 6. Es obvio que esta pregunta
apostólica se hizo como corolario a toda la enseñanza de Jesús. Aquí se deja
notar que aún hay un reino judío por establecerse en la tierra.
Es un reino eminentemente futuro, para la segunda venida
de Cristo. Ahora bien, algunos teólogos amileanilistas sostienen que los
discípulos no sabían lo que preguntaban, de que estaban errados y confundidos,
y que no habían captado el mensaje de su Maestro correctamente. Pero me
pregunto: ¿Fueron todos los discípulos de Jesús torpes para no entender el
claro mensaje que Cristo les estaba inculcando? O, ¿Fue Jesús un mal maestro
que no se sabía explicar? Pero lo cierto y curioso es que todos los discípulos
le preguntaron lo mismo: “¿restaurarás el reino a Israel en este
tiempo?”. Por otro lado, Jesús no los corrige o reprende
por semejante pregunta “inoportuna”. Él sólo les dice: “No os toca a
vosotros saber os tiempos olas sazones que el Padre puso en su sola potestad.”
En buena cuenta, la pregunta era válida y oportuna, pero la
respuesta a dicha pregunta sólo el Padre la podía contestar. Está claro que
aquí hay un reino que tiene que ver con Israel. Pero los amilenialistas
dicen que éste es espiritual, es decir: el cuerpo místico de Cristo, su
iglesia. Pero me pregunto nuevamente: ¿Tiene sentido que se le restaure a la
iglesia, el reino? ¿Acaso alguna vez la Iglesia de Cristo perdió su reino? La
iglesia pura y sin mácula NUNCA ha reinado en este mundo--- ¡sólo
la Iglesia falsa y apóstata!.
Aunque en cierto modo el reino vino con Cristo y
sus exorcismos y curaciones milagrosas, lo cierto es que el reino se
establecerá plenamente sólo cuando Cristo ate a Satanás y a sus demonios
y los lance al abismo (Apocalipsis 20:1-4). Es por eso que es difícil
pensar que el reino ya se estableció plenamente hace dos mil años, pues ello
implicaría que Satanás ya estuvo encadenado en el abismo sin poder engañar a
nadie (Apocalipsis 20:3). Pero: ¿Podría alguno pensar que este mundo es un
mundo ideal reinado sólo y únicamente por el buen Cristo y su iglesia? Pero la
verdad es que la drogadicción, las pestes, los hogares destruidos, los
crímenes, las miserias, y mil males más, son señales de que aún Satanás reina
libremente y tiene su maléfico accionar entre los hombres. O ¿Es que Jesús es
un mal gobernante? ¡De ningún modo! Cuando Cristo reine, ¡el mundo gozará de
justicia, paz, y amor verdaderos! (Isaías 9:6,7). Finalmente, si el reino se
estableció en el 33 D.C como dicen los amilenialistas, ¿por qué Juan
dice en el año 90 D.C, que “todo el mundo yace bajo el poder el maligno”
(no “bajo el poder de Cristo”)? (1 Juan 5:19) ¿no debió estar atado el Diablo y
sus demonios para ese entonces? Recuérdese que el reino se establece después de
la atadura del Diablo (Apocalipsis 20:1-3). Es evidente que el Diablo no fue
atado en el año 33 D.C ni en el 90 D.C, ni tampoco en este siglo XXI. Hay un
reino que se establecerá aún en el futuro, y que conlleva la neutralización
total del Diablo y sus demonios por un milenio, y el florecimiento de la paz y
la justicia por todo el mundo habitado. Estos son algunos puntos que no se
pueden pasar por alto obviamente. Desgraciadamente los llamados “Testigos de
Jehová” si han pasado por alto estos aspectos señalados anteriormente.
Algunos
Testimonios Interesantes
El carácter
futurista el reino fue expresado por Padres y Apologistas de la
fe. Ireneo (185 D.C, Obispo de Lyon), escribió: “...en su segunda
venida les dará a los suyos un lugar en su reino.” (Contra las
herejías). Clemente Romano (96 D.C, Segundo obispo de Roma) escribió en
su segunda epístola, lo siguiente: “Si entonces hacemos lo que es justo a
la vista de Dios, entraremos al reino, y recibiremos las promesas...esperemos
cada día y cada hora el reino de Dios en amor y rectitud”. Ignacio
(Obispo de Antioquia, siglo II) creyó que el viejo reino del mal sería
destruido en la segunda venida de Cristo (Ign. Eph. 16:1). Hermas, un
profeta de Roma (siglo II), tenía una clara visión futurista del reino y
enfatizó en la conducta moral para entrar en él. (Herm. Sim. 9:16.2-4). Papías de Hierápolis (Siglo II) creyó que la esperanza para un
reino milenario en la tierra era real. También Cerinto dice que después
de la resurrección la casa real de Cristo estará en la tierra (Gayo de Roma, de
la Historia de la Iglesia de Eusebio 3.28.2).
Por otro lado, es interesantísimo el testimonio del
Apologista Justino Mártir (Siglo II). Él hace uso de la palabra reino
frecuentemente en su Diálogo con el Judío Trypo, y en donde se
registran los debates más frecuentes entre cristianos y judíos. Justino le
asegura al judío Trypo que Cristo volverá al mundo para recompensar a sus
seguidores, dándoles entrada en su reino milenario que se establecerá en
Jerusalén (Diálogo 80). Además Justino le dijo a Trypo, que aquellos que enseñan
sobre la supuesta partida al cielo de las supuestas “almas inmortales”,
NO SON CRISTIANOS. Finalmente el movimiento Montanista
tenía como una de sus características, la expectación de la inminente aparición
del reino
Resumen
El Reino de Dios fue y es aún interpretado como un
asunto presente y futuro. Desde el siglo II el reino tiene un carácter escatológico.
Los autores cristianos del segundo Siglo son uniformemente FUTURISTAS.
Y para algunos de ellos, dicho reino sería, además, TERRESTRE Y MILENIAL.
Tal es el caso de Cerinto, Papías, Justino Mártir, Ireneo, y otros.
Es con Orígenes (185-254) que viene el
cambio del uso común de la palabra reino por otro “espiritual” y “en
el corazón de los hombres”. En cierto modo Orígenes fue influenciado
por el pensamiento Gnóstico de la época que sostenía un reino en
el alma. Se puede decir que él sentó las bases del pensamiento Agustiniano
y de otros filósofos cristianos protestantes de los siglos venideros. Orígenes
se alejó del pensamiento cristiano post apostólico del siglo II.
Para Mayor Infomación Escribir a:
Ing° Mario A Olcese
e-mail:
olcesemario@latinmail.com
ó molceses@hotmail.com
Otros Estudios Gratuitos Disponibles:
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Las Buenas Noticias de Jesucristo.
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Venga Tu
reino, Hágase Tu Voluntad...Así También en la Tierra.
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Tragedia: El
Verdadero Evangelio Ha Sido Olvidado.